COMPETITIVIDAD PARA VIVIR…COMPETITIVIDAD PARA MORIR.

          Hace un par de dí­as, mientras en la calle se asistí­a con relativo pánico e incertidumbre a la gravedad de la crisis económica europea, agudizada  en el Estado español y reflejada en su disparada  prima de riesgo superando los 520 puntos «obligando» a la inevitable intervención ( ¿en donde reside la frontera del «Rescate paí­s»?) del Banco Central Europeo comprando deuda para evitar el colapso,tení­a el privilegio de asistir a la lectura de la tesis doctoral de un gran amigo, en la Facultad de Filosofí­a de la UPV-EHU en Donostia.

        En  una  aula inusualmente repleta de gente movilizada tanto por la fuerza del doctorando como por el interés del tema en cuestión:»las transformaciones económicas y sociales y su impacto en la dignidad de vivir y morir,la eutanasia«,escuchábamos  impresionados  la decisión valiente  de abordar este tema ,de relevancia social, y la especial capacidad del autor  para trascender de la óptica sociosanitaria o ideológica para su analisis , profundizando en diferentes aristas del asunto, desde una especial sensibilidad al humanismo que implica,  abriendo la ventana al debate  sobre su impacto económico.De esta forma, mientras participaba de la excelente exposición,recordaba otro intenso debate creativo  en el que estoy inmerso en los últimos meses en torno a los diferentes modelos para la competitividad en sus diferentes caras asociadas a la productividad, la innovación, el desarrollo económico regional ,la prosperidad y felicidad de las personas,en un mundo cada vez más desigual ( ante la vida atendiendo a su propio objetivo explí­cito y, dirí­amos que, ANTE LA MUERTE,TAMBIí‰N, al hilo de la tesis mencionada).

          Hoy en dí­a, observamos como el desarrollo desigual no ya solo entre empresas y paí­ses sino entre regiones,ciudades, y distritos dentro de una misma unidad territorial, genera una controvertida distancia entre quienes se incorporan a las posiciones de cabeza y quienes se hunden en la marginación o la deseperanza.La crisis de hoy es cada vez más europea y menos mundial, más de determinadas economí­as y sus modelos de gobernanza y menos de otros, más de determinadas empresas y no de todas…Y, en el fondo, todos trabajando en pos de un Modelo de competitividad adecuado a la productividad diferencial y exitosa de las empresas, a la competitividad y bienestar de un paí­s o territorio concreto, al bienestar y prosperidad de las personas.Cuestionamos los indicadores de competitividad excesivamente limitados al PIB,rechazamos la estadí­stica y rankings mundiales que solamente miden «allí­ donde hay luz» y no en el lugar en que se encuentran las verdaderas causas de la competitividad,y predicamos la importancia de medir y alcanzar la felicidad de las personas.Observamos que son los paises pequeños, con estrategias propias y únicas aquellos que ocupan los lugares de referencia y que las estructuras de gran dimensión, centralizadas y de pensamiento único las que se quedan ala cola.Y, en definitiva, perseguimos la competitividad para vivir en un bienestar creciente y sostenido.

        Pero, siendo todo lo anterior verdad, surge el analisis del envejecimiento, de la dependencia cada vez mayor, de las enfermedades crónicas, de las culturas funerarias y de la muerte ,y observamos, también, que la pobreza, el género ( femenino), la geografí­a, la educación,el nivel de renta, el grado de institucionalización y colectivización de la atención al dependiente y enfermo,el grado de protección social al desfavorecido, las polí­ticas fiscales, y las polí­ticas de sostenibilidad en el largo plazo, también inciden ( y castigan la mayorí­a de las veces) a la  competitividad para morir.De esta forma, escuchando la mencionada tesis doctoral, más allá de otras consideraciones no adecuadas para esta columna, resulta imprescindible repensar los diseños de los marcos de desarrollo económico, de esa red social de bienestar intrinseca a cualquier modelo de competitividad en solidaridad para avanzar hacia la prosperidad deseada.

        Así­, hoy, cuando repensamos los espacios de oportunidad y las áreas de desarrollo de empleo y riqueza para garantizar un bienestar sostenible, cobran especial relevancia los analisis de «opciones completas» ,como por ejemplo, la solución positiva del envejecimeinto como fuente, también , de oportunidades, de reinvención de la construcción, arquitectura, institucionalización de la atención digna a la enfermedad dependiente, de nuevos marcos administrativos, legales y presupuestarios.Un esfuerzo adicional,deseable e inevitable, al servicio de la competitividad y bienestar.Nuevos Tiempos…

           En un momento en que escuchamos demasiadas voces que pretenden adoctrinarnos en el sentido de que lo importante es lo práctico y no la ideologí­a y los valores, que es momento de «integración y centralización entregando soberaní­a a un futurible gobierno europeo único»,que la inmediatez de la demanda económica de supervivencia y corto placismo exigida por los «mercados» y la obsesión por los niveles de endeudamiento como única variable de referencia,conviene reflexionar sobre el porqué y para qué de la competitividad:lograr  el bienestar creciente y sostenible de las personas ( en el ilusionante proceso de vida y en el hoy,mayoritariamente temeroso,proceso de la muerte digna.