EL Próximo día 15 de agosto se cumplirán nueve meses de la celebración de la Cumbre del G-20 el pasado noviembre,en Washington.Cumbre en la que los primeros mandatarios de los gobiernos de las principales economías del mundo,proclamaron su compromiso » en reforzar nuestra cooperación y a trabajar en común para restaurar el crecimiento económico en el mundo y para llevar a cabo las reformas necesarias en los sitemas financieros mundiales«,que si bien no supuso «reinventar el capitalismo» como anunciara Sarkozy,ni la esperada respuesta a grave crisis por la que transitábamos con elevadas dosis de incertidumbre en cuánto a dimensión,duración y vías de solución,si parecía despertar una relativa confianza en la oportunidad de aprender de las lecciones del pasado, de acometer reformas inmediatas en el mundo financiero,su supervisión y regulación,el rol de los gobiernos y su participación activa en el sistema económico evitando dejar en manos invisibles el insuficiente juego de los mercados,así como la reflexión en torno al mal llamado «modelo económico» y la inaplazable re orientación de políticas públicas, prioridades económicas,modelos de gestión,vuelta a la estrategia y el largo-placismo,revisión de los organismos internacionales y la actuación «fotocopista» de sus asesores y funcionarios y un largo número de medidas en favor de la transparencia y la adecuación del discurso,el marketing y los modelos de negocio empresariales hacia fortalezas y capacidades reales de las empresas y no al oportunismo del mercado y las redes de relación,bajo dirección unidireccional del llamado mundo del papel y el capital vs el de la economía real.Desde entonces hasta hoy,empresas,trabajadores y ciudadanos han volcado sus demandas en los gobiernos y algunos de ellos han intervenido con ingentes cantidades de dinero apelando al endeudamiento,a la reasignación del gasto y ,en su mayoría, a favorecer la aceleración anti-cíclica de la inversión en infraestructuras ( algunas de ellas con sentido y orientación de futuro y las más, como paliativo coyuntural de urgencia,asistencia ó incluso marketing).
Entre tanto, la crisis se ha acentúado y más allá del debate de jardinería en torno al color,fortaleza y temporalidad de los brotes observables,contemplamos como la inmensa mayoría de las expectativas de cambio radical ,medianamente apuntadas, brillan por su ausencia cayendo en un pesimismo que nos lleva a pensar que una vez superada la crisis ( algún día pasará,en tiempos distintos para según que empresas,industrias,mercados ,países y regiones…) lamentaremos no haber aprovechado el inevitable mal momento para intentar «ganar el futuro en y desde la crisis».Nos preguntamos si estamos cambiando en profundidad los instrumentos de regulación y supervisión de los mercados ( no solamente del financiero),si estamos fijando nuevos criterios y reglas del juego para profesionales y jugadores que en el se desempeñan,si los Gobiernos están impulsando transformaciones profundas en sus estructuras,políticas ( y sobre todo,estrategias),silas empresas están diseñando y tejiendo «el otro lado de la orilla»,una vez superado el bache coyuntural,si las apuestas mediáticas por determinadas industrias y fuentes de futuro están aacompañadas de estrategias reales, completas, comprometidas y con recursos asociables a los resultados previstos,si abordamos con realismo y coraje los cambios y reformas ( mercado de trabajo,mercado educativo,administraciones públicas…)necesarios para su adecuación a un futuro deseado diferenciado.Sin duda, son muchas y profundas las preguntas, en especial, en pleno agosto.Pero la fecha es una buena excusa-una vez más-para recordar que septiembre nos pillará con los deberes sin hacer.A algunos más que a otros.
Recibamos con ilusión y confianza algunos síntomas de recuperación,desde el comportamiento bursátil ( durante mucho tiempo hemos recordado que dice menos de lo que de verdad pasa),la recuperación de algunos países ( para algunos porque fueron los primeros en entrar ( como USA),ó porque supieron reacionar con gran intensidad y rapidez, compañando una relativamente mejor posición de partida ( China),por el impacto positivo de las intervenciones públicas ( pocas veces se ha inyectado tanto dinero en situaciones otrora controvertidas y hoy animadas por el propio mercado)…Pero desde esta deseable confianza en el futuro,repasemos nuestras críticas y buenos propósitos y actuemos en consecuencia. No olvidemos que ni ha pasado por generación espontánea, ni ha terminado, ni saldremos igual que cómo entramos. Y , sobre todo, recordemos que ,como siempre, el futuro,lo construimos nosotros,entre todos.Nueve meses después nos quedan muchos deberes por hacer…