CRISIS Y GLOBALIZACIí“N…

         El que la crisis (ésta y cualquier otra en el tiempo) se extiende a lo largo del mundo no significa que deba ser definida como global.  Más bien, uno de los mayores obstáculos para superarla reside precisamente en esta mala calificación. Su atributo «global» nos lleva a una errónea consideración de sus causas y, sobre todo, sus posibles ví­as de solución.  El concepto «global» parece llevarnos al equí­voco  de una «etiqueta idéntica», de igual intensidad, que requiere una receta única y, necesariamente, obligue a a una toma de decisiones  unitaria y centralizada en «algún remoto lugar por aquellos que no conocemos y a quienes no somos capaces ni de controlar ni de pedir explicaciones por sus resultados y consecuencias».  El carácter global exime de compromisos y responsabilidades: «otros la provocaron, otros habrán de resolverla…».El atributo  «global» nos ha hecho demasiado daño: solamente seguimos «/ noticias mágicas» a lo largo de todas las cadenas de comunicación del mundo.  Aparecen y desaparecen cuando a «alguien» le interesan atendiendo a sus prioridades.  Así­ sucede con la crisis económica, los «G-N» que han de reunirse a cenar para resolver todo mal y en cuyo oráculo deben basarse todos los gobiernos del mundo para justificar sus polí­ticas ya que «hacemos lo que han recomendado los organismos internacionales».  Así­, entes sin cara y ojos, sin responsables directos, sin someterse a control democrático alguno, deciden si se deben reducir los sueldos, suprimir la inversión pública, establecer co-pagos, eliminar estructuras de gobierno… Los FMI, Bruselas, G-20, «los mercados», etc. dictan órdenes y todos debemos aceptarlas y agradecerlas.  Falso. Todo Paí­s, Gobierno, Empresa padece su propia crisis y disfruta su propia bonanza.  No hay dos escenarios iguales, dos estrategias iguales y dos organizaciones idénticas.  Se pueden «compartir» elementos similares, pero  se necesitan soluciones distintas.La evidencia de «n» paí­ses, continentes, gobiernos, industrias, empresas en diferentes estadios de crisis, dificultad, desarrollo y/o éxito ,recomendarí­a afrontar polí­ticas y compromisos propios.  Esto es lo que debemos exigir a nuestros lí­deres (gobiernos, empresas, terceros) y a todos y cada uno de nosotros desde nuestro diferente papel y responsabilidad.  Solamente haciendo propia la crisis, su responsabilidad, desafí­o y gestión, seremos capaces de ganar el futuro. Se puede y debe gestionar la crisis de manera diferenciada.  Se puede y debe establecer una estrategia propia.  La realidad es que hoy, cada paí­s y agente institucional, económico o social, ya lo hace: algunos gestionan estrategias centrales, otros no; algunos dirigen su salida de la crisis, otros no; algunos conviven con las crisis, otros se han propuesto vencerla construyendo un futuro distinto.

    Hoy observamos un par de noticias y actitudes en direcciones opuestas: 1) Estados Unidos ,de la mano de su presidente Obama,propone al Congreso un Plan Extraordinario de Inversiones en Infraestructuras para reactivar la economí­a, reforzar las capacidades aceleradoras del crecimiento y desarrollo y mitigar el desempleo ( 50.000 millones de dolares destinados a infraestructuras fí­sicas, redes eléctricas verdes e inteligentes y renovación de estructuras tecnológicas.Cantidad equivalente a los Fondos de Desarrollo 2000-2006 destinados por la UE para España y,por decir algo,5 veces las pérdidas ya declaradas por la multinacional BP por el accidente del Golfo de México ). 2) Por otra parte,  España, ( Esta misma mañana se hace público un último estudio de la FUNCAS coincidiendo con la anunciada salida del Ministro de Trabajo -el peor valorado del Gobierno-para «reforzar la candidatura de su partido en Cataluña(sic)»). Según Funcas, la economí­a española crecerá el próximo ejercicio un 0,4 por ciento,  pero estima que la tasa de paro este año se situará en el 20 por ciento sobre la población activa, subiendo  tres décimas, hasta dejar la tasa en el 20,3 por ciento para el 2011.De igual forma, se observa que una de las planacas del bienestar del estado español de los últimos años ( la entrada de inversión extranjera directa) se ha derrumbado en dos años  desde un  valor de 56.935,5 millones de euroshasta los 11.651 millones de euros, cinco veces menos. Estados Unidos lidera la clasificación mundial.Recientemente, el gobierno español, decidió reucir sus presupuestos en infraestructura( seis meses antes los habí­a anunciado como «estratégicos y garantes del nuevo modelo económico  a perseguir).Adicionalmente, mientras OBAMA pone de ejemplo a las empresas españolas ,lí­deres en energí­as renovables y el modelo jurí­dico-empresarial que lo posibilitó, el gobierno español lo desmonta, genera una enorme inseguridad jurí­dica, ahuyenta a los inversores y sume a la industria en un vací­o e incertidumbre que hace de la nueva apuesta por la «economí­a sostenible» se quede-una vez más- en un recurso demagógico.Así­, mientras un gobuierno ( el español) decide no decidir, no regular, no actuar y destrozar el mercado renovable, 60 000 millones de euros de nueva inversión en 15 000 MW solares a instalar, esperan ,tras las estrategias de otros paí­ses y gobiernos, la oportunidad de orientar estrategias de futuro, superar la crisis y reactivar la economí­a mitigando el desempleo  a lo largo del mundo.

     La crisis afecta a todos, sí­. Pero a cada uno de diferente manera.Y , sobre todo, cada uno exige una salida propia.Global sí­,pero menos.