Los decepcionistas resultados -por otra parte, esperados- del reciente debate sobre el llamado «Estado de la Nación» , celebrado en el Congreso de los Diputados en Madrid,agravados por la publicación , ayer ,de las magnitudes de decrecimiento económico y desempleo (los peores resultados de la economía española en cuarenta años),cuestionan el reclamo generalizado del inevitable esfuerzo en «diseñar un nuevo modelo económico que sustituya al fracasado modelo de la construcción,el ladrillo especulativo, el ocio-turismo de masa y la especulación financiera«.
Constatada la realidad y las dificultades por encontrar un futuro sostenible más allá de la crisis,parece loable escuchar voces e invitaciones favorables a repensar el modelo histórico de crecimiento y desarollo en el que se ha basado el incuestionable avance del Estado español y su economía en las últimas décadas.Sin embargo, no basta con proclamar la necesidad de cambio,ni siquiera acompañarlo de mensajes de aparente firmeza en el liderazgo y su dirección,ni el apoyo mediático a palabras y acciones inconexas ( por muchas que se anuncien a la vez),ni el mensaje de lo mal que van las cosas y la ineludible obligación de «arrimar el hombro».Que duda cabe que España necesita,de manera urgente, un «Nuevo Modelo» – más bien, nuevas líneas de actividad económica, nuevos yacimientos de riqueza y empleo,nuevos instrumentos y actitudes-una estrategia, estructuras y recursos para lograrlo.Pero el mencionado fracaso parlamentario de esta semana pone de manifiesto una serie de luces rojas que souponen los verdaderos limitantes para avanzar:
1) Inexistencia de liderazgo.
El mundo observa la solicitud generalizada en favor de la actuación protagonista de los Gobiernos. El mercado en solitario ha demostrado sus enormes carencias; los agentes empresariales su dificultad e incapacidad para liderar la salida de la crisis y, sobre todo, la orientación tractora de un espacio socio-económico diferenciado, lo que hace más importante, si cabe,el liderazgo público.En este contexto, el presidente del gobierno español ha demostrado que su crédito se ha terminado,que desconoce posibles orientaciones de futuro, que no es capaz de articular un plan coherente y mucho menos instrumentarlo para hacerlo posible y, además, carece de los apoyos necesarios para llevar cualquier iniciativa a buen puerto.Adicionalmente, parecería haberse olvidado del Estado en que habita y del diferente rol que tanto las «n» administraciones públicas como los agentes económicos y sociales desempeñan.Se olvida que el diseño de cualquier estrategia debe hacerse con los protagonistas de la misma y no a sus espaldas, obligándoles a incorporarse a partir de sus imprevisibles anuncios mediáticos. De esta forma, planes y programas,buenos o malos, han de fracasar:sean incentivos al consumo o consumismo del automóvil,sea el regalo de ordenadores a los escolares,ó planes de obras públicas menores para que los Ayuntamientos desempolven sus listas de proyectos estancados.Liderar no es ser el primero en anunciar algo novedoso en televisión para que los demás te sigan,compartiendo o no tus originales ideas.
2) Salir de la crisis reorientando el futuro.
Si bien se trata de mitigar los efectos perversos de la crisis, el «nuevo modelo» exige pasos firmes en la nueva dirección.Proclamar el fracaso del ladrillo no debe suponer que la construcción es un mal del pasado.¿Hacia donde podemos dirigir las fortalezas y bondades de la construcción? ¿Hacia determinado tipo de infraestructuras, hacia un nuevo tipo de vivienda,hacia una reordenación del territorio, nuevos modelos de promoción, financiación, acceso, explotación de la misma?¿Nuevos sistemas y procedimientos de contratación de la obra pública? ¿nuevas políticas fiscales de estímulo? ¿Revisión inmediata del mapa administrativo de la orenación del territorio, precio y uso del suelo,reforma impositiva…?
¿Y la economía verde tan anunciada? Hoy es momento de apostar por las energías renovables y pregonar el modelo empresarial de envidia mundial.Mañana, recortar su estímulo, cuestionar su viabilidad y apostar por modos tradicionales.La incoherencia no parece ser la mejor manera de facilitar un tránsito hacia nuevos caminos.
3) Táctica individualizada y corto placista vs. estrategia completa.
Favorecer el uso de las TICs y la alfabetización informática de los escolares es una estupenda idea. Dotarles de ordenadores puede serlo…Si de lo que se trata es de construir un nuevo modelo económico, ¿no parecería conveniente,en lugar de regalar no se sabe que tipo de ordenador, con o sin acceso a internet,ni a que precio,consumiendo los excedentes presupuestarios del endeudamiento tolerado por la crisis,pensar en un modelo completo y coherente que,por ejemplo,facilite el acceso a la red a los escolares y familias-además de microempresas-,forme a formadores ( ¿están capacitados los profesores y sus programas de estudio para orientar a los estudiantes que acceden a este regalo?),posibilite la generación de riqueza productiva y la innovación tecnológica contando con la industria para el diseño y fabricación de los equipos necesarios utilizando la capacidad de compra de los gobiernos como elemento dinamizador y tractor de nuevos mercados y espacios de empleo?…
Que duda cabe que es un acierto proclamar la necesidad de un cambio de modelo para España.Pero detrás del mensaje hace falta un proyecto,de verdad,un propósito estratégico,basado en fortalezas y capacidades reales, organizado y articulado,en coherencia y con una visión y compromiso a largo plazo, entendiendo quienes serán los protagonistas de ese cambio, cuáles los roles a jugar por cada uno de los actores, propiciando modelos colaborativos público-públicos y público-privados,estableciendo instrumentos y presupuestos ad hoc.Y , por supuesto, liderazgo ( no heredado si no dado,ganado a base de credibilidad,ejemplo y confianza).Un largo e inevitable camino por recorrer.