Ayer fue un día triste en Arrasate-Mondragón, en pleno corazón del movimiento cooperativo, del primer grupo industrial vasco y séptimo del Estado español, símbolo de una manera diferente de entender la empresa, las relaciones industriales y el compromiso personal y solidario del trabajo asociado.
El anuncio de la solicitud de un pre-concurso de acreedores de uno de los buques insignia del Grupo, Fagor Electrodomésticos, como último balón de oxígeno para ganar tiempo en su nuevo y esperemos que no último reto para evitar su liquidación, acometer el pago ordenado de sus deudas (más de 1.000 millones de euros), reorientar su empleo (5.700 personas), repensar su huella productiva y de distribución y servicio internacional, reformular su relación intra-grupo y «salvar lo salvable» en un marco cierto de competitividad futura, ha sido un mazazo en el corazón y espíritu del cooperativismo vasco y del País.
Hoy resultaría fácil buscar y señalar causas más allá de la coyuntura, la caída de los mercados, la crisis generalizada y los nuevos paradigmas de la competitividad empresarial. Es oportunidad, también, para que muchos detractores eleven a categoría la erradicación del espíritu y modelo cooperativo cuestionando su viabilidad en un mundo global. Incluso, desgraciadamente, provocará una cierta alegría o regusto en quienes han considerado a MCC-Fagor un «mundo aparte mimado por Instituciones, medios, academia, etc.
Así, sin duda, Fagor-MCC han de ocuparse de lo urgente y utilizar este espacio legal pre-concursal para solucionar los problemas inmediatos pensando en un futuro posible en contraposición a un cierre o liquidación definitiva. Será en ese ejercicio en el que deban reforzarse las ideas esenciales de la estrategia, la inversión en I+D, la internacionalización, la apuesta por la manufactura avanzada, la participación de los trabajadores en la propiedad y gestión. Será el momento de reformular la relación-dependencia-valor intra grupo y contributiva de la «corporación», el modo de convertir en estrategia real su huella a lo largo del mundo, su modelo de relación no ya solo con las diferentes Sociedades y Comunidades en que desarrolla su actividad sino con los diferentes gobiernos con los que interactúa (en especial con las Instituciones vascas).
Repaso de elementos clave que han hecho de Fagor y MCC el exitoso proyecto que valoramos. Los ejes que han provocado su éxito son los vectores recomendables para crear futuro. No es cuestión de prescindir de ellos o convertirlos en responsables de las dificultades de hoy. Se tratará, en su caso, de reformularlos en términos esenciales en la coherencia de una estrategia firme que garantice un proyecto viable de futuro.
Por el bien de Fagor, el de MCC, el de la esencia social, Euskadi y de los complejos retos a los que nos enfrentamos como Sociedad en el compromiso y responsabilidad de crear riqueza y empleo, deseemos que la tristeza de hoy se vuelva pronto en esperanza y satisfacción.
Fagor-MCC sorte on!