La encrucijada francesa y su efecto espejo para la reflexión.

(Artículo publicado el 7 de septiembre 2025)

Mañana lunes asistiremos a una cuestión de confianza a la que se somete el primer ministro francés François Bayrou, con una más que probable derrota, fruto de la levada fragmentación política de la Asamblea, su debilidad inicial desde un nombramiento de emergencia, en una cadena sucesiva de entrada y salida de primeros ministros, sin apoyo suficiente, tras el paraguas del presidente Macron, con un creciente cuestionamiento, a la vez. Sin duda, si esto pasa, y no se producen pactos “del miedo” que lleven a sus señorías a votar “el mal menor”, ante un caos incierto, se generará una mayor incertidumbre e inestabilidad no solamente para la segunda ( o primera según a juicio de quien),potencia motor europea , para la Unión Europea en su conjunto y, muy posiblemente, para una sucesiva cadena de planes, políticas, presupuestos a lo largo del continente, y del mundo en un momento de graves crisis de liderazgos, confrontación de espacios y jugadores emergentes con una serie de conflictos de máxima intensidad, entre los que destacan Ukrania ( paz y reconstrucción), Palestina-Israel, y el más que deteriorado hasta hoy, liderazgo de referencia(Estados Unidos) , que parece dar por concluido el rol asumido en la recuperación tras la segunda guerra mundial.

Una vez más, el presidente Macron habrá de gestionar dimisiones y ceses, convocatoria de elecciones, reorganización de complejas políticas de gobierno, y por supuesto una incierta suspensión, al menos temporal, de iniciativas pluri estatales de máxima relevancia, necesitados de coprotagonismo y liderazgos capaces de aglutinar a otros muchos países, otorgando a Francia, un papel destacado, en función de su realidad, potencial e historia. La alineación con el “gran sur global” y una inmediata reorientación del giro estratégico presupuestario de la Unión Europea y el resto de miembros sobre la seguridad, el rearme y la propia autonomía estratégica europea que pretende dirigir la cohesión de una Europa camino de su inevitable reinvención, en el contexto de una OTAN demandante de un rearme europeo, una recomposición de su gobernanza, refinanciación y capacidad de redefinición del concepto seguridad para un mundo distinto y distante al que la originó.

Así, Francia mañana, y en adelante, la compleja y limitada coherencia coaligada en el Gobierno alemán, pasado mañana, irán encendiendo luces rojas a lo largo de Europa, anunciando la revisión inaplazable del plan- programa- presupuesto de la Comisión Europea y su contestado modelo de gobernanza.

¿Por qué el primer ministro francés Bayrou, con escasos meses en su puesto, ha llevado con apariencia extrema a la Asamblea Nacional francesa, sin una mayoría claramente suficiente, el cuestionamiento de unos presupuestos alegando “la inevitable urgencia para controlar el excesivo endeudamiento del país, su creciente e imparable perjuicio a futuro, hipotecando un futuro deseable evitando una oportunidad para las futuras generaciones?

La crisis de endeudamiento global afecta a lo largo del mundo a la inmensa mayoría de países. No hay gobierno que no afronte un complejo equilibrio entre recursos disponibles, necesidades de hoy y mañana, aspiraciones estratégicas ex novo, endeudamiento y políticas fiscales que faciliten su financiación inmediata, su pago a plazos y nuevas oportunidades a futuro. Además, en el caso de tener libertad para hacerlo, sueños efímeros de emisión de moneda (en una falsa interpretación conceptual de la competitividad y el bienestar), las más de las veces la confortabilidad temporal que lleva a posponer o mitigar la deuda, la jugosa opción de renegociación sine die y trasladar a otros su cumplimiento futuro.

Sin duda las presiones en todo momento resultan (en especial en estos tiempos agravados por el Crash pandémico) convertirse en el eslogan reclamo del “todo hoy en todas partes a la vez y para todos” ejerciendo una mayor tensión, presión y tentación para recurrir al gasto ilimitado.

En este mismo contexto , en España el gobierno Sánchez (PSOE-Sumar),acostumbrado desde su debilidad y minoría parlamentaria a abusar de la apelación al miedo para gestionar un “geometría más que variable” pretendiendo satisfacer todo tipo de demandas (las más de las veces escasamente alineadas en lo que debería ser una estrategia clara), acaba de aprobar un anteproyecto de ley de “quita de deuda” de las Comunidades Autónomas lo que , supuestamente, beneficiaría a todos (de distinta forma), y , al parecer no implicaría problema alguno para el “gobierno central” que asumiría su titularidad y no explica en qué medida, cuando y como, lo trasladaría a los ciudadanos.

Aprobación de forma unilateral, sin contar con los supuestos beneficiarios (las Comunidades Autónomas) cuyos gobiernos son los responsables de las principales políticas y gasto público. No ha recurrido a ningún foro o instrumento formal y legal señalado para acordar la financiación pública. Se decide una quita de deuda de cerca de 90000 millones de euros repartidos de manera diferenciada entre los distintos implicados, en 3 fases, con la insatisfacción de todos los destinatarios. Un gobierno que sin presupuesto aprobado (tercera prórroga consecutiva), sin previsión y planificación a futuro, sin liquidación de cuentas por lo que goza de libertad “para mover partidas y recursos entre todo su aparato administrativo y Centros de Gasto ,sin conocimiento del Tribunal de Cuentas públicas y por supuesto del Congreso” .Un gobierno que sobrevive en una ilusión presupuestaria gracias a los recursos extraordinarios que le otorga la Unión Europea con fondos previstos para la autonomía estratégica europea ,de largo plazo, con fondos “next Generation”, que se supone habrían de beneficiar el desarrollo intergeneracional.

Sin duda el panorama económico mundial es sumamente complejo con crecimientos diversos y con una tendencia generalizada a un avance moderado, lucha permanente para contener la inflación, incipiente impacto negativo en la estabilidad de los gobiernos , e un contexto de obligada a revisión de políticas fiscales en un ambiente de limitado crecimiento y e ilimitadas demandas económicas , sociales y políticas .A la vez, con una creciente preocupación y desconfianza en la autoridad, desapego institucional y cuestionamiento excesivo de sus representantes y responsables de la enormemente imprescindible toma de decisiones que ,de manera inevitable, difícilmente satisfará a todos

La cuestión, volviendo al principio, está en preguntarnos por las principales consecuencias de no atender o menospreciar elevados endeudamientos de hoy y su creciente impacto negativo en el desarrollo del largo plazo y ,en consecuencia, de futuras generaciones: cargas financieras crecientes imposibles de ser atendidas, limitación de inversiones y servicios esenciales e innovación estratégica, inversiones sociales diferenciadoras, desinversión en servicios públicos (esenciales y reales y no en la administración ineficiente o no justificada de los mismos), aumento de impuestos (¿a quienes? Cuidando el desaliento del ahorro y la inversión creativa) huyendo del impuesto silencioso del empobrecimiento relativo por la inestabilidad social y política, la pérdida de confianza de los inversores y el desánimo al trabajador ahorrador, cogestionando la potencial desigualdad intergeneracional.

En definitiva, ignorar las consecuencias del endeudamiento afecta a la salud económica y social además de política de un país hoy, y sobre todo, mañana, perdiendo la capacidad de garantizar avanzar hacia el estado de bienestar tantas veces abanderado.

Hoy hablamos de un par de un de casos y ejemplos.

No obstante, el problema y su solución son globales y urgentes. Múltiples iniciativas y relevantes instituciones dedican esfuerzos ingentes para estudiar y actuar sobre instrumentos-solución: para la suspensión del servicio de la deuda, quitas con el compromiso de dotar determinantes sociales y económicos para la salud y la educación, la seguridad y el empleo , reestructuraciones de deuda, bancos y bonos multilaterales de desarrollo, impuestos extraordinarios a la búsqueda de acuerdos compartibles a futuro , lograr un adecuado equilibrio entre prestador- prestatario- deudores mundiales. Ahora bien, con una recomendación general muy clara y de aplicación universal: responsabilidad, calidad democrática y buena gobernanza.

Ocultar los problemas y sus consecuencias actuales y futuras, sobre todo, hacerlo desde una pobre calidad democrática y una escasa eficiencia en la gobernanza, es la peor de las recetas para tomar decisiones, dejándose llevar por un buenismo malentendido, sabiendo que sus nefastas consecuencias las pagarán otros.

El endeudamiento de un gobierno no es negativo en sí mismo, por definición. Si lo es si no tiene un objetivo y propósito claro, si no responde a una apuesta estratégica de futuro que esté alineada con las posibilidades reales y las fortalezas en las que descansa, si no tiene la aspiración superior de oportunidades innovadoras del país y para su sociedad.

Las primeras señales de reflexión ya se han emitido. Observemos y aprendamos lecciones para tomar las decisiones adecuadas .