(Artículo publicado el 30 de Noviembre)
Kutxabank es noticia esta semana como consecuencia, sobre todo, del relevo en su Presidencia.
Mario Fernandez, ya expresidente, ha liderado y superado con éxito cuatro fases críticas en el complejo y aún inacabado proceso de transformación de las Cajas de Ahorros: 1) La fusión de las entidades territoriales, aspiración y demanda generalizada que data de más de 25 años tras las primeras integraciones territorio por territorio acompañadas de la dotación de algunos espacios colaborativos que han venido funcionando en diferentes actividades; 2) La creación del propio Kutxabank tras la imposición de los organismos regulatorios exigiendo la transformación de las cajas socias y pre existentes bajo esta figura del «Banco de Cajas»; 3) La progresiva reconversión de las antiguas Cajas en Fundaciones Bancarias, propietarias -a la vez- del Banco (Kutxabank) y 4) La superación, con nota de excelencia, de las últimas pruebas de Stress impuestas por el ya nuevo regulador centralizado, europeo, situando a Kutxabank a la cabeza de la solvencia de la banca del Estado español.
Así, superada esta intensa, compleja y satisfactoria trayectoria, deja su puesto además de un legado conceptual que, sin duda, habrá de marcar las decisiones futuras de la nueva presidencia y su desafío: El «nuevo Sistema de Cajas/Banco Vasco» ha de cumplir con cuatro objetivos convergentes: 1) Mantenimiento y potenciación de la «nueva» obra social; 2) Facilitar el desarrollo endógeno; 3) Garantizar su «arraigo» (pertenencia, centros de decisión, valores, compromiso, propiedad…) y 4) Viabilidad sostenible. Objetivos, al parecer, compartidos por la inmensa mayoría de los agentes implicados en la estratégica operación pendiente. Sin duda, una atractiva (a la vez que compleja) hoja de ruta para los nuevos rectores de Kutxabank y las Fundaciones Bancarias que lo han constituido. Para liderar el proceso, el sistema se ha dotado de un profesional competente y conocedor del escenario al que se enfrenta.
Ahora bien, ¿es posible cuadrar los cuatro objetivos convergentes?, ¿es posible compatibilizar los necesarios beneficios bancarios, las exigencias regulatorias y las limitaciones obligadas que implican con la necesaria y deseada prosperidad social, económica y de País que se requiere?
La enorme relevancia del «espacio Kutxa« no puede contemplarse al margen del «espacio financiero vasco», si bien ha de ser un protagonista de excepción. Sin duda, el sistema financiero vasco, no solamente se ve tensionado y condicionado por un ambiente crítico y negativo desde una sociedad que padece una larga y profunda crisis y que identifica y señala, entre otros, al sistema financiero y bancario, entre los «causantes y culpables». Adicionalmente, el mundo de las Cajas de Ahorro cuenta con un mal añadido ya que ha sido estigmatizado no ya por lo múltiples casos y evidencias de mala gestión, abusos de poder y «connivencia amiga« en una deslegitimada interacción entre estos y el poder político e institucional, sino por el propio gobierno español ,empeñado en acelerar una reforma bajo mandato europeo sin molestarse en poner en valor la necesaria participación en el desigual desarrollo regional, apoyado en gran medida por este vital instrumento financiero y de soporte de la obra social. Sin embargo, el desamparo y la pésima gestión además de actuaciones alegales e inmorales en muchas de estas Cajas ya hoy desaparecidas o transformadas en bancos beneficiados por el rescate al que se vio sometida la economía española y que no pueden aplicarse al «espacio Kutxabank» han obligado a seguir, como casi siempre, «el café para todos», homogeneizador de la España financiera. A contra corriente, como en otras muchas áreas, los resultados observables y la ausencia de los conflictos antes comentados, han demostrado la validez de la interacción público-privada con un protagonismo responsable de las Instituciones Fundadoras, los profesionales que las han dirigido, los objetivos propuestos y el control de los mismos. Pero el daño general está hecho y el acelerado posicionamiento del gobierno español «llevándose por delante el 50% del pasivo y mercado bancario» ha terminado obligando, también a Kutxa, a transformarse y buscar la mejor opción posible. Este proceso, inacabado, obligará a nuevas transformaciones, hoy aún inciertas. Ahora bien, Euskadi necesita fortalecer un sistema financiero, además, más allá de este importante «espacio Kutxa». Nuestra economía real (familias, empresas, gobiernos) necesita financiación accesible y adecuada a las características de su demanda específica. Es momento, de trascender de las estructuras e instrumentos existentes para volcarse en su ¿para qué? y reorientarlos hacia la estrategia País requerida. Afortunadamente, Euskadi dispone de las capacidades más que necesarias en este mundo financiero para afrontar un compromiso de tal envergadura. Un compromiso que posibilite la colaboración de todos los agentes implicables (instituciones y empresas), movilizando los recursos hacia los objetivos concretos, desde una reflexión activa en torno a nuevas palancas de financiación, instrumentos de financiación alternativa, nuevos vehículos al servicio de los modelos de negocio concretos, revitalizar una arquitectura fiscal propia incentivadora del ahorro, el emprendimiento, la inversión y de la sucesión en la empresa familiar, así como la «nueva» financiación estratégica pública que acelere la recuperación, la creación de empleo y la competitividad del País.
Todo este proceso, necesario y urgente se afronta en un momento delicado en el que la propia Obra Social, ha de redefinir su adecuada actualización temporal y alineación con las políticas de protección y seguridad asistencial y social que las propias Instituciones dirijan, con la imprescindible estrategia de «inclusividad» que el desarrollo económico no desigual exige, hacia el empleo como máximo reclamo y el desarrollo endógeno que exige acciones y ofertas concretas y diferenciadas.
Ante este reto, un «soplo de aire fresco» que bien podría alumbrar el nuevo camino a recorrer, lo podemos encontrar en un renovado movimiento de la «Shared Value Initiative» que irrumpe en la sociedad en forma del pensamiento creativo para la co-creación de Valor Empresa-Sociedad y que resumen, en el mundo de la banca, una serie de propuestas recogidas en un reciente documento: «How Banks can obtain profit rethinking their purpose» (¿Cómo pueden tener beneficios los bancos, repesando su propósito o razón de ser?).
En dicho documento, se pretende explorar la manera da afrontar un negocio bancario lícito y rentable, satisfaciendo las necesidades y demandas sociales. Refuerza la importancia, esencial, de la economía financiera en el desarrollo económico y social, pretendiendo recordar que no basta con culpabilizar a la banca o a los gobiernos de la crisis, sino que se ha de identificar, reconocer y reorientar su papel al servicio de la sociedad de bienestar y el desarrollo inclusivo. Vivienda, ahorro, garantía de nuestros ingresos, bienestar, sanidad, infraestructuras, rentabilidad y sostenibilidad de nuestras pensiones… necesitan de la solvencia, viabilidad y alineación estratégica del mundo financiero con nuestra demandada economía real.
Así Kutxabank y su perímetro de Fundaciones Bancarias tiene una oportunidad (y necesidad) de repensar su propósito y posicionamiento ante el gran desafío marcado en la hoja de ruta emprendida. Es una gran oportunidad para repensar su modelo de negocio, su reposicionamiento con/en los diferentes agentes y piezas del ecosistema (cluster) financiero del País y de impulsar y liderar el proceso de potenciación del sistema. Un desafío alineado a los cuatro objetivos convergentes marcados.
Todo un desafío. Un camino posible.