La semana pasada,en el marco de los cursos de la Universidad de Verano ( UPV-EHU) en Donostia-San Sebastián, tuve la oportunidad de participar ,junto con los profesores Joan Subirats y Tamyko Isa, con nuestras diferentes ponencias en torno la cooperación público-privada como uno de los elementos relevantes en la nueva cultura política basada en la participación y colaboración entre los diferentes agentes económico, institucionales, sociales y ciudadanos que,de la mano de una nueva modalidad de liderazgo compartido,diseñan estrategias para hacer realidad visiones generadoras de bienestar y competitividad en los territorios en que conviven.
Del conjunto de intervenciones podríamos concluir una serie de mensajes que merecería la pena tener en cuenta en los momentos actuales:
1) Más allá del mensaje de la colaboración y la cooperación público-privada que parece estar en boca de todos y que puede considerarse una especie de panacea,existe una compleja realidad que limita sus bondades y capacidades de transformación y logro de los objetivos buscados.
2) La cooperación público-privada no es simplemente una opción deseable sino más bien imprescindible: la complejidad del mundo en que nos movemos, la interdependencia existente, la ausencia de límites y fronteras entre empresas,industrias, regiones, Administraciones…obliga a una manera abierta y coopetitiva de abordar los problemas desde ópticas de solución.
3) No existe una sola forma de cooperar.Los partenariados público-privados, de gran generalización a lo largo del mundo,han respondido más al área de los tangibles asociables a un modelo económico basado en la infraestructura y la estrechez de normas de financiación pública y criterios de endeudamiento. Su compleja estructura, maduración, dificultades de generación de confianza, limitaciones a los procesos de contratación y gestión,han convivido con su extensión y desarrollo. Con resultados positivos ( pese a un elevado número de fracasos) deben considerarse como un instrumento,no como un todo y , sobre todo, exigen una revisión y adecuación a nuevos espacios ( sanidad, educación, servicios sociales) que posibiliten un avance real en el mundo de la cooperación público-privada, yal marco de los intangibles asociados a la llamada economía creativa y del conocimiento.
4) Coopetir ( competir y cooperar) en el espacio público-privado exige aprendizaje, confianza, co-liderazgo,control y voluntad política ( no solo desde las administraciones sino desde las empresas).Su éxito es fruto de una generosidad, dedicación, riesgo y esfuerzo sostenido.No es fruto de la casualidad.
Estas ideas ,en apariencia simples y conocidas, chocan con la tozuda realidad.A lo largo del fin de semana, he podido seguir en prensa reacciones a otras intervenciones a lo largo del curso mencionado. Críticas a iniciativas de cooperación público-privada.Los viejos esquemas del pasado, concibiendo estamentos estanco totalmente separados y diferenciados entre los espacios privado y público siguen dominando.Si la Administración se acerca a modelos de cooperación con la empresa privada saltan las alarmas: lobby, carencia de ideas y liderazgo, sometimiento al poder de las «fuerzas vivas», intereses particulares, ausencia de concurrencia y/o beneficio a pocos…
La coopetición público-privada resulta imprescindible para acometer los retos del futuro.Ahora bien, como todo, exige principios, valores, marcos y actitudes positivos.Es un proceso,inacabable, muy exigente. En él, cada una de las partes implicabes ha de saber distinguir entre aquello esencial que no debe compartir, lo que sí denbe comapartir y ,por supuesto,establecer estrategias comunes a la vez queSU PROPIA ESTRATEGIA íšNICA Y DIFERENCIADA.
UN LARGO CAMINO POR RECORRER…