¿Construyendo un nuevo espacio Europa-América Latina?

De la mano de la Fundación Sabino Arana, el proceso Think GAUR 2020 impulsado por el EAJ-PNV, y el Partido Demócrata Europeo, se celebró un encuentro académico-polí­tico sobre el apasionante tema de «Un mundo en transformación», centrado en el debate globalización vs. Regionalización en el espacio en construcción Europa-Latino América.

Con una nutrida presencia de ponentes de ambos continentes, tuve la oportunidad de participar.  Y, más allá de mi intervención dirigida a explicar la «trampa del mensaje globalizador bajo pensamiento único» y destacar la compleja realidad de múltiples piezas tanto en Europa como en América y la ineficaz «palanca de colaboración» que tanto Bruselas como los diferentes estados miembro europeos (desde luego España) vienen aplicando, eso sí­, con recursos crecientes año a año, resultaron de interés -en mi opinión- una serie de cuestiones a resaltar:

 

1.      La necesidad de resituar a la POLíTICA en primer plano.  El supuesto libre mercado y la velocidad que impone, los poderes fácticos y, en especial, mediáticos, han subvertido la capacidad y poderes polí­ticos obligando a los gobiernos a ir a remolque actuando tras decisiones de terceros.

2.      El llamado modelo europeo de éxito que da lugar a la Unión Europea actual ni es ni puede ser el modelo a imponer en América.  Ni la UE avanza en un modelo de éxito (secuestrado en los últimos años por los ejecutivos no sujetos a control polí­tico y democrático), ni asienta en esquemas de gobernanza, incumple principios fundamentales de subsidiariedad, ni pretende entender la realidad Latino Americana, empeñándose en articular «Mercados Comunes» no al servicio natural de Latino América, sino al de las empresas europeas que buscan su globalización en América (basta recordar que el 35% de los beneficios de las principales empresas del IBEX-35 se generan en Latino América)

 

3.      América Latina vive un proceso crí­tico y complejo no ya de articulación de determinados mercados comunes (desde un MERCOSUR como primer referente), sino de una nueva configuración externa e interna de marcos económicos pero, sobre todo, polí­tico-administrativos.  El puzle de diferentes jugadores da lugar a múltiples formas, no excluyentes, interdependientes que aspiran a jugar con papel claro, con voz propia.

 

Unas buenas referencias de interés que mercerí­a la pena tener en cuenta.  No solo para plantearnos la marcha interna de la UE (que puede verse abiertamente cuestionada, una vez más, en el próximo referéndum de Irlanda), sino de la América Latina -cada vez más presente en Europa- y las propias relaciones entre ambos espacios.  Quizás no venga mal a Presidentes de Gobierno y funcionarios de Bruselas comprender que los tiempos de clubs particulares y cumbres mediáticas con la ya cansina fotografí­a repetida como único mensaje de avance, han pasado a mejor vida.  Europa -y, en este caso, también América Latina- necesitamos nuevos caminos y mejores liderazgos.