En un momento en el que voces diversas se acercan al mundo de la empresa para repensar su esencia, fortaleza organizativa, trascendencia y centralidad protagonista en la generación de riqueza, cobra especial relevancia la llamada «Empresa Familiar» que como bien explica en su gran best seller, Imanol Belausteguigoitia, Director del Centro de Desarrollo de la Empresa Familiar en el ITAM (Instituto Tecnológico Autónomo de México), «no es lo mismo que empresa familista, en la que concurren personas de una misma familia sin las competencias y capacidades adecuadas a las tareas que han de desempeñar por la única razón de ser miembros de la familia que controla la empresa». Imanol, extraordinario académico, gran especialista tanto en el mundo de la empresa familiar como del emprendizaje y la competitividad y, sobre todo, excelente persona, reivindica esta tipología de empresa en una época de pérdida de valores «dando una nueva dimensión al valor del ser humano como el recurso más importante». Y no solo lo pone de manifiesto en su ya imprescindible libro («Empresas Familiares: su dinámica, equilibrio y consolidación». Ed. McGraw-Hill) sino que lo lleva a sus últimas consecuencias en diferentes espacios de su vida.
En este sentido, resulta destacable su compromiso con una iniciativa social (www.imanolcorreporcardi.org) dirigida al núcleo más desfavorecido de la familia, formalizando intervenciones de acompañamiento, provisión de recursos esenciales y de emergencia, servicios psicológicos, sociales y de acogida a las personas más vulnerables, buscando su recuperación y desarrollo integral. Su aproximación a esta «Base de la Pirámide» le lleva a animarnos a cooperar con nuestros «servicios en especie» dando algo de nuestro propio caudal profesional y personal, más allá del cheque (necesario e imprescindible) frío o lejano del objetivo final. Así, en estos días, Imanol «corre por CARDI» en la «Coastal Challenge 2014« , una de las pruebas más exigentes en los preciosos parajes de Costa Rica (225 km en condiciones extremas).
Como en su focalización profesional, el reto y desafíos de la naturaleza, se traduce en la búsqueda de ese complejo equilibrio entre empresa y familia, su necesaria profesionalización y especial gobernanza y sus tiempos -no solamente en la sucesión- tras un cambiante hilo conductor desde valores intergeneracionales dispares cuando no en conflicto.