Esta mañana se ha celebrado en Moncloa (despacho oficial del Presidente del gobierno español) una esperada reunión entre el Presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy y el President de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas.
Pese a la formalidad e importancia institucional de una reunión de estas características, la prensa ya se había encargado de descafeinarla publicando la posición de uno y otro antes del encuentro. Desgraciadamente, como en otras tantas ocasiones, un asunto de tanta seriedad y trascendencia como el que estaba en cuestión, había sido despachado en chascarrillos de prensa. El asunto no era intrascendente: el President Mas trasladaba el acuerdo que por mayoría absoluta había aprobado el Parlament de Catalunya instando al gobierno español a la negociación de un «Pacto Fiscal» que posibilitara a Catalunya una gestión autónoma de sus ingresos y gastos fiscales en un modelo propio y diferenciado de la generalidad de las Comunidades Autónomas del estado (ahora que, al parecer, la mayoría de ellas reniegan de su status y responsabilidades para solicitar una vuelta recentralizadora bajo el paraguas de un rescate de España y su economía desde la Unión europea).
Adicionalmente, la visita del President Mas venía precedida de una manifestación, sin precedentes, de más de 1 millón de catalanes que, celebrando su DIADA, pedían la independencia de su país. Obviamente, desde el Rey español, los partidos políticos centralistas (o centralizados en cuanto a sus equipos de gobernanza y poder) y la mayoría de los medios de comunicación habían marcado sus posiciones, destacando «la barbarie e insensatez de los nacionalistas catalanes, la inoportunidad del momento en plena crisis, las prioridades de los españoles, el perjuicio que manifestaciones y peticiones de este tipo pueden suponer para el rescate español «que algún día llegará» y el anuncio del miedo de las cientos de empresas multinacionales con sede en Barcelona que empiezan a preparar su salida hacia otro lugar más estable o seguro» (en principio, lógicamente, lo más lejos posible del estado español, atendiendo a su recesión, desempleo, desbarajuste fiscal, escasa competitividad, desconfianza en el sistema judicial, corrupción en la Casa Real…). Como siempre, el demonio de los nacionalistas (siempre y cuando sean catalanes o vascos. Si se tratara de españoles, el nacionalismo desaparece para convertirse en cuestión de principio, soberanía y respeto a los derechos históricos) hacía su aparición.
Pues bien. Hoy solamente quiero recordar unas palabras del entonces President de la Generalitat, José Montilla pronunciadas de forma solemne en 2008 en pleno proceso de reforma estatutaria. (Cabe recordar que el Sr. Montilla era el secretario general del Partido Socialista en Catalunya, miembro de la ejecutiva del PSOE, ex Ministro en el gobierno español. Es decir, miembro destacado de los nacionalistas españoles que no catalanes):
«SI CATALUí‘A PIERDE SU CAPACIDAD COMPETITIVA Y SU CAPACIDAD DE GARANTIZAR LA COHESIí“N SOCIAL PUEDE QUEDAR ATRAPADA ENTRE UNA ESPAí‘A QUE MO LA ATIENDE (NI ENTIENDE) Y UN FUTURO PROGRESO AL QUE NO PODRí LLEGAR»
«NO HACE FALTA QUE INSISTA EN EL RIESGO DE DESAFECCIí“N SI LOS CIUDADANOS DE CATALUí‘A NO SIENTEN QUE EL ESTADO APUESTA POR LAS NECESIDADES Y DESEOS DE CATALUí‘A.SOLO DESDE LAS RAZONES Y LOS ARGUMENTOS Y NO PLANTEANDO FALSOS DILEMAS, PODEMOS CONSTRUIR FUTUROS COMPARTIDOS»,
«CATALUí‘A PUEDE NEGOCIAR, SI. PERO YA NO PUEDE ESPERAR MAS Y, SOBRE TODO, NO PUEDE ACEPTAR QUE SE LE DIGA QUE ARA NO TOCA». Entonces, ni sus compañeros de partido, ni el presidente del gobierno español-correligionario suyo-cumplieron sus promesas respetando la decisión democrática de los catalanes en su Parlamento, ni el Congreso de los Diputados quiso enterarse y el Rey aún no había estrenado su página web y no dijo nada. Hoy, al parecer, piensan, otra vez, que «ARA NO TOCA»…