La publicidad y elevada presencia de medios y periodistas no habituales en Euskadi nos recuerdan la celebración, en Bilbao, de una «Cumbre Económico-Política, al servicio de la certificación de la recuperación de la economía española» y, en palabras del Presidente Rajoy «explicar al mundo lo que hemos hecho para estar mejor que Alemania», bajo el subtítulo de un camino supuestamente ya recorrido en su primera y más compleja fase, «desde la estabilidad hacia el crecimiento». Hoy, Bilbao acoge la llamada Global Forum Spain.
Sin duda, es de gente educada dar la bienvenida a nuestros ilustres visitantes y acogerles con la hospitalidad que merecen. Pero también, resulta imprescindible recordarles la realidad del País que visitan para que no confundan ni los mensajes, ni el entorno. Y convendría, también, que los alevines de la violencia sepan que no pueden destrozar la Gran Vía -como lo han hecho- recuperando los pasamontañas de antaño con la coartada de un mundo desigual trasladando la responsabilidad a los demás, bajo el paraguas de una protesta sindical.
Como todos sabemos, el plagio y la falsificación (FAKE INDUSTRY, en este caso) están penados, constituyen delito y son perseguidos por las autoridades económicas. Organismos internacionales, los gobiernos de la UE y sus Estados Miembro persiguen esta práctica, acusan a China de practicarla y usarla como una práctica desleal, de dumping social y anti competencia en contra de la «economía libre» y de las recomendaciones para un «buen comercio global» explicando en la mayoría de los casos, según dicen, la ventaja competitiva del gran jugador asiático. Todo tipo de autoridad busca la manera de terminar con el «top manta», favorecedor de la sustitución ilegal y de la economía informal tras la que, se dice, estarían mafias y organizaciones ilegales. Siendo esto así, conviene sugerir a los líderes invitados a Bilbao que vayan más allá del slogan y la puesta en escena de esta Cumbre y que confronten el producto «fake« que se les ofrece con el original.
El gobierno español y su jefe de Estado, el Rey, han elegido Bilbao para esta Cumbre de objetivos desconocidos, sin agenda concreta, ni compromisos, ni trabajo previo preparatorio. Una cadena de discursos da paso a un supuesto Foro de debate constructivo. Y han querido usar Bilbao, Euskadi y el propio Museo Guggenheim como iconos del éxito de sus políticas y, por supuesto, de su alineación de las mismas con las recomendaciones de los invitados (UE, FMI, BEI, OCDE…) y acoger una serie de empresas relevantes en el concierto internacional como ejemplo del buen hacer de España, incluso pidiendo a algunos de ellos que «proclamen su españolidad» pese a sus recientes manifestaciones críticas contra la acción del gobierno, mientras hasta hace un par de días nos explicaran que la globalización les ha llevado a ser cada vez menos españoles y menos dependientes de las políticas del estado (incluso de las europeas) y cada vez más interconectados con las de los países emergentes en donde generan la mayor parte de su negocio, captan a sus nuevos accionistas, contratan a la mayoría de sus trabajadores e invierten conforme a los intereses y necesidades de sus nuevos hogares de acogida. Este conjunto de asistentes e invitados darían cobertura a los mensajes de un gobierno pretendiendo vender al mundo un buen hacer, un éxito propio y una estabilización económica y saneamiento de un tejido destrozado para acometer un crecimiento para el que se desconoce proyecto real alguno.
Pues bien. Conviene decir a nuestros invitados que el País y economía que van a ver en estos días (Euskadi-País Vasco-Bilbao) no es fruto ni de las políticas del PP (que nunca ha tenido responsabilidad de gobierno en Euskadi salvo episodios recientes en Araba), ni del gobiernos español actual (rescatado por Europa y sometido a una troika externa que han impuesto una serie de políticas y acciones que han profundizado el deterioro social, pobreza generalizada y retraso en la salida de la crisis), ni es fruto de su colaboración con el PSOE en sus funciones de gobierno en España , ni es tampoco consecuencia de una aplicación-imposición acertada de sus recomendaciones internacionales (FMI,OCDE, UE,BEI…). El hecho de que hoy, el llamado CASO VASCO sea objeto de atención (también del gobierno español) de la OCDE, del Fondo Monetario Internacional, de la Unión Europea, del BID, por citar a algunos de los presentes, que reconocen y recomiendan observar la diferenciación exitosa del País Vasco en sus recientes trabajos sobre estrategia industrial, regional, clusterización de la economía, formación-empleo… es precisamente debido a haber optado por caminos distintos a los sugeridos o aplicados por el mundo del «pensamiento único» que ha sido eje conductor contra la crisis agravada -también- por su errática política de austeridad, prioridades iguales para todos y simplificación de las necesidades y demandas sociales. El gobierno que hoy pretende presumir de Bilbao y proyectar una imagen de éxito ha estado ausente de las estrategias y políticas diseñadas y aplicadas en Euskadi a lo largo de estos últimos 30 años. Políticas que hoy preconizan nuestros visitantes, no con su apoyo en los momentos críticos. Y, por supuesto, ninguno de estos actores (medios de comunicación incluidos) apoyaron el proyecto Guggenheim en cuyo seno celebran sus debates.
Es importante, si de lo que se trata es de aprender lecciones del pasado para construir el futuro, recordar que si hoy observamos en el «Modelo Vasco» una serie de factores de éxito: la apuesta por la industria como corazón de la economía real y del conocimiento y desarrollo (fuente de innovación, desarrollo tecnológico y empleo); en un marco completo de competitividad (asociado como factor crítico la cohesión y bienestar social -personas y territorios-); con una visión y estrategia de futuro, especializada, diferenciada y única («Inteligente» la rebautiza hoy Europa); desde un liderazgo e implicación de los gobiernos e instituciones vascas propiciando un modelo de cooperación público-privada y público-público; potenciando una estructura democrática confederada que ha facilitado el control e impulso de estrategias y políticas diversas pero convergentes; con una política fiscal y tributaria al servicio de la empresa y la actividad económica y no un instrumento recaudatorio en exclusiva; y si se ha apostado por un sector público de calidad pese a las enormes limitaciones de marcos estatales centralizadores y organizaciones acordes con una sociedad y economía del siglo XIX y no de la nueva era del conocimiento… ha sido, precisamente, por ir contra-corriente. Euskadi decidió seguir un camino propio, «apropiándose» de su futuro desde un compromiso real, desde nuestra pequeñez pero deseo de co-protagonismo en aquello que podamos ser el día de mañana. Y así, pese a la existencia de una violencia terrorista, además distorsionadora de cualquier proyecto de futuro, así como a un incumplido desarrollo estatutario condicionante de profundas ineficiencias y gaps de gobierno propio, y pese al deterioro reciente en los últimos cinco años de crisis generalizada, presentamos una mejor cara que otros que no siguieron estas líneas observadas.
Por tanto, la fotografía del HOY en Bilbao, (renta per cápita, índice de desempleo, de desarrollo humano, de pobreza y cohesión social, de internacionalización de nuestra Sociedad y economía, de innovación y capacidad tecnológica, nivel educativo, tejido industrial avanzado, finanzas públicas, «isla en la corrupción española» y voluntad de construir -de verdad- la paz y dar por terminada la violencia padecida y sus causante condicionantes…) es la de Euskadi, SI, pero no la de ESPAí‘A. Es una fotografía deteriorada con el paso de los últimos cinco años, aquejados, también por esa crisis que nos ha afectado a todos. Una fotografía en blanco y negro que se vuelve de color si nos comparamos con la de la España real que hoy no se muestra en este Foro de Bilbao, pero que no nos satisface. Queremos una foto en color pero en referencia a los países líderes en el mundo, en competitividad, crecimiento desarrollo humano sostenible y, sobre todo, igualdad, empleo, cohesión social y bienestar. Para esa foto queremos vuestra colaboración.
Como decía hace unos días el Comisario Europeo, Joaquín Almunia (presente hoy en la Cumbre de Bilbao): «España carece de PROYECTO, tiene mucho por hacer y aún no ha salido de la crisis», o la propia Comisión: «Tenemos que reinventar la industria. Un nuevo Renacimiento resulta imprescindible«, y «España no ha hecho los deberes«, su ausencia de tejido industrial es evidente, su desequilibrio territorial insostenible, su modelo de gobernanza ineficiente y el camino a recorrer enorme. Se ha superado la recesión, el entorno parece que se mueve, la mal entendida «austeridad» e inacción en el cambio real de los Organismos internacionales ayudará a avanzar y el posicionamiento exterior de algunas empresas líderes, impulsará nuevas esperanzas pero queda un larguísimo camino por recorrer desde una posición desfavorable tras una grave vuelta a indicadores del pasado. La propia OCDE, en una interesante e imprescindible iniciativa de la mano de una colaboración Pública-Privada, llama a «una nueva conversación en torno al crecimiento hacia un nuevo modelo de crecimiento inclusivo contrario a la desigualdad«. No es cuestión solamente de crecer sino de como hacerlo.
Todos hemos aprendido de esta larga y profunda crisis. Esperemos que esta «falsa propaganda de hoy, este FAKE MARKETING» no sea sino una «necesaria venta de imagen e ilusión», pero que, superado el objetivo electoral, los protagonistas invitados ni se crean la foto ni crean haber comprobado los grandes avances de la economía española. Que mañana, cada uno en su puesto de responsabilidad, vuelva a trabajar desde las lecciones aprendidas, tejiendo un nuevo espacio de colaboración real. En ese espacio, nos encontrarán, trabajando.
Bienvenidos a Bilbao. ONGI ETORRI.