A lo largo de esta semana, una vez más, Euskadi vuelve a concentrar el pensamiento creativo e innovador, fruto de su apuesta pionera y permanente en la vangaurdia del conocimiento aplicado en el amplio y complejo mundo de la competitividad. En esta ocasión, lo hace dado su rol destacado en el espacio de la «clusterización de la economía».
En estos días, el Instituto Vasco de Competitividad-ORKESTRA será el anfitrión de medio millar de «practitioners» del mundo de la clusterización. Hoy en día, el mundo vive una generalizada apuesta por la clusterización como herramienta eficaz en la búsqueda de la competitividad empresarial, social y prosperidad de los países y sus ciudadanos. Así, de la mano de la TCI, http://www.tci2012.com asociación mundial de expertos y organizaciones acádémica, gubernamentales y empresariales dedicadas a la práctica de la clusterización, su Congreso anual (15th TCI Annual Global Conference), permitirá contrastar novedades, aprendizaje y mejores prácticas.
El Congreso de este año se desarrolla en un momneto especial: una creciente ola recesiva en l economía mundial con especial virulencia y dramatismo en Europa. El momento permite constatar como aquellas regiones que, en su momento, apostaro por el concepto COMPETITIVIDAD y la manera adecuada de conseguirla dando respuesta a las tendencias y demandas naturales que encontraban su mejor solución desde la clusterización de las economías presentes y deseables en un territorio determinado, han sido capaces de responder de mejor manera a los embates externos. Euskadi es un caso claro. Hoy, pese a las dudas y temores del pasao, el País vasco fue capaz de afrontar una inevitable modernización y reconversión de su economía, construyendo su futuro desde aquellas capacidades, empresas y valores preexistentes, asumiendo riesgos y esfuerzo hacia ina estrategia de futuro que obligó a «ir contra corriente». Hoy, 30 años después de ese cambio radical soportamos mejor la crisi que nuestros vecinos y afrontamos, desde nuestras fortalezas, una nueva etapa de cambios necesarios con la convicción de saber que, también, saldremos adelante.
El momento es especialmente oportuno. Una vez más, el «suicidio económico» de las políticas seguidas por la Unión Europea para enfrentarse a una crisis mal diagnosticada exclusivamnete centrada en la punta del iceberg del sistema financiero, bajo el peor tratamiento recetado-a todos por igual- del «ajuste vía recorte presupuestario» y la generalizada descalificación de lo entes subnacionales, confiando en que la aproximación macroeconómic salvaría al enfermo, encuentra la oposición incluso del Fondo Monetario Internacional que, fiel a su historia de escasos éxitos sociales, se había alineado con dichas políticas. Su reciente informe de la semana pasada, si bien vuelve a insistir «en la buena dirección de determinadas políticas, criticando su irregular y tardía implementación», destaca como Europa necesita un cambio de timón, urgente, hacia políticas de crecimiento, desarrollo regional cohesionado y creación de empleo. Dichas políticas serán inviables si no se produce una sustancial apuesta del sector público. La inversión innovadora, el acomoo temporal de ajustes y déficits, la prioridad en el capital humano y social, la nueva governancia infraestados, resultan vitales si en un esfuerzo de solidarida intergeneracional no se reconducen las estrategias de futuro. En el escenario actual, España y Grecia, en primer lugar y, más tarde, Europa en su conjunto, profundizarán su crisis hasta al menos el 2018 dando lugar a una década perdida y a una base nefasta para cualquier expectativa de futuro para las nuevas generaciones.
Esta semana, Euskadi tiene la oportunidad de anteponer modelos diferentes. Ideas contrapuestas a ese pensamiento único paralizante. Provocar el debate a la búsqueda de nuevos modelos, a la apuesta por una clusterizaión superadora del individualismo, de la competencia suma cero, de la globalización que prescinde de la base país y soportada en salidas individuales ajenas a las fortalezas reales de las personas, empresas y paises. Es el momento de reclamar al mundo su atención en el profundo grado de desigualdad entre regiones, advertir sobre diferentes posibilidades de supervivencia. Es el momento de decirle a los demás que el futuro no es uniforme ni mucho menos un regalo espontáneo. Responde, por el contrario, a unas aspiraciones y propósito concreto, a un saber hacer determinado, a un esfuerzo colectivo y a un compromiso a largo plazo. Esto es lo que hay detrás de la clusterización y de la competitividad. Esto es economía. Esto es ideología. Esto es hacer política. De esto trata el Congreso que mañana iniciamos. Por supuesto se hablará de las experiencias de empresas exitosas que han sabido estblecer sistemas colaborativos para su internacionalización, innovación y desarrollo tecnológico. Estudiaremos la forma en que una infraestructura genera impacto en el dearrollo local, sus empresas y ciudadanos. Observaremos experiencias de generación de partenariados público-privados, veremos la manera de construir clusters de futuro y d apostar por la economía del conocimeiento en el marco de la economía creativa, la energía y la bioceincias. Pero, sobre todo, aprenderemos de la institucionalización colaborativa, de la governanza, el esfuerzo, el emprendimiento arriesgado y la glokalización sabiendo que lejos de moverte por razones «aldeanas del pasado», apostar por identidad, cultura, pertenencia y desarrollo local es la mejor de las fortalezas para mundializar la economía, potenciando el capitl humano y las oportunidades de empleabilidad para tu sociedad.
Clusterizar para la Competitividad. SI, pero, bien entendida, al servicio de la prosperidad de las personas.