¿Tiempo de Ciudades?

(Artí­culo publicado el 21 de Febrero)

La lectura de la propuesta de un proyecto de gobierno de coalición de Podemos, PSOE e IU presentada esta semana, nos lleva entre otros muchas cosas, a la novedosa denominación de un futurible Ministerio de la Plurinacionalidad, de contenido desconocido, que sugiere incluir una Conferencia-Comisión de «Grandes Ciudades», complementando diferentes entes territoriales como los Municipios, las Comunidades Autónomas y las diferentes nacionalidades del Estado español.

Al margen de su viabilidad, del alcance y contenido real que pudiera incluir, llama la atención la referencia expresa a «Grandes Ciudades» (se supone que en base a su población, superficie, PIB/Cápita, capitalidad u otros indicadores que finalmente apliquen para su elección) y no al concepto Ciudad y/o espacio Ciudad-Región que viene a configurar aquellos «nuevos espacios y jugadores» protagonistas del nuevo mapa mundial en el que ya más del 50% de la población habita. Es verdad que la propuesta del texto hecho público no va más allá de mencionar a las Ciudades como quien no quiere dejar pasar la oportunidad de señalar un nuevo camino por explorar y recorrer, sin adelantar compromiso alguno.

Las ciudades, hoy, constituyen un agente de primera magnitud. En estos momentos, a lo largo del mundo, las Ciudades ocupan, paso a paso, la centralidad en todo foco de estudio, definición de desafí­os y nodos de estrategias. Como sucediera con otros conceptos de gran fuerza en la transformación global, cualquier referencia a las Ciudades, su estudio, clasificación, comparación o uso como espacio sobre el que intervenir, viene acompañado de adjetivos que pretenden, bien distinguir la esencia diferencial que los determina, o bien una oportunidad de reclamo de negocio, marketing o adecuación a un programa -generalmente público- de promoción y ordenación de su actividad. Así­, una simple mirada a la Agenda Mundial de Eventos sobre Ciudades nos muestra un significativo número de eventos previstos coincidentes en fechas.

Así­, si en estos dí­as, de la mano de la Feria de Barcelona y en colaboración con las Autoridades de México, la ciudad de Puebla acoge a representantes de 500 Ciudades en torno a la «Smartización» (Smart City Expo World Congress ), que si bien recoge todo tipo de sectores presentes en las Ciudades, otorga al uso de las TIC’s y la Digitalización de Servicios y economí­a local el carácter diferenciador, favoreciendo un Foro de interacción entre los regidores de las Ciudades y las empresas proveedoras; observamos Seminarios y Congresos internacionales (Seminario Internacional de Ciudades Inclusivas, organizado por la CAF-Banco de Desarrollo-en Latino América) preparatorios del Congreso Mundial de Ciudades, de Naciones Unidas cara a analizar su rol en la Nueva Agenda Global  del Desarrollo. De igual forma, esta misma semana, una alianza internacional de entes de Telecomunicaciones, Tecnologí­as de la Información y Electrónica, lanzan una nueva «Comunidad Virtual Online» como parte de la preparación de lo que llaman el primer Foro Mundial de Ciudades Inteligentes (World Smart City Forum) para el próximo Julio en coexistencia con la Cumbre Mundial de Ciudades y Semana Internacional del Agua, a celebrar en Singapur en su habitual cita con la entrega de los prestigiosos premios Lee Kuan Yew (Ciudades y Agua). Premio a la Mejor Ciudad del Mundo entregado a la Ciudad de Bilbao en 2010 y que hoy comparte con los ganadores de las siguientes ediciones: Nueva York (2012) y Suzhou (2014). Premio, modelos e iniciativas que refuerzan como «Smart City Labs» la estrategia 2030 de Singapur desde la transformación del Territorio y su economí­a en base a soluciones urbanas innovadoras.

En medio de tal concentración de foros, congresos, decenas de miles de publicaciones, organizaciones, informes y proyectos relacionados, resulta imprescindible que los propios Territorios, Ciudades-Región y Ciudades, piensen en lo que en verdad les convierte en «inteligentes» y les permita afrontar los desafí­os de manera sostenible, de modo que sean habitables y vivibles, centros de talento, espacios cohesionados, competitivos (no solamente base de algunas empresas que lo sean), interconectados (clave de la nueva Revolución 4.0) con las nuevas cadenas de valor globales, poniendo en valor, identidad, sentido de pertenencia, raí­ces y alas en/desde sus habitantes, ciudadanos y agentes económicos y sociales.

En esta lí­nea, el debate permanente que en el seno del Foro Económico Mundial se viene realizando desde diferentes ópticas cuyo foco es la Ciudad y el Espacio o Territorio, destaca una convergencia de puntos crí­ticos que han visto la luz a lo largo de los últimos dí­as tras los múltiples proyectos y documentos a debate en Davos. Así­, Robert Muggah (Cities and Urbanization) nos plantea una interesante pregunta más allá de los indicadores de éxito logrados hasta hoy: ¿Cómo de frágiles son nuestras Ciudades? No solo nos recuerda la diferente velocidad de movimiento en el proceso urbanizador a lo largo del mundo, región a región (China, India y Nigeria concentrarán el 40% del crecimiento poblacional  global en la próxima década), sino que nos alerta en torno a los imprevisibles riesgos asociables a las grandes oportunidades que conllevan. Toda ciudad es frágil -afortunadamente con distinta intensidad- por lo que es un error mantener pautas mentales que fijen los riesgos en Aleppo, Caracas o Mogadishu y no en Londres, ímsterdam, Tokio o Madrid (por ejemplo). Su reflexión recupera la atención en los necesarios contratos sociales a establecer en cada una de ellas, en el  debate sobre el propósito y estrategia de cada Ciudad, su gobernanza y su rol a jugar en el entramado mundial más allá de la moda que uno u otro programa subvencionador anime, por lo general, con carácter uniformador, las más de las veces centrado en indicadores no gestionables, ajenos a los verdaderos objetivos que cada una ha de perseguir, y escasamente transformadores. La fragilidad apuntada no reside tan solo en las potenciales emergencias y catástrofes inesperadas, en la resilencia de las ciudades ante los cambios que se avecinan, o a sus capacidades y competencias esenciales para garantizar posicionamientos relevantes de futuro en el contexto mundial, sino, también, a su viabilidad futura como referente glokal en este espacio cada vez más mundializado. Ya en el año 2005, en el marco del Congreso Mundial de ISOCARP (La Asociación Internacional de Planificadores de Ciudades) celebrado en Bilbao, se publicaba el informe sobre la creación de nuevos espacios para el desarrollo de la nueva economí­a que recogí­a diferentes casos sobre novedosas intervenciones en diferentes ciudades del mundo, trascendiendo del vector urbanista para dotar a las iniciativas de verdaderas estrategias completas.

Adicionalmente, abriéndose paso en esta identificación de elementos superadores o mitigadores del riesgo de fragilidad, el movimiento de la «Economí­a Circular» irrumpe con su extensión, más allá de la sostenibilidad medio ambiental, en el rediseño -desde su origen- de las actividades económicas industriales, infraestructurales y de consumo a desarrollar en el Territorio. Movimiento que pretende poner en valor el concepto de los «Activos Inteligentes» (reciclables y reutilizables, compartidos y no propietarios, esencialmente locales) y la centralidad del conocimiento de su localización, condiciones, disponibilidad, utilización, perdurabilidad y capacidad regenerativa. Todo un movimiento del que ya centenares de empresas y ciudades (muchas de ellas no serí­amos capaces de situarlas en el mapa) forman parte y están transformando el mundo.

  Y, finalmente, por supuesto la «Smartización de Ciudades» pero desde una comprensión y tratamiento integrados más allá de la mera tecnologí­a. Aquí­, también, podemos recurrir a la historia más que a los programas recientes. La formulación del concepto de «Territorio Inteligente» (Fundación Metrópoli 2000) no solo querí­a superar el calificativo de «Ciudades Listas» o contenedores de TICS y apuestas digitales, sino la concepción inteligente tanto de la configuración de un espacio fí­sico, como de su para qué y la manera de interactuar e interconectar la totalidad de los agentes, activos y sistemas de una ciudad, de un territorio por definir, con proyección activa al servicio del bienestar de las personas que lo habiten, visiten, o transiten.

En definitiva, bienvenida sea la buena voluntad para incluir en la Agenda Polí­tica el concepto de Ciudad, pero cuidado con el uso abusivo de etiquetas sin contenido. Más allá de reunir a 4, 8 o 17 Ciudades en una Mesa o Foro de encuentro, perdido en entramados ministeriales, bajo la tutela y veto de una Administración Central, esperemos que la energí­a y fortaleza diferencial de los nuevos jugadores (Ciudades, Ciudades Región, Territorios Inteligentes…) transcienda de las fórmulas y limitaciones del pasado, se reinventen a sí­ mismas y construyan un nuevo modelo de crecimiento y desarrollo.

 Las ciudades son (serán) los verdaderos protagonistas territoriales del futuro. Ni serán las mismas de hoy, ni mantendrán sus actuales formas de gobierno, ni seguirán -todas ellas- los mismos esquemas uniformadores. Será un nuevo espacio diferenciado, inteligente.