Lee Kuan Yew: Cuando los liderazgos marcan el camino

En Mayo de 2010, con ocasión de la presentación pública del Primer Premio Lee Kuan Yew de Ciudades concedido a Bilbao, tuve la oportunidad de conocer, personalmente, a Lee Kuan Yew en una breve visita protocolaria. Me obsequió con una edición de sus Memorias, de obligada lectura para comprender la historia de Singapur.

Desde mis primeros contactos y visita a Singapur en los años 80, interesado en el Economic Development Board y su dirección por Philip Yeo, con quien tuve la oportunidad de compartir el reducido grupo de «practitioners» que iniciamos el diseño de estrategias públicas de clusterización de la mano de Michael Porter colaborando en la elaboración del primer Curso Audiovisual sobre la «Ventaja Competitiva de las Naciones» que ofreció la Universidad de Harvard, he seguido con enorme interés el desarrollo de Singapur. Su primera Visión 2020 «Raí­ces y Alas» ha dado pie a múltiples estrategias nacionales; su enfoque en soluciones vs. problemas para hacer de la escasez de recursos (El Agua por el Acuerdo original de su independencia de Malasia, o el suelo dada su limitada superficie) su fuente de innovación y prosperidad. Precisamente, detrás de los premios Lee Kuan Yew en materia de «Innovación desde el Agua» y «Ciudades: Soluciones Urbanas Innovadoras», se enmarcan los vectores esenciales de sus estrategias de futuro, pretendiendo acceder a la vanguardia del conocimiento sobre el que construir una estrategia avanzada de internacionalización tratando de atraer y retener talento, identificar aquellos «socios» que aporten conocimiento coopetitivo y garanticen la prosperidad e independencia de esta otrora «colonia pobre y castigada en manos de Malasia», que dirí­a el llamado padre de la patria cuando lideró un milagro reinventando el mapa del Sudeste asiático, rompiendo con el estatus predefinido que asignaba a la vieja base moral británica un rol dependiente y minoritario en una diseñada Federación de Malasia. La voluntad por dotarse de su propio destino, de dotar de una fuerza aspiracional a esa minorí­a china sin horizonte diferencial, provocó el nacimiento de una nación en condiciones de riesgo y dificultad hasta llegar hoy a ser un referente en el espacio de las Ciudades-Estado, abierto al mundo, plenamente internacionalizado y escuela de múltiples iniciativas y logros.

Con la relación y alianzas con Singapur, hemos compartido iniciativas en torno a la competitividad (sobre todo de Ciudades), a la generación de espacios y territorios en cooperación inter-naciones (como sus polí­gonos y distritos industriales de gestión propia pero ubicados en Batam-Indonesia), la clusterización logí­stica y portuaria, el diseño de las ciudades del futuro, polí­ticas de innovación, generación de cadenas globales de valor añadido, esquemas de promoción y financiación de la innovación, la ciencia y la tecnologí­a, formación de excelencia para estudiantes en el extranjero y la dotación de infraestructuras esenciales. Todo un proceso dinámico y cambiante desde la voluntad de dotarse de su propio futuro.

No obstante, hoy, ante el fallecimiento de Lee Kuan Yew, surge la duda ante su controvertida figura y las sombras del «modelo democrático» del Paí­s junto con el éxito económico y de cohesión social. Singapur es, también, un Paí­s y Modelo en transición, recorriendo (e impulsando a la vez) la transformación de todo ese nuevo espacio ASEAN que pretende ofrecer a sus 600 millones de habitantes un espacio común, más allá de un Mercado, en el que la democracia participativa real, el bienestar y la cohesión social constituyan pilares esenciales de su modelo.

Lee Kuan Yew se va observando este movimiento, habiendo sentado las bases para facilitar el proceso. Ojalá, más allá de su singular historia personal, sus luces prevalezcan e iluminen un futuro de éxito al servicio de su Sociedad.

Hoy, le despedimos con el reconocimiento de un liderazgo que ayudó, de manera determinante, a forjar una nación y a movilizar millones de esfuerzos e iniciativas individuales y colectivas para llevar esa pequeña nación, Ciudad-Región, Ciudad-Estado, a concebir un modelo singular, de relevancia mundial.