¿Y ahora? ¿Adaptaciones a una nueva Europa?

(Artículo publicado el 22 de Septiembre)

Con el reciente Informe Draghi proponiendo una nueva estrategia de competitividad, política industrial y desarrollo inclusivo para la Unión Europea, aún sin “enfriar, debatir o reposar”, pendiente de la nueva Comisión Europea tras su lenta y controvertida configuración, merece la pena anticipar algunas observaciones que pudieran contribuir no solamente a su análisis, sino, sobre todo, al impulso o rediseño de esa “Nueva Política Industrial” y las consecuencias para la gobernanza, instrumentos facilitadores a recrear o constituir de nuevo cuño, y a los elementos y espacios esenciales que habrán de facilitar o propiciar la tan ansiada “Autonomía estratégica” que la Unión Europea entiende como vector clave en el rumbo a seguir.

Coincidiendo con su presentación, he tenido la oportunidad de compartir ideas y reflexiones al respecto, de la mano de una conferencia y debate (“Economic, industrial and social transformation” – “Transformación social, económica e industrial”) que impartí  hace unos días ante un prestigioso e interesante grupo de empresarios y dirigentes alemanes, del Land de Baden-Wurtemberg, con ocasión de su “viaje profesional y de aprendizaje permanente”, realizado a Euskadi, deseosos de conocer el proceso y principales elementos de la estrategia de transformación seguida, con el peso relevante y conductor de la “política industrial vasca”, desde el acceso al autogobierno en los años ochenta hasta nuestros días, y, por supuesto, nuestro posicionamiento ante el futuro en el marco del desafío europeo: ¿Y ahora qué? ¿Adaptase a una nueva Europa urgida de una transformación más que radical?

B-BUG es una interesante organización creada en 1.955, constituida como foro y faro permanente de diálogo, contraste, aprendizaje y generación de impacto en su comunidad, rica en cursos, seminarios, publicaciones y partenariados generadores de redes de confianza y credibilidad colaborativa imprescindibles en beneficio de sus empresas y comunidades. Con un relevante respaldo de primerísimas empresas líderes en diferentes industrias, una amplia red de Alumni (tanto en activo, como en retiro parcial o total), influyendo en el liderazgo, gestión y compromiso social relacionado con sus empresas y países (en primer lugar, Baden-Wurtemberg, Alemania y, como no podría ser de otra forma, en todas aquellas regiones y países en los que sus empresas están presentes, desarrollando alguna parte de su cadena global de valor, a lo largo del mundo). Foro de ideas y buenas prácticas y, sobre todo, FARO estratégico para generar y orientar el liderazgo estratégico transformador. Un espacio cualificado de contraste y proyección de nuestra estrategia vivida y en curso.

Cómodos en el Marco Estratégico seguido en Euskadi, con la credibilidad del éxito transformador logrado, el dialogo con actores protagonistas de su propia estrategia -eminentemente industrial- en una sociedad manufacturera, tecnológica, innovadora, y con un evidente “paraguas social”, transitamos desde la profunda crisis (social, política, económica) en que nos encontrábamos hace 40 años, hasta una nueva realidad, exigente, demandante de renovados impulsos ante los grandes desafíos por delante. Convencidos, sin duda, de que la savia esencial de la estrategia seguida, no solamente se anticipó a lo que ahora parecería un clamor colectivo validador y solicitante de la apuesta inequívoca por una bien entendida política industrial, resulta satisfactorio participar del debate, hoy generalizado a lo largo del mundo. Concebida, en el marco de una estrategia país completa, más allá de la “manufactura estricta”, innovadora, directora de la tecnología requerida, integral con los servicios especializados relacionados, dotada de infraestructuras soporte, provocando-incorporando innovación educativa, financiación, capital humano esenciales para su logro.  La industria como garante de empleo (esencialmente local), proveedora de arraigo, desarrollo endógeno, pensamiento largo placista, favorecedor de inversiones y decisiones de largo recorrido, formalidad en el empleo, escenario motor de la interacción empresa-sindical-institucional, y fuente inacabable de nuevas iniciativas, tecnología y futuro.   En nuestro caso, además, un planteamiento pionero y que hoy se asume como natural e imprescindible, “paraguas social” con una estrategia económica, industrial, tecnológica, medio ambiental, integrada e inclusiva. Sólida base, asentada en la “cultura industrial” de nuestro país, generada y labrada a lo largo de los tiempos, siempre conectada al mundo (aprendiendo, interactuando, jugando un protagonismo diferencial) con un compromiso natural público-privado-social. Esencia creativa de nuevos instrumentos facilitadores y un objetivo compartido hacia el bien común.

Hoy, la Unión Europea presenta su nueva propuesta de Comisarios ante el Parlamento para su ratificación o veto. Su presidenta, dirige una carta misión a cada uno de los futuros Comisarios, indicando los principios y compromisos de su gobierno, el papel que han de jugar cada uno de ellos y la referencia a los principales documentos a considerar para el desarrollo de contenidos y prioridades en su labor “colegiada”, dando especial relevancia al Informe Draghi, su apuesta por la Competitividad y una nueva Política Industrial europea. Mario Draghi llama a la inevitabilidad de asumir que Europa vive en un nuevo escenario en el que, a priori, no parecería el “líder o ganador”, comparando con los que considera sus principales competidores o contrincantes. Estados Unidos y China, tras décadas de declive en su capacidad “competidora” en términos de PRODUCTIVIDAD. Señala con rotundidad la importancia de esta señal, recurre, con fuerza, a las causas “externas” pero no incide en la esencia interna principal que lo determina: la diferencia contributiva de nuestro capital humano. Nos invita a comprender un mundo en el que el intercambio comercial ya no es aquel de prometida hiper globalización “que beneficiaría a todos”, o la importancia de la energía (acceso a la misma y, en especial, a lo relevante de su excesivo costo comparado), y a un tercer elemento absolutamente crítico que, a relativa distancia, no hemos hecho demasiado caso en el tiempo: Defensa. Nos hemos sentido (al menos en casa) un tanto alejados de sus peligros directos y hemos confiado en el “protector americano” o los compañeros de viaje en países próximos al gigante temido. Hoy, sea interno o no el repliegue aliado, la Unión Europea ha de contemplar su defensa como variable imprescindible en la ecuación de bienestar y desarrollo e interiorizarla, también, en términos de factor diferencial de investigación, industria, innovación y avance tecnológico.

Señaladas estas consideraciones básicas, llama la atención sobre las “Transiciones” (a las que hasta el momento se les ha dado escaso interés o previsión). El buenismo (“salvar al planeta”, “resolver ya el cambio climático y sus denostadoras consecuencias”, “los nuevos paradigmas tecnológicos, sociales y del empleo”) nos lleva a poner el acento en el consenso mediatizador y objetivo final y pretendemos, sin asumir su impacto, también negativo, que el salto entre el presente y el futuro deseado no genere diferencias negativas. Tan solo acompañar las decisiones y planes con la frase “no dejar a nadie atrás” parecería escasamente suficiente. Draghi llama, sobre todo, a una verdadera transición hacia la “economía verde” que, bien hecha, en tiempo y resultados buscados, siempre que se enmarque en la COMPETITIVIDAD Y PROSPERIDAD que una nueva Estrategia Industrial promueva, generando el impulso innovador necesario, la recualificación profesional imprescindible, los partenariados múltiples que se requieren, la adecuación de proyectos transformadores y su apuesta energético-medio ambiental verde, hacia el éxito previsto. Este nuevo paraguas asume no liderar un espacio tecnológico, asociado, apreciando un gap escasamente mitigable, si bien la plena interacción experta y diferenciable, desde la manufactura, aspirando a un coprotagonismo esencial.

Señalada la profunda intensidad del desafío, identifica capacidades y base de partida potentes (Europa no es un parque temático o un vestigio del pasado como pudiera parecer). Un espacio y mercado interior de 440 millones de personas, con 23 millones de empresas que suponen el 17% del Producto Interior Bruto mundial, asentada en derechos humanos, democracia y bienestar (pese al desánimo colectivo, sin parangón en el “otro mundo comparable”). Mimbres sobre los que abordar un verdadero desafío hacia la PRODUCTIVIDAD (hoy en descenso generalizado en la Unión Europea), el CRECIMIENTO (parón europeo y parón mundial, aunque con importantes diferencias regionales), rediseñar el  BIENESTAR  que nos caracteriza (necesidad de algo más que una reinvención si queremos garantizarlo: salud, educación, bienestar social y el propio futuro del trabajo y sus consecuencias sociales atendibles), con financiación a largo plazo (inversiones ingentes y sostenibles que anticipa habrán de venir básicamente del sector privado con incentivos, garantías y emisiones públicas de riesgo común y compartido) y el “nuevo pensamiento estratégico en términos de seguridad”. Inversiones masivas, grandes cambios en las finanzas, el propio ejercicio democrático en todos los niveles y la gobernanza (gobiernos, empresas, organizaciones sociales) reconstruyendo el sistema, resultan imprescindibles.

Repensar una nueva Estrategia y Políticas Industriales completas será el reclamo base. Requiere, señalar un “nuevo marco de competitividad” para el que ha de impulsarse un mercado de capitales facilitador de inversiones para “el bien común”. Y, obviamente, llama la atención sobre el imprescindible cambio que ha de experimentar el modelo, cultura, funcionamiento de la Unión Europea. Se trataría de abandonar el excesivo y agobiante rol burocrático-regulador-administrador, con vuelta acelerada al principio de subsidiaridad, focalizar organismos al servicio de la estrategia y no a la satisfacción e intereses corporativos, y un largo canto-mantra hacia “LA SIMPLIFICACIÓN” y desburocratización agobiante del eje Bruselas-Estados Miembro.

Desgraciadamente, se deja en el tintero, elementos esenciales de su diagnóstico. Si la PRODUCTIVIDAD es el punto crítico del declive, ¿en qué medida hemos de afrontar sus causas poniendo especial acento en las personas y capital humano que lo determinan? Si la globalización ha demostrado su fallido intento en el beneficio repartido, ¿por qué no apostar por una GLOKALIZACIÓN real en la que las llamadas “ÁREAS BASE” son esenciales? Si la ampliación sin recursos, gestión, gobernanza concentra un centralismo asfixiante alejando países y regiones del centro diferenciado de decisiones, ¿por qué no intentamos avanzar en mucho más que una descentralización o desconcentración democrática del poder europeo?

En definitiva, tenemos una reflexión y propuesta más que significativa para “repensar la Unión Europea del mañana”. Son muchas las señales de potencial avance y oportunidades, así como de innumerables líneas rojas que dificultan o cuestionan su posible éxito. Pero, por encima de todo, es un extraordinario camino para la reconsideración del camino a seguir y de la relevancia de una verdadera y bien entendida y coordinada Estrategia Industrial, para la competitividad, el bienestar y el desarrollo inclusivo.

A pequeña escala, con grandes diferencias (sin duda, también en términos de complejidad), en Euskadi podemos comprender las claves básicas transmitidas para confiar en estrategias imprescindibles como las señaladas.

Basque Sweet Land. Un saludo y recuerdo especial a la Diáspora Vasca

(Artículo publicado el 8 de Septiembre)

Hoy, 8 de septiembre, celebramos en Oñati, Gipuzkoa, el día de la Diáspora Vasca.

En esta ocasión, ocupa especial reconocimiento el 50 Aniversario de aquellos primeros “cursos de verano” que estudiantes de la Universidad de Boise-Idaho realizaron, abriendo un fructífero camino por el que miles de estudiantes, profesionales y amigos de Euskadi han entrelazado su encuentro físico (complemento del emocional y cultural preexistente) con su nación origen reforzando, si cabe, su sentido de pertenencia a la Diáspora Vasca, con relevante presencia en su capítulo de los Estados Unidos de América. La iniciativa de Oñati ha venido fortaleciendo, de manera especial, un cualificado reencuentro con el euskera y con la realidad viva y cambiante de su querido, añorado y siempre presente país (compartido sin fisuras, con su otro país tanto de acogida, como de enriquecedor proyecto de vida).

El recuerdo y homenaje a gente que, como Carmelo Urza, promotor clave de estos primeros encuentros de Oñati, han impulsado movimientos, iniciativas y acuerdos imprescindibles para un logro que hoy, pasado el tiempo, pudiera parecer natural, y minimizado, resulta más que apropiado. El resaltar esta efeméride no es solamente un gesto de recuerdo, reconocimiento y agradecimiento a una histórica labor, impagable, de una Diáspora Vasca, a lo largo del mundo, a lo largo del tiempo, sino una invitación a su puesta en valor y estímulo para su integración plena en el devenir de nuestro país. Diáspora cuyos orígenes se remontan siglos atrás nutrida, paso a paso, por múltiples y variados procesos migratorios, obligados o voluntarios, con firmes raíces y alas, en/desde/para Euskadi. Urza, Jon Bilbao y el Departamento de Estudios Vascos en Reno (Universidad de Nevada), William Douglas (Amerikanuak), el Museo Vasco en Boise, la NABO (Worth American Basque Organization), confederando los Centros Vascos en América, Ray Eiguren …, tantos “militantes anónimos” que han hecho historia, labrado un presente de éxito y fortalecen, hoy,  las bases de un futuro de interrelación imprescindible, renovándose, día a día, con la propia Euskadi “del interior”, creando una relación innovadora construyendo su propio futuro.

Así, hoy, entre tanto repaso al mundo investigador, académico, cultural, económico y social que tanto aporta, dejamos espacio destacado para el recuerdo de tantos que han ganado, con su esfuerzo y testimonio, la credibilidad y confianza que nuestro país recobra. Nuestros verdaderos embajadores, generalmente anónimos, que nos abren las puertas a lo largo del mundo. Oñati, recordará hoy, también, y con más de una lágrima de alegría, el impacto de Robert Laxalt, en sus primeros lectores, en la añorada distancia, del “Basque Sweet Land” (“Dulce tierra vasca”) con la que el querido autor despertaba el recuerdo, nostalgia e ilusión, de aquellos pueblos pirenaicos de su lejana Euskadi Norte, que nutrían, en aquellos años, gran parte de nuestras comunidades en los Estados Unidos. Hoy, día de alegría y predominio de recuerdos e intenciones positivas, en la que algunos obviarán, por el bien de la convivencia colectiva, las dificultades, rechazo, intentos de boicot o atentados de ETA que intentaron, entonces, impedir la celebración de aquellos cursos que hoy festejamos. Días en que ETA hizo suyas las descalificaciones y adscripciones falsas que algunos referentes de la época (Monzón- Txillardegi …) les atribuían supuesta dependencia infiltrada de la CIA o del propio Franco y sus servicios de Inteligencia, en lo que se suponía pretendían conformar una célula revolucionaria. ¿Otros tiempos?

Pero, más allá de esta celebración particular y más allá de la dulce y romántica evocación a la novelada narrativa de Robert Laxalt, del rol especial de hoy con referencia a esa parte que supone nuestra presencia activa en Estados Unidos, nuestra Diáspora Vasca (yo mismo soy fruto de ella) se extiende a lo largo del mundo y se conforma como auténtico “Octavo Herrialde o Territorio Vasco”, en esta aún Nación sin Estado, por construir, trabajando con la mirada larga desde la concepción integral más allá de organizaciones político-administrativas que a lo largo de la historia han venido configurando espacios fragmentados, y que día a día, habrán de configurar nuevos espacios, democráticamente elegidos por la sociedad vasca de cada momento. Este Herrialde “exterior”, es parte de la base madre, “en el interior”, une y vive con su fortaleza, con su sentido de pertenencia y compromiso, no ya de los recuerdos, nostalgia y seguimiento pasivo de lo que pasa aquí, sino que ejerce una contribución activa, enriquecedora y permanente al presente y futuro de nuestro país, con la fortaleza que ya lo ha hecho en el pasado y, en especial, en momentos dolorosos y difíciles en los que la libertad, democracia, bienestar, desarrollo económico, oportunidades y progreso de los que hoy disfrutamos, brillaban por su ausencia. Esa Diáspora que tanto colaboró en los años obscuros en los que nuestro país carecía de autogobierno, de Instituciones democráticas, sin presupuestos públicos, con Lehendakari y Gobierno en el exilio, sin aparatos político-sindicales, sin recursos, sin altavoces creíbles en el exterior, con escasísima presencia en la economía y comercio internacional. Una Diáspora que también ha padecido penurias, que ha vivido la mayor parte de su existencia con la lejanía física, incapaz de acercarse a casa, a sus familiares y amigos, a sus pueblos.  Hoy, nuestra Diáspora continúa viva y es partícipe directa de nuestro desarrollo y progreso económico y social, aspirando a generar impacto directo en nuestras vidas (y en las suyas).

La Diáspora Vasca es protagonista, de manera especial y relevante, en el amplio y complejo proceso migratorio a lo largo del mundo. Hoy, más que nunca, si cabe, hemos de poner la atención en esto que parecería, para muchos, nuevo, distante o incluso ajeno. Vivimos (y viviremos de manera permanente a lo largo del tiempo) crecientes movimientos migratorios, de origen, causa, efectos distintos. Estamos inmersos en un debate crispado y permanente en torno “al problema migratorio” y parecemos centrados en las consecuencias y reflejo negativo que se propaga, como es el caso español, dominado por discursos cambiantes, hirientes, demagógicos y sin propuestas reales de solución, cada vez más alejadas del foco a seguir. Inmigración ilegal, seguridad, empleabilidad o no como mano de obra, menores no/sí acompañados, cupos en una incompleta ley de extranjería, inmigración circular, “lucha de cerebros” o visados dorados son utilizados, día a día, en un debate alejado de espíritu constructivo y de gestión. Así, la Oficina Internacional de Migración, actualiza día a día todo tipo de estadísticas, incorporando etiquetas a una Diáspora en la que pretende incorporar todo tipo de personas que viven fuera de su hogar de origen, mantienen un determinado vínculo con su tierra, cultura y valores base y participan de interacciones colectivas con otras personas de su misma comunidad de origen. A partir de aquí, “masas, olas, movimientos migratorios”, sea cual sea la causa, voluntaria o no, que lo motive, engrosarán este tipo de clasificación y, obviamente, demandan soluciones variadas, claramente diferenciadas.

Como todo hecho generalizable, requiere un ejercicio de distinción y búsqueda de un propósito que posibilite clarificar su propia realidad de modo que se pueda considerar y gestionar de manera correcta y diferenciada. Así, la migración masiva requiere una conectividad ordenada (en sí misma y con las comunidades de origen y acogida), una memoria colectiva, grupos convivenciales en torno a elementos compartibles, sentido de pertenencia e interacción (real, física, emocional o en su memoria y recuerdo, idealizado o no, esperanzado en el retorno o en la nueva vida de acogida), conforman trayectorias o proyectos de vida concretos con aspiraciones distintas. Y, de esta forma, conforma un auténtico movimiento asociable con una determinada Diáspora, que, por definición, tiende a asociarse y agruparse, a generar diferentes tipologías de entidades y/o instituciones, interlocutoras con sus gobiernos (los de origen y los del destino deseado o no).

Nuestro “espacio de futuro” contempla crecientes olas migratorias y con Diásporas cambiantes con las que los “territorios base” han de interactuar, en positivo, en una simbiosis colaborativa y enriquecedora. El papel de las diferentes Diásporas cobra especial relevancia. Su contribución en el país de origen y el país de acogida, sus actitudes y comportamientos en sus “nuevos espacios de inclusividad” forjarán nuevas conexiones, nuevas oportunidades, nuevos modos de vida, retando políticas de actuación positiva, gobernanza ad hoc, coprotagonismo origen-destino y, por supuesto, redoblados esfuerzos institucionales con los miembros de las respectivas Diásporas, físicamente en destino, emocional, social y culturalmente, comprometidas con el origen inicial (propio o de sus antepasados). Raíces y alas conjugan nuevas actitudes y comportamientos, en impactos duales, por lo general, con sentido real de doble pertenencia.

Nuestra Diáspora Vasca cuya fiesta hoy celebramos, más allá de situaciones coyunturales, geopolíticas, administrativas, de “legalidad” que confiere el estatus y condición política, en cualquier momento de la historia, apelando a su pertenencia y base natural, ha sido, es y debe ser, contemplado como parte indisociable e integrante de la nación vasca. Además de su percepción voluntaria de identidad, imagen y compromiso permanente y de sentido pleno de pertenencia, ha jugado, juega y jugará un papel relevante para el país, ha de ser reconocida y fortalecida en una “ola bidireccional” de relación y enriquecimiento mutuo. Las proyecciones demográficas (EUSTAT 2050) no prevén grandes olas migratorias que modifiquen de forma sustancial nuestro tamaño en términos de población (si con variaciones etarias relevantes e historias de vida diferenciadas), que pueden ser atendidas de forma más que gestionable. Pero, más allá de su valor “intrínseco” como pieza natural e indistinguible del propio pueblo vasco y de su pertenencia activa, el papel estratégico de la Diáspora e insustituible y su capacidad de generación de valor social, económico y cultural, imprescindible.

La Diáspora Vasca, como otras muchas, destaca por sus enormes intervenciones positivas, lobby natural-estructural, trasferencia de capital humano, decisiones compartidas en y desde todo tipo de entes colaborativos y refuerzo de sistemas académicos, educativos, investigadores, diplomacia internacional, representatividad, respeto… Nuestra red primaria a partir de las Euskal Etxeak-Centros Vascos amparados institucionalmente, se extiende a lo largo del mundo fortaleciendo un enjambre con estrategias compartidas, bajo obligada gobernanza democrática integrada, también, en órganos de asesoramiento institucional prevalente ante otro tipo de organizaciones o asociaciones de la presencia vasca en el exterior (adecuada a movimientos profesionales, estancias temporales, actividad económica, etc.) y facilita la canalización de recursos al servicio de las políticas sociales, culturales, de cooperación, lingüísticas, enriqueciendo una presencia compartida a lo largo del tiempo y del mundo. Hoy, en Oñati, desde el recuerdo, renueva su compromiso permanente como parte activa e insustituible del país. Sin duda, una imagen y mensaje en positivo.