Euskadi: Un nuevo paso en su compromiso con el Progreso Social

La Fundación «FSG» (Social Progress Imperative – www.fsg.org), plataforma público-privada presidida por el profesor Michael E. Porter, en colaboración con prestigiosas Instituciones académicas y empresas lí­deres mundiales, ha presentado el «índice de Progreso Social 2014″ (www.socialprogressimperative.org/es/data/spi)

Una vez más, una potente iniciativa que contempla la necesidad de entender y medir aquellos pilares que impactan de manera positiva (o negativa en su ausencia) el nivel de bienestar y progreso social. El citado índice recoge la medida de 52 indicadores y establece el marco comparado en 140 Estados de los 5 continentes. A su vez, trata de comparar este nuevo marco con factores exclusivamente sociales con el comportamiento del PIB en dichos Estados, ofreciendo conclusiones y bases de análisis para el «rediseño de polí­ticas y estrategias públicas». Dirigido a los «policy-makers», contribuye como una herramienta única desde la decisión social de la polí­tica, la economí­a y la gobernanza.

Contemplado además como un proceso más allá de un marco de indicadores estáticos, avanza la necesidad de desagregar la información disponible hacia marcos y niveles especiales (subnaciones, regiones, ciudades, etc.) que dentro de un mismo Estado ofrecen realidades muy diferentes que afectan a la población de forma claramente diferenciada por lo que exigirí­an estrategias, ad hoc, también diferenciadas. Fiel a esta lí­nea de pensamiento y práctica, una vez más, el Paí­s Vasco – Euskadi está presente en este tipo de iniciativas pioneras a nivel mundial. Euskadi, en su trayectoria referente en el campo de la Competitividad, el Bienestar y Desarrollo Humano sostenible, ha participado en este nuevo índice como caso único, piloto, de una nación no Estado, en el ámbito de espacio infra-estatal, aportando su granito de arena en están nueva ví­a de conocimiento. Su aplicación a Euskadi viene a enriquecer el ya largo y estable compromiso del Gobierno Vasco hacia una nueva manera de entender la economí­a, el bienestar y el desarrollo, con el objetivo primero y último: Las Personas.

El Instituto Vasco de Competitividad-ORKESTRA (www.orkestra.deusto.es) ha sido el socio-académico que ha acompañado al Social Imperative en este proyecto pionero.

Renacimiento Industrial…

(Artí­culo publicado en Deia el 23 de Marzo).

En un controvertido y sorprendente despliegue publicitario en la prensa de los 28 Estados Miembro de la Unión Europea, la Comisión Europea, a página completa con fotografí­a incluida de su Vicepresidente y Comisario responsable de Industria y emprendimiento, Antonio Tajani, ha insertado un publi-reportaje bajo el tí­tulo «Un Renacimiento Industrial para el Crecimiento y el Empleo».

Sin duda, el perí­odo pre-electoral europeo y la próxima «Cumbre» en el marco del Consejo Europeo de marzo sobre industria, energí­a y clima habrán influido en que el despliegue publicitario intente difundir una «Comunicación de la Comisión al Consejo». Ahora bien, dicho esto, y más allá de «objetivos colaterales», merece la pena destacar algo relevante, que no es otra cosa que la puesta en valor de las polí­ticas industriales tan denostadas en otros tiempos. La citada comunicación incluye un párrafo introductorio significativo y muy alentador si, en verdad, compromete polí­ticas, instrumentos y presupuestos coherentes para su aplicación: «La recesión más larga de la historia de la Unión Europea ha puesto en relieve la importancia de contar con un potente sector industrial que contribuya a fortalecer la economí­a. Si hemos aprendido alguna lección de esta crisis es que los paí­ses con una sólida industria han sufrido menos…»

Al hilo de esta afirmación, desde la experiencia vasca, instalados en una estrategia focalizada en el fortalecimiento innovador de nuestra industria a lo largo de las últimas décadas, constatando el resultado positivo diferencial respecto de otras economí­as de nuestro entorno, podemos insistir en algunas lagunas, carencias y potenciales errores que la propuesta al Consejo Europeo en los próximos dí­as conlleva. Si bien la propuesta recoge una «prosa agradable», sus contenidos reales e implementación paí­s a paí­s, programa a programa, pueden llevar a su fracasada aplicación.

La apuesta por el mencionado reconocimiento industrial sigue atrapado en la llamada «dependencia austera de la recesión» que sigue priorizando ajustes financieros, fiscales y presupuestarios impidiendo un esfuerzo extraordinario y comprometido con la economí­a real. Más allá de los muy necesarios programas de apoyo público, subvencionadores e incentivadores, el flujo de crédito sigue estancado, segmentado y administrado en un paralizante goteo que impulsa a los gobiernos a una «gestión funcionarial» rodeada de una asfixiante parálisis en la contratación y gestión pública, dañina a todas luces para cualquier estrategia relevante. Prima la «transparencia y competencia formal, alejada de un control real que además de validar procedimientos, fortalezca la propia competitividad de los proveedores de servicios y la eficiencia-resultados de la experiencia real deseable. Adicionalmente, la insistencia en un tejido PYME mal entendido lleva a una panoplia de instrumentos burocratizados,  sin duda con  buena voluntad, pero dotados con escasos recursos y mí­nimo impacto real en los objetivos diseñados (innovación, internacionalización, creación de empresas, transformación y restructuración, nuevas tecnologí­as y aplicaciones…). Si además, se insiste en un supuesto cí­rculo mágico crecer-crear empleo-salida de la crisis-bienestar, parecerí­a estar obviando el drama de la desigualdad creciente que el mundo globalizado, sin matices, está generando -también- a lo largo del espacio europeo. Elementos que no parecen reflejarse en las recomendaciones de la Comisión, que parecerí­a simplificar su aproximación con el sugerente impulso a la «Especialización Inteligente» que pretende -como siempre en la programación centralizadora de Bruselas al servicio de su «simplicidad administrativa de fondos» y no en los objetivos de sus programas- incorporar un único modelo y su extensión a centenares de regiones y ciudades, lo que lejos de propiciar «Proposiciones íšnicas de Valor», habrá de conformar expedientes subvencionadores iguales para todo tipo de regiones con independencia de su punto de partida, de su marco institucional, sus fortalezas y ventajas competitivas y sus aspiraciones y compromisos de futuro.

Desgraciadamente, el Renacimiento Industrial desde una «nueva industria innovadora, sofisticada y avanzada, ecológica, competitiva y al servicio de la PYME como motor de crecimiento» puede quedarse en un reclamo teórico y las polí­ticas que se proponen en torno a un doble vector, el Horizonte 2020 y los KET (Tecnologí­as clave facilitadoras…) puedan contener buenas lí­neas de especialización a futuro, pero seguirán siendo medidas horizontales no discriminatorias que difí­cilmente supondrán la necesaria diferenciación que cada territorio demanda. Veremos proliferar infraestructuras caras adecuadas a un estadio de la innovación de primerí­simo nivel desplegada a lo largo de Europa en páramos industriales que aún conviven en un estadio de «factores» en el que la restructuración, la lucha por la calidad y la ausencia de tejido industrial suficiente, campe a sus anchas. Redundaremos gasto e inversión con escasa dimensión y eficiencia.

Y, finalmente, volvemos a asistir a una cadena de planes sectoriales paralelos con escasa articulación en una convergente estrategia europea, que integre múltiples acciones integradas en un proyecto de futuro. De poco servirán polí­ticas renacentistas para la industria de no venir acompañadas de polí­ticas sociales, de empleo, de infraestructura y de gobernanza al servicio de los ciudadan@s europeos.

En definitiva, bienvenido el reconocimiento de la importancia de la industria y un voto de apoyo a la necesidad de proclamar la buena nueva señalando un camino a recorrer. Pero, desgraciadamente, no basta con reconocer que la lección aprendida es apostar por la polí­tica industrial. Las lecciones aprendidas pasan por entender la esencia y contenidos de una verdadera estrategia industrial completa, vector de una estrategia de competitividad, bienestar y desarrollo económico. Por definición, estrategia única (sí­, por supuesto, inteligente, pero propia y diferenciada), soportada en instrumentos ad hoc para su implantación, con presupuestos y financiación especí­fica que les de sentido y las haga posibles, sostenible en el medio y largo plazo, en una complicidad constructiva público-privada. Una verdadera estrategia y polí­ticas discriminatorias. Una estrategia no pensada en una Europa abstracta y unitaria, competidora contra bloques determinados, sino múltiple en que diferentes paí­ses, economí­as y regiones puedan lograr su propio futuro. Basta de comunicaciones y declaraciones complacientes en las que, sobre el papel, quepan todos y que cada gobierno pueda vender en casa las bondades de una supuesta polí­tica común alineada con «la Biblia europea». No queda más remedio que asumir el riesgo de elegir… y, posiblemente, equivocarse.

Ahora que desde Bruselas, también, nos animan a abrazar el «Renacimiento Industrial», no caigamos en la trampa de adecuar nuestra estrategia, en exclusiva, a sus programas y fuentes de subvención, entrando en un pelotón general renunciando a un necesario, legí­timo y creciente liderazgo. Hagamos lo que creamos que debemos hacer y no lo que parecerí­a subvencionable con independencia de nuestros objetivos reales. En el caso de Euskadi, no se trata de renacer sino de «re-innovar» nuestra propia estrategia desde el largo, intenso y exitoso camino recorrido.

¿Cí“MO CRECER?: La verdadera conversación hacia la prosperidad compartida

(Artí­culo publicado en Deia el 9 de Marzo).

La resaca «intelectual», que no la de la insoportable violencia y guerrilla callejera anti sistema que nos ha dejado la semana tras el evento-presentación del gobierno español del supuesto paso de «la estabilización hacia el Crecimiento» de la economí­a española, bajo un pomposo reclamo («Global Spain Forum»), nos permite recuperar algunas piezas de interés que han de servirnos para enfrentarnos a la aún grave crisis en la que nos encontramos para construir un nuevo proceso hacia un futuro de crecimiento y prosperidad compartidos.

Más allá de los discursos explicativos y justificativos de determinadas polí­ticas y diagnósticos de la mayorí­a de los participantes (Comisarios europeos, FMI, Gobierno español…), quisiera destacar dos intervenciones discordantes con el guion general y sobre las que, en mi opinión, merece la pena insistir y profundizar: «Crecimiento Inclusivo y/o para el desarrollo humano sostenible» de la mano de sendas propuestas del Lehendakari Iñigo Urkullu y del Secretario General de la OCDE, íngel Gurrí­a.

íngel Gurrí­a «desentonó» (afortunadamente) del relativo optimismo y recomendaciones dominantes en el evento, llamando la atención sobre la aún lejana salida de la crisis y aportando una seria reflexión sobre el Crecimiento. Hace tan solo unos dí­as, en Nueva York, se celebró un Seminario de la llamada «Iniciativa para el Crecimiento Inclusivo», impulsado por la OCDE y la Ford Foundation bajo el sugerente tí­tulo «Cambiando la conversación sobre Crecimiento» (Going Inclusive: Changing the Conversation on Growth). Basta destacar la breve presentación de sus organizadores para comprender no ya el contenido del mismo sino, sobre todo, la necesidad de afrontarlo como prioridad a lo largo del mundo:

«El crecimiento económico es uno de los pilares clave de la economí­a, ha de entregar mejores estándares de vida para todos e incrementar la prosperidad, acompañado de mejoras sociales y bienestar. Por tanto, los beneficios de un mayor y mejor crecimiento han de ser compartidos por la sociedad en su conjunto. Junto con las correctas polí­ticas y herramientas, está a nuestro alcance y podemos hacerlo posible» (íngel Gurrí­a, Secretario General de la OCDE).

«Los lí­deres a lo largo del mundo buscan nuevas ví­as para lograr un avance sostenible de un crecimiento económico que reduzca la pobreza y la desigualdad. Necesitaremos soluciones reales y esperanzadas. Hemos de construir una aproximación inteligente que base el crecimiento en el potencial de todos contribuyendo a una sociedad igualitaria que comparta las ganancias de forma equitativa, al servicio de todos» (Darren Walker. Presidente Ford Foundation).

Presentación para un debate que poní­a sobre la mesa una pregunta base: ¿Por qué ha de importar la inclusión en materia de crecimiento? La respuesta no vení­a de la mano de aproximaciones éticas, escalas de valores, vocación filantrópica o entretenimiento académico, sino de la identificación de una serie de «Costes de la Desigualdad» que resultan excesivamente graves y demoledores:

–  200 MM de personas sin empleo.

–  La pobreza continúa aumentando y afectando a millones de familias.

–  El desempleo juvenil crece de forma imparable.

–  Restricciones al acceso a los servicios esenciales.

–  Frustrante pérdida de expectativas y satisfacción de necesidades.

–  Un gran número de personas están perdiendo oportunidades y proyectos de vida y pierden su confianza en quienes han de definir y aplicar nuevas polí­ticas económicas y sociales.

–  La desigualdad en rentas aumenta de manera alarmante concentrando en el 10% de las rentas, hasta 10 veces la del 10% del decil inferior, cuando era menor de 7 veces hace 25 años. Y esta desigualdad  aumenta en todos los paí­ses y regiones del mundo, llegando hasta más de 100 veces en Africa.

Con un cuadro como éste, no cabe sino cuestionar aproximaciones y posiciones clásicas para iniciar una nueva manera de afrontar la insostenible situación. Así­, si hace muchos años se defendí­a un pensamiento mayoritario planteando la elección de polí­ticas y resultados económicos vs. sociales (trade offs) y se supeditaba «el reparto del beneficio» al resultado previamente obtenido y, afortunadamente, las mejores evidencias -contra corriente- han demostrado que aquellos paí­ses (y empresas) que entendieron la competitividad como un completo proceso en el que las polí­ticas económicas y sociales habrí­an de conformar una estrategia única y que, precisamente, una red de bienestar es el mayor y mejor de los factores de competitividad (como el Caso Vasco), hoy, resulta imprescindible no solamente poner el acento en CUíNTO CRECER sino, sobre todo, en Cí“MO CRECER. Es el momento inevitable de comprometer gobiernos y a la totalidad de los grupos de interés (stake holders), en todos los niveles (global, nacional, regional y de las Ciudades-Municipios) en la búsqueda y aplicación de polí­ticas, planes y acciones tangibles para favorecer ese Cí“MO CRECER, Cí“MO INCLUIR a quienes hoy no participan de los beneficios del crecimiento cuantitativo observable y cómo hacerlo de manera sostenible.

En la segunda intervención destacada, el Lehendakari confrontó a la complaciente y no autocriticada «intervención austera» de los diferentes organismos intervinientes, cuyos resultados se han demostrado coadyuvantes del deterioro social y agravantes de la profundidad recesiva de las economí­as bajo su máxima de aplicar igual diagnóstico, tratamiento y medicina a todos, desoyendo sus propias contradicciones internas (basta revisar informes sucesivos del propio FMI), confundiendo el comportamiento de gobiernos, Paí­ses, industrias y empresas como si de actores similares se tratara una estrategia de crecimiento basada en un propósito: el desarrollo humano y el elemento esencial a quien ha de dirigirse: LAS PERSONAS. En su intervención no solamente destacó los valores y pilares del llamado MODELO VASCO (del que, al parecer hoy los mencionados organismos internacionales intervinientes en el evento mencionan como referente de éxito y constatan sus resultados diferenciados respecto del entorno en esta profunda crisis) construido a lo largo del tiempo, sino que reclamó llegado el momento de exigir de los rescatados (en especial el mundo financiero y, sobre todo, de quienes lo han hecho muy mal y hoy son ayudados por quienes sí­ se ocuparon de sus deberes) el esfuerzo de «rescatar e impulsar» la economí­a. Una economí­a, decí­a, al servicio de las PERSONAS, con cara y ojos, solidaria, comprometida con un desarrollo humano que haga del empleo fuente de riqueza, dignidad y proyecto de vida, esenciales para el progreso social y económico. Una economí­a basada en la empresa, de iniciativa privada y social que no es un espacio de confrontación empresario-directivo-trabajador, sino un conjunto convergente comprometido con la creación de valor, riqueza, empleo y prosperidad.

Bienvenidas voces discordantes, rigurosas con la gravedad de la situación, conscientes de la necesidad de abordar polí­ticas de ajuste y saneamiento, pero con un POR QUí‰, un PARA QUí‰ y un hacia donde. Medidas y polí­ticas con un proyecto de futuro, deseable y alcanzable. Que no nos pase lo que el Comisario europeo, Joaquí­n Almunia decí­a en torno a su presencia en la citada cumbre: «España no tiene PROYECTO, ha salido de la recesión pero aún le quedan demasiados deberes pendientes»…

Es sin duda, un momento crí­tico y complejo. Necesitamos, SI, reactivar nuestra economí­a y crecimiento, pero hemos de hacerlo de forma inequí­voca hacia la Prosperidad Compartida.

Ojalá que esta «Cumbre» mediática nos deje, al menos, como «herencia colateral» la oportunidad de repensar «nuestras conversaciones» hacia un futuro deseado y próspero. Que en este año de Europa -del que hablaremos mucho hasta las próximas elecciones de Mayo- veamos una Europa que recupere sus esencias sociales dando sentido a la economí­a y que devuelva la esperanza a todos aquellos que hemos querido ver en ella mucho más que un mercado.

Global Forum Spain en Bilbao: FAKE Marketing!

La publicidad y elevada presencia de medios  y periodistas no habituales en Euskadi nos recuerdan la celebración, en Bilbao, de una «Cumbre Económico-Polí­tica, al servicio de la certificación de la recuperación de la economí­a española» y, en palabras del Presidente Rajoy «explicar al mundo lo que hemos hecho para estar mejor que Alemania», bajo el subtí­tulo de un camino supuestamente ya recorrido en su primera y más compleja fase, «desde la estabilidad hacia el crecimiento». Hoy, Bilbao acoge la llamada Global Forum Spain.

Sin duda, es de gente educada dar la bienvenida a nuestros ilustres visitantes y acogerles con la hospitalidad que merecen. Pero también, resulta imprescindible recordarles la realidad del Paí­s que visitan para que no confundan ni los mensajes, ni el entorno. Y convendrí­a, también, que los alevines de la violencia sepan que no pueden destrozar la Gran Ví­a -como lo han hecho- recuperando los pasamontañas de antaño con la coartada de un mundo desigual trasladando la responsabilidad a los demás, bajo el paraguas de una protesta sindical.

Como todos sabemos, el plagio y la falsificación (FAKE INDUSTRY, en este caso) están penados, constituyen delito y son perseguidos por las autoridades económicas. Organismos internacionales, los gobiernos de la UE y sus Estados Miembro persiguen esta práctica, acusan a China de practicarla y usarla como una práctica desleal, de dumping social y anti competencia en contra de la «economí­a libre» y de las recomendaciones para un «buen comercio global» explicando en la mayorí­a de los casos, según dicen, la ventaja competitiva del gran jugador asiático. Todo tipo de autoridad busca la manera de terminar con el «top manta», favorecedor de la sustitución ilegal y de la economí­a informal tras la que, se dice, estarí­an mafias y organizaciones ilegales. Siendo esto así­, conviene sugerir a los lí­deres invitados a Bilbao que vayan más allá del slogan y la puesta en escena de esta Cumbre y que confronten el producto «fake« que se les ofrece con el original.

El gobierno español y su jefe de Estado, el Rey, han elegido Bilbao para esta Cumbre de objetivos desconocidos, sin agenda concreta, ni compromisos, ni trabajo previo preparatorio. Una cadena de discursos da paso a un supuesto Foro de debate constructivo. Y han querido usar Bilbao, Euskadi y el propio Museo Guggenheim como iconos del éxito de sus polí­ticas y, por supuesto, de su alineación de las mismas con las recomendaciones de los invitados (UE, FMI, BEI, OCDE…) y acoger una serie de empresas relevantes en el concierto internacional como ejemplo del buen hacer de España, incluso pidiendo a algunos de ellos que «proclamen su españolidad» pese a sus recientes manifestaciones crí­ticas contra la acción del gobierno, mientras hasta hace un par de dí­as nos explicaran que la globalización les ha llevado a ser cada vez menos españoles y menos dependientes de las polí­ticas del estado (incluso de las europeas)  y cada vez más interconectados con las de los paí­ses emergentes en donde generan la mayor parte de su negocio, captan a sus nuevos accionistas, contratan a la mayorí­a de sus trabajadores e invierten conforme a los intereses y necesidades de sus nuevos hogares de acogida. Este conjunto de asistentes e invitados darí­an cobertura a los mensajes de un gobierno pretendiendo vender al mundo un buen hacer, un éxito propio y una estabilización económica y saneamiento de un tejido destrozado para acometer un crecimiento para el que se desconoce proyecto real alguno.

Pues bien. Conviene decir a nuestros invitados que el Paí­s y economí­a que van a ver en estos dí­as (Euskadi-Paí­s Vasco-Bilbao) no es fruto ni de las polí­ticas del PP (que nunca ha tenido responsabilidad de gobierno en Euskadi salvo episodios recientes en Araba), ni del gobiernos español actual (rescatado por Europa y sometido a una troika externa que han impuesto una serie de polí­ticas y acciones que han profundizado el deterioro social, pobreza generalizada y retraso en la salida de la crisis), ni es fruto de su colaboración con el PSOE en sus funciones de gobierno en España , ni es tampoco consecuencia de una aplicación-imposición acertada de sus recomendaciones internacionales (FMI,OCDE, UE,BEI…). El hecho de que hoy, el llamado CASO VASCO sea objeto de atención (también del gobierno español) de la OCDE, del Fondo Monetario Internacional, de  la Unión Europea, del BID, por citar a algunos de los presentes, que reconocen y recomiendan observar la diferenciación exitosa del Paí­s Vasco en sus recientes trabajos sobre estrategia industrial, regional, clusterización de la economí­a, formación-empleo… es precisamente debido a haber optado por caminos distintos a los sugeridos o aplicados por el mundo del «pensamiento único» que ha sido eje conductor contra la crisis agravada -también- por su errática polí­tica de austeridad, prioridades iguales para todos y simplificación de las necesidades y demandas sociales. El gobierno que hoy pretende presumir de Bilbao y proyectar una imagen de éxito ha estado ausente de las estrategias y polí­ticas diseñadas y aplicadas en Euskadi a lo largo de estos últimos 30 años. Polí­ticas que hoy preconizan nuestros visitantes, no con su apoyo en los momentos crí­ticos. Y, por supuesto, ninguno de estos actores (medios de comunicación incluidos)  apoyaron el proyecto Guggenheim en cuyo seno celebran sus debates.

Es importante, si de lo que se trata es de aprender lecciones del pasado para construir el futuro, recordar que si hoy observamos en el «Modelo Vasco» una serie de factores de éxito: la apuesta por la industria como corazón de la economí­a real y del conocimiento y desarrollo (fuente de innovación, desarrollo tecnológico y empleo); en un marco completo de competitividad (asociado como factor crí­tico la cohesión y bienestar social -personas y territorios-); con una visión y estrategia de futuro, especializada, diferenciada y única («Inteligente» la rebautiza hoy Europa); desde un liderazgo e implicación de los gobiernos e instituciones vascas propiciando un modelo de cooperación público-privada y público-público; potenciando una estructura democrática confederada que ha facilitado el control e impulso de estrategias y polí­ticas diversas pero convergentes; con una polí­tica fiscal y tributaria al servicio de la empresa y la actividad económica y no un instrumento recaudatorio en exclusiva; y si se ha apostado por un sector público de calidad pese a las enormes limitaciones de marcos estatales centralizadores y organizaciones acordes con una sociedad y economí­a del siglo XIX y no de la nueva era del conocimiento… ha sido, precisamente, por ir contra-corriente. Euskadi decidió seguir un camino propio, «apropiándose» de su futuro desde un compromiso real, desde nuestra pequeñez pero deseo de co-protagonismo en aquello que podamos ser el dí­a de mañana. Y así­, pese a la existencia de una violencia terrorista, además distorsionadora de cualquier proyecto de futuro, así­ como a un incumplido desarrollo estatutario condicionante de profundas ineficiencias y gaps de gobierno propio, y pese al deterioro reciente en los últimos cinco años de crisis generalizada, presentamos una mejor cara que otros que no siguieron estas lí­neas observadas.

Por tanto, la fotografí­a del HOY en Bilbao, (renta per cápita, í­ndice de desempleo, de desarrollo humano, de pobreza y cohesión social, de internacionalización de nuestra Sociedad y economí­a, de innovación y capacidad tecnológica, nivel educativo, tejido industrial avanzado, finanzas públicas, «isla en la corrupción española» y voluntad de construir -de verdad- la paz y dar por terminada la violencia padecida y sus causante condicionantes…) es la de Euskadi, SI, pero no la de ESPAí‘A. Es una fotografí­a deteriorada con el paso de los últimos cinco años, aquejados, también por esa crisis que nos ha afectado a todos. Una fotografí­a en blanco y negro que se vuelve de color si nos comparamos con la de la España real que hoy no se muestra en este Foro de Bilbao, pero que no nos satisface. Queremos una foto en color pero en referencia a los paí­ses lí­deres en el mundo, en competitividad, crecimiento desarrollo humano sostenible y, sobre todo, igualdad, empleo, cohesión social y bienestar. Para esa foto queremos vuestra colaboración.

Como decí­a hace unos dí­as el Comisario Europeo, Joaquí­n Almunia (presente hoy en la Cumbre de Bilbao): «España carece de PROYECTO, tiene mucho por hacer y aún no ha salido de la crisis», o la propia Comisión: «Tenemos que reinventar la industria. Un nuevo Renacimiento resulta imprescindible«, y «España no ha hecho los deberes«, su ausencia de tejido industrial es evidente, su desequilibrio territorial insostenible, su modelo de gobernanza ineficiente y el camino a recorrer enorme. Se ha superado la recesión, el entorno parece que se mueve, la mal entendida «austeridad» e inacción en el cambio real de los Organismos internacionales ayudará a avanzar y el posicionamiento exterior de algunas empresas lí­deres, impulsará nuevas esperanzas pero queda un larguí­simo camino por recorrer desde una posición desfavorable tras una grave vuelta a indicadores del pasado. La propia OCDE, en una interesante e imprescindible iniciativa  de la mano de una colaboración Pública-Privada, llama a «una nueva conversación en torno al crecimiento hacia un nuevo modelo de crecimiento inclusivo contrario a la desigualdad«. No es cuestión solamente de crecer sino de como hacerlo.

Todos hemos aprendido de esta larga y profunda crisis. Esperemos que esta «falsa propaganda de hoy, este FAKE MARKETING» no sea sino una «necesaria venta de imagen e ilusión», pero que, superado el objetivo electoral, los protagonistas invitados ni se crean la foto ni crean haber comprobado los grandes avances de la economí­a española. Que mañana, cada uno en su puesto de responsabilidad, vuelva a trabajar desde las lecciones aprendidas, tejiendo un nuevo espacio de colaboración real. En ese espacio, nos encontrarán, trabajando.

Bienvenidos a Bilbao. ONGI ETORRI.

Recordando a Ricard Fornesa

Un breve recuerdo y sincero abrazo de despedida a Ricard Fornesa. Reconocido empresario catalán que hizo de las demandas de la Sociedad el modelo de negocio de las empresas que dirigió. Su apuesta por «sustituir a la Administración desde la gestión privada» en negocios regulados como Agbar, Caixa, etc. permiten que hoy, hablemos de estas empresas de éxito.

Ricard Fornesa tuvo la amabilidad y generosidad de presentar junto con nuestro común y querido amigo Pedro Nueno -mi libro «Alianzas Coopetitivas para la Nueva Economí­a: Empresas, Gobiernos y Regiones Innovadoras», en la Barcelona del 2000. Desde entonces, enorme es el camino recorrido enriqueciendo aquellas ideas hoy más vigentes que nunca.

Descanse en Paz.