Las antesalas de la ralentización del crecimiento económico, de crisis económicas o ,incluso, de hipotéticas recesiones suelen dar paso a nuevos ( ó viejos) debates en relación con las políticas económicas y sociales y suelen centrarse en algunos elementos tópicos que ,las más de las veces, terminan provocando posicionamientos ideológicos en torno a modelos ,bien favorables al mercado como rector invisible de la equidad y eficiencia o,por el contario ,al intervencionismo público y al llamado estado proteccionista o de bienestar.
Así, en nuestro entorno más próximo, la resaca electoral da paso a anuncios de crisis- matizadas según el bando ideológico de quien la menciona- y el debate se centra en las opciones inflación-salarios,impuestos,protección social, y la flexibilidad-seguridad laborales.Como siempre, las discusiones se centran en un principio enfermizo que viene instalándose en el establishment en el sentido de dar por buena la idea de que « no hay margen de maniobra» apostando por una especie de política única, de caracter macroeconómico, que ha de ser decidida en algún lejano lugar cuyos responsables escapen al control directo de los ciudadanos y sus representantes democráticamente elegidos. Suele ser la hora de los Bancos Centrales,el Fondo Monetario Internacional,ó la «Comisión» en el caso europeo.De esta forma, las responsabilidades y debates se diluyen, las diferentes opciones escapan de la decisión directa de los actores y jugadores reales y pareceríamos conformarnos con padecer las consecuencias de terceros.De esta forma, evitamos ejercer nuestro derecho y obligación de elegir un camino y futuro propios.
En este contexto general,como mucho, podríamos optar por planteamientos lineales calificados de «Liberalismo» o «socialdemocracia» arrojados de forma peyorativa entre unos y otros.Sin embargo, basta sacar un poco la cabeza del agujero para tratar de descubrir espacios con el oxigeno suficiente como para transitar hacia otras formas de acometer un futuro distinto ( y , claramente mejor).Así, quienes aspiramos a construir un modelo competitivo y solidario,un marco de bienestar propio, que supere los escenarios actuales, tendemos a recurrir a la experiencia de los referentes de éxito para comprender que las cosas se pueden hacer de distinta manera y que siempre hay lugar para un aprendizaje e incorporación de nuevas piezas a nuestro puzzle estratégico particular.Este es el caso de Dinamarca y su fenómeno flexicurity que parece funcionar. Al menos, si comprobamos que este pequeño país ocupa el tercer puesto en el ranking mundial de la competitividad ( WEF-GCI), y ofrece la segunda tasa de desempleo más baja de todos los países de la OCDE ( 2,8%).Posee una economía abierta, ampliamente globalizada ( que se diría ahora),transparente con un claro contexto de libre empresa , a la vez que que destaca por su elevadísimo gasto público siendo el segundo máximo pagador de impuestos ( tasa impositiva),tras Suecia, en el mundo. Para no dejarnos nada relevante, debemos añadir que tiene unos salarios hasta un 70% más elevados que la media de la OCDE..¿Cómo lo logran? En el centro de este modelo propio está su MERCADO LABORAL y , en especial, la clave de su flexicurity que pretende hacer econciliables la flexibilidad y la seguridad en el empleo demostrando una altísima rotación, soportada en contratos fijos y con una casi nula limitación al despido o rescisión de contratos.¿Se trata de la cuadratura del círculo?
Parecería que el mundo occidental ha de apostar por los salarios bajos,el empleo precario,la debilidad sindical, el desmantelamiento del estado de bienestar… y que todo ésto supone apostar por la mano invisible del mercado.O por otra parte, no aceptar las recetas unilaterales de una parte, supone entregarte al » capitalismo salvaje» que destroza la dignidad del sistema.El modelo danés, demuestra la posibilidad de avanzar , sin demagogia, por senderos de futuro,eso sí, en marcos coherentes y completos, en los que las diferentes piezas encajan y responden a un alineamiento de largo recorrido a lo largo del tiempo.
Nuestras aspiraciones de un nuevo modelo de bienestar exigen nuevos modos de avance, compromisos entre las diferentes partes implicadas,y estrategias coherentes que supogan la apuesta por un futuro deseado.Dinamarca, también- sometido a fuertes dificultades que empañan su horizonte-nos puede dar un poco de luz para avanzar hacia un nuevo espacio deseable.Aprendamos de su modelo de seguridad, en el largo plazo, desde la flexibilidad en modos y actitudes.