Optimismo constructivo. Innovando esperanza-superando miedos

(Artículo publicado el 26 de Enero)

Como viene sucediendo, año tras año, la CUMBRE de DAVOS recibe enero con una amplísima representación de líderes (gobiernos, empresas, entidades sin ánimo de lucro, academia…) en la mayor concentración mundial de ideas, iniciativas y análisis de la cada vez más diversa agenda para afrontar la complejidad de un mundo en el que, todo importa e impacta para nuestras vidas y bienestar, a la vez. Llegar a este encuentro supone haber realizado mucho trabajo previo y más allá de las conferencias, mesas redondas y elementos de comunicación que se resaltan en estos días, son innumerables los informes y trabajos previos que se preparan y sirven de base tanto para las presentaciones públicas, como, sobre todo, enriquecer a miles de “stakeholders” que, a lo largo del mundo, hemos de trasladar el conocimiento colaborativo y compartido en las diferentes organizaciones y países en que desempeñamos nuestra actividad profesional. En esta ocasión 3000 personas, con participación activa en el Foro.

En esta edición, el mensaje insignia elegido es “Collaboration for the intelligent Age”“Colaboración para la era inteligente”.

El director ejecutivo de este destacado Think Tank, Borge Brende, lo explicaba como el año de reflexión en el que asistiremos a la redefinición de un nuevo orden mundial tras los, en apariencia, lejanos años de confrontación mundial, a una más que en curso revisión y reformulación  de las relaciones del llamado libre comercio (más allá de la globalización cuya insuficiencia no permitió alcanzar sus beneficios en un reparto equitativo total), y el exponencial cambio y progreso tecnológico llamado a facilitar la transformación de todo tipo de industrias y organizaciones, además de un profundo replanteamiento del concepto de crecimiento y desarrollo, en plena efervescencia y prolífico en iniciativas y movimientos en su búsqueda.

Un 2025 qué, en palabras del director fundador, Klaus Schwab, alma mater del Foro, que celebra su 55 aniversario, es una llamada al “Optimismo Constructivo y Creativo”. Recordaba no poder obviar el progreso experimentado por la sociedad en este tiempo, la fortaleza y singularidad de la capacidad colectiva de superación de las adversidades y, sobre todo, que el futuro lo construimos, entre todos, para lo que la “colaboración entre diferentes y bajo distintos objetivos e intereses” es el motor de las transformaciones necesarias para superar la complejidad que todos, en todo momento, hemos de afrontar. Insistía en la búsqueda permanente de un nuevo equilibrio entre las necesidades de unos y los intereses de otros, y recordaba que el rol de un foro de encuentro como Davos, está precisamente para desbloquear oportunidades en beneficios compartidos, generando caminos para el desarrollo y la prosperidad. Así, de una u otra forma, la amplia agenda que nos espera concluido el encuentro, con mayor o menor intensidad y responsabilidad, para unos y otros, en este 2025 de inflexión, nos reta de manera especial para entender y superar lo que en este evento y a lo largo de la semana se han identificado como “las palabras o ideas de moda” para entenderlas y plantearnos la medida en que nos interpelan, el qué y cómo actuar ante ellas y con quién colaborar para su respuesta. Así, la pequeña población de alta montaña en Davos, ha hecho retumbar las palabras y conceptos “mágicos”: la inteligencia artificial y los agentes que la pongan al servicio de la humanidad, la confianza en el mundo digital del que ya no podremos aislarnos, la propia era de la inteligencia (sea lo que cada uno entienda que es), la reinvención de la superada globalización hacia una glokalización multilateral creciente, las tarifas-aranceles-proteccionismo-equidad comercial, el “super envejecimiento” de la población, la llamada escasez del talento necesario para un “nuevo mundo” por venir, la acelerada presencia y potencial de las “nuevas tecnologías”, la inevitabilidad del rediseño de la gobernanza, roles de las administraciones públicas e instituciones internacionales y, por supuesto, la resolución de conflictos y guerras en las que estamos inmersos. Todo ello, por supuesto, hacia el objetivo prioritario presentado como recomendaciones positivas hacia el objetivo general esencial de la equidad, justicia y prosperidad en una democracia real al servicio de la igualdad, inclusividad, en un nuevo rediseño del crecimiento y desarrollo social y económico. Un nuevo modelo que no parte de cero, sino en lo mucho recorrido en la evolución de roles y objetivos compartidos de empresas, gobiernos, otros stakeholders y personas comprometidas. En definitiva, elementos y guías más que necesarias y suficientes para llenar nuestras agendas y confiar-comprometernos en crear nuestro futuro, en un proceso colaborativo, de optimismo constructivo.

Para transitar este intenso proceso, creo interesante resaltar la intervención, en el acto inaugural, de la presidenta de la Confederación Helvética y Ministra de Finanzas del gobierno suizo, Karin Keller-Sutter, quien lejos de limitarse a dar una bienvenida protocolaria a Davos, utilizó la referencia a esta pequeña, a la vez que significativa comunidad y a su país, para poner en valor la COMUNIDAD, de todos y cada una de las regiones (Cantones) y países (Suiza) que, más allá de su tamaño, constituyen el área base desde el que construir ese futuro de prosperidad, esa necesaria colaboración independiente con terceros en una apertura mundial, cocreando el futuro deseable. Con mención a los flamantes tres premios nobel (Daron Acemoglu, Simon Johnson, James A. Robinson) reconocidos por la demostración de que la prosperidad de las naciones se construye en el tiempo, desde la apuesta y fortaleza colectiva, generando capital humano, capital social y capital institucional. El futuro esperable dependerá de “la suma de las fuerzas de todos haciendo país”. Llama a la responsabilidad máxima de los gobiernos para trabajar al servicio de sus ciudadanos y aportar un marco de progreso. A partir de allí, un llamado firme a las empresas para acelerar su propia transformación bajo principios de valor compartido con las sociedades en las que operan y en la construcción (creativa, innovadora y humanista) de los marcos de colaboración inteligente con los gobiernos y la necesaria generación de confianza. Finalmente, como responsable de la cartera de Finanzas, una apelación a la “buena administración” de los recursos que le aportan los ciudadanos para “captar y crear valor” para hoy y para las generaciones futuras, invitando a huir de la comodidad de financiación o subvención de algunos colectivos en conflicto, desde posiciones de privilegio relativo, hipotecando el futuro de las generaciones con verdadero compromiso, esfuerzo, no pertenecientes a la industria pública dominante.

Así, bajo este intenso repertorio de mensajes, informes de extraordinario valor, multitud de temas a incorporar a proyectos sistémicos, se ha celebrado un rico encuentro del que todo aquel con actitud de aprendizaje, tiene un enorme bagaje que llevar a casa para repensar su propio compromiso y responsabilidad.

Un nuevo soplo de aire fresco, bajo el que la incertidumbre, complejidad e impredictibilidad de los MIEDOS o TEMORES que se extienden a lo largo del mundo, encuentran el contrapeso firme de las ESPERANZAS y OPORTUNIDADES que se nos abren para construir un OPTIMISMO COLABORATIVO hacia la prosperidad, y, en consecuencia, un mundo mejor. Tan posible como queramos.

Predecir en un sistema de aparente impredecibilidad. Enorme reto en solitario, y, sin embargo, asequible en nuevos marcos colaborativos, desde actitudes y compromisos, diferenciados, a la vez que alineados con sentido y propósito estratégico compartible.

Sin duda, demasiadas cosas están cambiando a nuestro alrededor abriendo todo un amplio abanico de oportunidades en cuya redefinición o rediseño cabe la coparticipación creativa, el coprotagonismo y la generación transformadora para todos aquellos que sientan (o sentimos) el deseo y motivación de generar impacto transformador para un mundo en el que nos sintamos confortables y no el que nos venga dado.  Qué mayor oportunidad que ser parte de los verdaderos cambios pendientes lejos de heredar lo recibido.

Apasionante innovación esperanzada superando miedos (reales y/o aparentes).

Ante la nueva presidencia en Washington

(Artículo publicado el 12 de Enero)

La no decisión, en el momento y procesos oportunos, del Partido Demócrata de los Estados Unidos y de la Casa Blanca, acrecentaron una imagen y percepción crítica en torno a la candidatura electoral del presidente Joe Biden, desatando una inevitable (desgraciadamente más que esperable) renuncia a un nuevo posible mandato. El poco tiempo que mediaba para concurrir a las urnas desencadenó un movimiento ágil e inmediato para consensuar la candidatura única de su vicepresidenta Kamala Harris. Muchos (yo, entre ellos) vimos una señal de esperanza ante el predominio, ya entonces, de la opción de Donald Trump para volver a la Casa Blanca.

La esperanza anunciada (mi columna en este mismo periódico el 25 de agosto de 2024: “El corto y largo camino hacia la esperanza”), advertía de los múltiples condicionantes (externos e internos, propios y ajenos) que habría de superar Kamala Harris para ganar unas elecciones, con peculiares modos de elección (de hecho, todo sistema electoral tiene los suyos). Y ganaría Trump.

Ya en estas semanas previas a su toma de posesión, hemos tenido, nuevamente, la oportunidad de observar lo que parece ser su intencionada forma de ejercer el cargo, quiénes y cómo le acompañarán en su tarea y algunas de sus más que polémicas y atípicas declaraciones-propuestas, que de no ser algo tan serio como lo son, parecerían bromas groseras para entretener al personal. Si bien son muchas las opciones y análisis que circulan por todo el mundo, una buena manera de ordenar posibles escenarios esperables puede ser el enfoque (no su contenido y desarrollo) que se recoge en The Economist en su último número, preguntándose si ha llegado la tecnología a Washington al servicio del M.A.G.A. (Make America Great Again. “Hacer nuevamente América grande”). Para responderla recurre a un listado de características y apuestas de la llamada “Trumponomics” basada en el “anti” y no en el “pro”. A la contra de aquello que parecería esperable, desde su propia “anti-coherencia” y una ausencia real de propósito o estrategia coherente de futuro para una sociedad y nación inclusiva, en un marco mundial demandante de una relación colaborativa para la que, se quiera o no, Estados Unidos de América es y será un coprotagonista y colíder de primera magnitud. Así, acompañado de reconocidos líderes en el mundo de la tecnología, de su poder y capacidad transformadora y determinante presencia dominante de sus empresas, soluciones y conglomerados económicos, parecería abordar una cantidad de medidas concretas que afectan a la vida de todos (estadounidenses o no) y que concitan preocupación (y, en muchos casos, malestar y una cierta “comprensión” ante cualquier mensaje de cambio en cada uno de ellos). De esta forma, se teme por sus intenciones en materia de:

  1. Anti Trade: ¿Llevará su agenda hacia un proteccionismo límite que impida o mitigue negativamente el comercio internacional (flujo de capital, inversiones, mercados, talento…) en “beneficio exclusivo de América”, pero, sobre todo, de algunos grupos de interés “americanos” excluyendo a la mayoría (países, industrias, empresas, personas)?
  1. Anti-Inmigración (selectiva): ¿Hasta qué punto llevará su anunciado combate a los inmigrantes (en especial con su política de deportación hacia México, Canadá e indirectamente Asia)?, ¿asistiremos a una nueva guerra trasladada a la frontera con México y su reflejo catastrófico y no gestionable, desde el Río Bravo al Suchiate, en la frontera Sur Mexicana?, ¿en qué medida aplicará su selección de talento facilitando “inmigración cualificada” al servicio del M.A.G.A.?
  1. Anti-Regulación: ¿En verdad convertirá su espacio de actuación en un mundo no regulado bajo una falsa libertad (económica, social) dejando en manos de las empresas (no solo tecnológicas o financieras) su autocontrol o libre “asignación del mercado y sus jugadores dominantes”? O, ¿asistiremos a una “nueva y excluyente regulación” de un gobierno de excesivo rol intervencionista con nuevos marcos, no controlables democráticamente, al servicio de su agenda (prescindiendo de la voz y acuerdo con terceros en los Estados que conforman esa América pretendida, otras naciones con las que interactuar, otros jugadores no prioritarios en sus objetivos…)?
  1. Anti-Taxing: ¿En verdad será el nuevo feudo de la no imposición, de la relajación impositiva necesaria y la generación de un paraíso fiscal generalizado? O, ¿asistiremos a una desarticulada arquitectura de-fiscalizadora, una vez más, selectiva, cortoplacista y coyuntural, hacia una insuficiencia de financiación pública imprescindible para la prosperidad (empezando por la de los propios estadounidenses y sus empresas)?
  1. Anti-Burocracia y Anti-Administración Pública: ¿En verdad su nuevo organismo DOGA en manos de Elon Musk terminará con la burocracia, reducirá el Gobierno y Administración (en todos los niveles, en todo el país) y nos ofrecerá un modelo ideal de Sector Público y coopetencia público-privada, eficiente, eficaz, económica (también en lo social y político)?
  1. Anti-Washington: ¿Terminará con el poder político-económico que supone Washington, en el corazón -tal como anuncia- de los males de esa llamada industria de la administración, la política, las iniciativas sin ánimo de lucro, los organismos internacionales y todo el andamiaje institucional del que forma parte?
  1. Anti-China: ¿Modificará su agenda hacia un sentimiento y actuación total anti-China como principal competidor-adversario para la supremacía del M.A.G.A.?, ¿condicionará las relaciones con terceros a que no se relacionen con China en ningún ámbito?, ¿habrá espacios de colaboración inteligente?
  1. Anti lo políticamente correcto, ¿favorecerá y propondrá, de manera permanente, todo tipo de discursos, declaraciones, iniciativas anti-estabilidad, acompañadas de exabruptos provocadores o serán señales de auténtica voluntad disruptiva para un mundo diferente?

Sin duda, tras esta supuesta guía “anti”, subyacen un buen número de preocupaciones, percepciones de problemas reales no exclusivos de Estados Unidos, que, de una u otra forma, son trasladables -con su adaptación pertinente- a todo el mundo, por lo que son muchos quienes pueden simpatizar con la idea de provocar y abordar alguna o todas estas cuestiones, demandantes de soluciones disruptivas. El problema, sobre todo, está en la aparente incoherencia en la ejecución (y, sobre todo diseño) de todos ellos. El todo, a la vez, en todas partes, da para una buena película o para un sueño pasajero, pero oculta la complejidad de la transformación creativa, estratégica y la ausencia de un propósito que determine el rumbo a seguir, los objetivos reales (e incluyentes) a lograr, los tiempos y resultados en su recorrido, la incentivación y acompañamiento colectivo (además de individual) y, por supuesto, del concurso y control escrupulosamente democráticos exigibles y demandados.

El tablero geoeconómico y geopolítico se mueve a lo largo del planeta. Lo que haga o deje de hacer Estados Unidos es y será muy relevante a futuro, pero nunca determinante en exclusiva. Con o sin Trump. Más allá de señalarlo y/o descalificarlo (y lamentar que muchos le sigan), lo inteligente sería la auto reflexión (todos) y revisar lo que hacemos y no hacemos en nuestros respectivos ámbitos, en nuestras democracias, en nuestros gobiernos y sociedades, país a país. Los pros, los para qué, los por qué y los verdaderos objetivos compartibles deseables, inclusivos, son y serán el motor real de nuestras sociedades. Son en sí, el antídoto de quienes abanderan agendas “anti”, y, por el contrario, las banderas ilusionantes (complejas y sin recetas mágicas confortables) de las agendas del “pro”.

Nuevo escenario en el gobierno de los Estados Unidos de América y sus relaciones e impactos en terceros. Por supuesto. Pero, no perdamos de vista, los nuevos escenarios y movimientos que todos, a lo largo del mundo, estamos, también, propiciando.

Como proponía el reclamo electoral de aquella esperanza no lograda por la alternativa demócrata que comentaba en mi articulo de agosto: “La vuelta a la esperanza… respondiendo a una perversa y amenazante destrucción de la democracia y pérdida de libertad”: “Por y para el pueblo, por nuestro futuro, cuando trabajamos y contribuimos todos, ganamos”, reclamos, entonces, de la propuesta deseada, derrotada en las urnas. Confiemos que solamente hayan fallado los tiempos y la coyuntura y no la esencia de lo que se pretendía.