Energí­a para una economí­a sostenible.

  La recientemente aprobada Ley de Economí­a sostenible en el Congreso de los Diputados español,ha dado pie a una de las últimas polémicas- por la puerta de atrás como tantas leyes y decretos ley que describen la gestión del gobierno Zapatero- en torno a la energí­a en dos apartados diferentes a la vez que interrelacionados: las energí­as renovables dentro del llamado déficit eléctrico y la energí­a nuclear.

    Lejos de ser consecuencia de un riguroso debate en torno al modelo energético para una economí­a sostnible como parecerí­a que el marco sugerí­a, se ha convertido en una confusa tapadera para pactar enmiendas parciales en un cajón de sastre, a todas luces mejorable, que con la excusa de una ley futurista para cambiar el obsoleto modelo económico español se anuncaiaba. Inmersa en su ya permanente crisis de credibilidad y confianza, en una incertidumbre paralizante, la economí­a española padece un gobierno caótico que hace de su aparente transparencia y elocuencia comunicativa el común denominador.

  Así­, en esta ocasión ,mientras se proclama que el modelo energético español y europeo se construyen sobre tres pilares interdependientes: seguridad de suministro,competitividad y sostenibilidad medio ambiental,las medidas que se implantan demuestran una serie de errores fundamentales:

1) Desconocimiento del verdadero alcance y contenido de los conceptos asociables a cad uno de estos pilares.

2) Carencia de marcos regulatorios estables, estrategia transparente y formalizada,firmeza y certidumbre en las propuestas,

3) incoherencia presupuestaria tras cada una de las «ideas» transmitidas,

4) Corto placismo supeditado a la necesidad coyuntural de voto a voto para sacar adelante una norma bajo el único objetivo de la supervivencia de un gobierno agónico,

5) Caos del sistema y la industria mientras se vende , en el exterior, las grandezas y proezas de las empresas energéticas «españolas» pese al entorno en que se desenvuelven y se pretende situar a los responsables de la nefasta polí­tica energética al frente de los organismos internacionales rectores de la energí­a aprovechando la no escrita «ley de cuotas» entre paí­ses miembro.

    El gobierno español ha vuelto a perder una oportunidad para proponer un nuevo rumbo para la economí­a del mañana. Lo que ha conseguido no es otra cosa que , además de aumentar la frustración, enfrentar a los diferentes agentes de la industria,quemar un concepto de gran valor («la economí­a sostenible»), complicar el marco legal,ahuyentar posibles inversores y recortar competencias ( en todo, incluida la energí­a y la economí­a en general) de las Comunidades Autónomas.

      Harí­an muy bien los agentes responsables en tomar buena nota y preparar la derogación de esta ley en cuánto la nueva ley de mayorí­as lo permita.

      Un buen amigo y dirigente de una de las principales empresas petroquí­micas del Paí­s suele decir ,en referencia a unas palabras del ex Presidente de los Estados Unidos( cuyo nombre no meniono para no sesgar el comentario), que el mundo de la energí­a debe asumir la responsabilidad de criticar la polí­tica energética durante treinta dí­as y una vez hecho esto, olvidarse de la confrontación y ponerse a trabajar.Aquí­ no se deberí­an perder ni siquiera los 30 dí­as.No merece la pena.Miremos las oportunidades que ofrece el exterior, en beneficio de nuestros ciudadanos, trabajadores y empresas.