Invertir en un futuro deseable

(Artículo publicado el 21 de septiembre 2025)

Inmensos en un clima de turbulencias y elevada desorientación, son muchos los que abandonan la mentalidad largo-placista, el intento de pensar en un futuro mejor y distinto al presente, y, menos aún, quienes se comprometen a imaginar, soñar y, sobre todo, afrontar el esfuerzo y recorrido requerido para hacer posible una intención aspiracional verdaderamente transformadora.

No obstante, desde mi querencia y compromiso profesional, enmendada y sostenida a lo largo de los años, no puedo sino reafirmarme en la importancia diferencial de la estrategia. Convencido de su importancia e inevitabilidad (afortunadamente), imprescindible para construir mundos diferenciales, creadores de valor para personas, empresas y comunidades a la vez, me resisto a renunciar al complejo compromiso transformador que, por definición, orienta el esfuerzo en espacios aspiracionales, de pensamiento sistémico y largoplacista (personal, unilateral y colectivo), proporciona una necesaria alineación en torno a un propósito (no “marquetiniano” sino de principios y valores), genera una dinámica positiva para la búsqueda de trascendencia, se convierte en un extraordinario facilitador de la ordenada y coherente manera de instrumentar y organizar recursos (siempre escasos si el proceso transformador es lo suficientemente original y específico), regula de forma adecuad los tiempos para su logro, y recoge una verdadera unicidad que confiera una “ventaja competitiva”, generando motivación e ilusión (sentido) a lo que hacemos. Así, vivir en perenne “actitud estratégica” te mantiene en forma, te lleva a aprender de manera constante, te aporta curiosidad (y te invita a participar – compartir creatividad) en una búsqueda continua de razones para visualizar futuros deseables. Razones para compartir la persecución de espacios ilusionantes y participar de un recorrido deseable con personas, líderes, y compañeros de viaje que aportan valor. Espacios ilusionantes, aspiracionales, que no “sueños optimistas imposibles” alejados de la realidad. Estrategias posibles, ejecutables, compartibles.

Así, en tiempos como los que vivimos, lejos de instalarnos en la parálisis del pesimismo y desánimo (en especial respeto de todo aquello en lo que tenemos escasa capacidad o poder de cambio), hemos de activar la búsqueda de las ideas y propuestas de verdadero avance y soluciones de futuro, de líderes responsables, comprometidos en el complejo proceso de toma de decisiones clave para las transformaciones exigibles que resulten imprescindibles para un futuro mejor.

Esta semana me han llamado positivamente la atención una serie de “señales” en esta dirección de futuro. Así, en una entrevista a Nicolai Tangen, consejero delegado de NORGES (Fondo Soberano de Noruega con activos equivalentes al 1,5% de todos los valores cotizados del mundo), preguntado por “la ventaja diferencial de su estrategia de éxito”, respondía: “Si desvelas tu ambición y la gente no se ríe, es que no es lo suficientemente grande, diferencial, única”, destacando la unicidad de una verdadera apuesta distinta. Añadía (segunda señal a tener en cuenta) que su “estrategia de inversión es simple: invertir a 50/100 años, diversificando desde la esencia troncal de lo que conocer, saber hacer” y, finalmente, la “facilidad de dirigir y gestionar una empresa como ésta, en plena turbulencia geopolítica, geoeconómica, desafiada por una disrupción tecnológica de impacto y alcance aún desconocidos, y de valores , ya que es el Parlamento noruego, titular del Fondo, el que define aquellos países en los que NO se puede invertir o en las empresas que atentan contra la ética, los derechos humanos, medio ambiente o problemas sociales, “limitando su responsabilidad” a seguir un propósito pre-existente y un Código Ético, de buenas prácticas y comportamiento” establecidos en el ámbito que corresponde. Principios, valores, propósitos, ética, buena gobernanza, compromiso país, largo plazo, responsabilidades diferenciadas y diversidad coherente de jugadores implicados en el objetivo y logro final.

Reglas y conceptos claros y esenciales que facilitan la búsqueda de buenos resultados cuando las cosas van bien, los tiempos acompañan y las reglas del juego se respetan. Y, sobre todo, esenciales cuando las cosas se tuercen y las transformaciones exigibles no son fáciles para todos.

Desgraciadamente, hoy, la inversión en futuro se ve proclamada por todas partes, pero escasamente realizada. Condicionada por múltiples movimientos contrarios a las “normas, actitudes, cultura y comportamiento esperables” desaniman el compromiso, huyen del esfuerzo necesario y asumen el presente sin esperanza en un espacio mejor, lo que se traduce en un desencanto y desapego generalizado, cuestionando la confianza requerida.
Como contrapartida, proliferan a la vez, promesas sin rigor, “nuevas recetas” simplistas e improvisadas que ofrecen soluciones únicas, rápidas, inmediatas y atajos hacia nuevos horizontes sin coste aparente, en una larga e intensa desesperanza y creciente polarización que se extiende en todos los ámbitos y jugadores implicables en potenciales espacios compartibles.

Lejos de estas ofertas milagrosas, las verdaderas transformaciones que necesitamos (y se supone queremos) exigen tiempo y, por lo general, múltiples sucesiones colaborativas, casi siempre, alcanzables por fases, transiciones e hitos intermedios, “hacia el éxito final”. Procesos que requieren el concurso de muchos jugadores distintos, con papeles diferenciados, intereses no alineados inicialmente, con proyectos e iniciativas propios, capacidades varias, y con proyectos de vida y profesional, claramente diferentes y/o distantes. Todos ellos indispensables para construir un espacio común. Como recordaba hace unos días, Sanjay Jain, director de la Fundación Gates: “La confianza lo es todo”, en referencia a los resultados que han conseguido en la África en desarrollo en una serie de de apuestas de largo plazo para comunidades vulnerables a la búsqueda de su propio camino. Explicaba su experiencia “Cuando un usuario o destinatario comprueba que los sistemas y ofertas están diseñados para su servicio y protección, cuando se comunica abiertamente, desde la credibilidad y comprobación del logro, la confianza le sigue, impulsa el crecimiento transformador, afianza nuevos pasos de mejora, y posibilita alcanzar el éxito perseguido. En este caso, el objetivo a compartir pretende provocar cadenas de esfuerzos creativos y asociativos hacia apuestas de nuevas infraestructuras, tecnologías digitales y disruptivas y medios para reinventar nuevos modelos de salud, educativos, económicos a en un gran “Sur Global” que será una realidad positiva, más allá de sus dificultades actuales, de su profusa y no alineada composición, en contextos distantes y con una desconfianza secular en sus sistemas de gobernanza , resultados compartibles y “liderazgos” no reconocibles o aceptados. Comunidades exigentes y necesitadas de “invertir en futuro”, sabiendo que es la manera de abrazar las imprescindibles transformaciones intergeneracionales explotando las muchas oportunidades que visualizan.

Legados y futuro en un movimiento sincronizado. Raíces y alas que llevan a un futuro mejor, distinto y deseable. Sin duda, no resulta fácil apelar al optimismo creativo y responsable, cuando el discurso de la confortabilidad prima en un mundo al que se ofrecen muchos más miedos que esperanza, gobernanzas de la inmediatez y desconocidos planes de futuro, bajo un discurso mantra de “haberle robado el futuro prometido y la sensación intranquila y caótica, de un presente desolador, repleto de dificultades, animando a un ocio ilimitado viviendo solamente un presente a la vez que se pretende vender la falsa convicción de una cobertura de terceros para todo , con una garantía, no fundada, plena de resultados que no tendrán contrapartida personal y esfuerzo colectivo, potenciando la mentalidad de “bloqueo” a todo (y, en especial, a toda autoridad sin distinción). Hay futuro, pero hemos de pensar e invertir en él.

No se trata de ignorar lo que observamos y padecemos , que recogen de forma sintética dos medios de prestigio, de diferente orientación ideológica, en sus números de este mes, cuyas portadas ,”La economía de la Superinteligencia” (The ECONOMIST) y “la economía global del Armamento” (Foreign Affairs): “nos movemos entre dos espacios peligrosos, escasamente ilusionantes para salir del atrincheramiento de hoy y comprometer un largo y complejo recorrido para un futuro incierto en el que casi todo cambiará pudiera en favor de una “superinteligencia artificial” cuya realidad se aleja de nuestra comprensión, y un mundo de conflicto para una economía de la guerra”.

Mensaje determinista, que no olvidemos, dependerá de nosotros, verdaderos actores protagonistas de nuestro futuro.

Invertir en futuro, en liderazgos probados, constructivos y generadores de oportunidades y mundos mejores para todos. Invertir en una visión deseada. Invertir con propósito, sentido, con verdadero contenido estratégico del largo plazo.

La encrucijada francesa y su efecto espejo para la reflexión.

(Artículo publicado el 7 de septiembre 2025)

Mañana lunes asistiremos a una cuestión de confianza a la que se somete el primer ministro francés François Bayrou, con una más que probable derrota, fruto de la levada fragmentación política de la Asamblea, su debilidad inicial desde un nombramiento de emergencia, en una cadena sucesiva de entrada y salida de primeros ministros, sin apoyo suficiente, tras el paraguas del presidente Macron, con un creciente cuestionamiento, a la vez. Sin duda, si esto pasa, y no se producen pactos “del miedo” que lleven a sus señorías a votar “el mal menor”, ante un caos incierto, se generará una mayor incertidumbre e inestabilidad no solamente para la segunda ( o primera según a juicio de quien),potencia motor europea , para la Unión Europea en su conjunto y, muy posiblemente, para una sucesiva cadena de planes, políticas, presupuestos a lo largo del continente, y del mundo en un momento de graves crisis de liderazgos, confrontación de espacios y jugadores emergentes con una serie de conflictos de máxima intensidad, entre los que destacan Ukrania ( paz y reconstrucción), Palestina-Israel, y el más que deteriorado hasta hoy, liderazgo de referencia(Estados Unidos) , que parece dar por concluido el rol asumido en la recuperación tras la segunda guerra mundial.

Una vez más, el presidente Macron habrá de gestionar dimisiones y ceses, convocatoria de elecciones, reorganización de complejas políticas de gobierno, y por supuesto una incierta suspensión, al menos temporal, de iniciativas pluri estatales de máxima relevancia, necesitados de coprotagonismo y liderazgos capaces de aglutinar a otros muchos países, otorgando a Francia, un papel destacado, en función de su realidad, potencial e historia. La alineación con el “gran sur global” y una inmediata reorientación del giro estratégico presupuestario de la Unión Europea y el resto de miembros sobre la seguridad, el rearme y la propia autonomía estratégica europea que pretende dirigir la cohesión de una Europa camino de su inevitable reinvención, en el contexto de una OTAN demandante de un rearme europeo, una recomposición de su gobernanza, refinanciación y capacidad de redefinición del concepto seguridad para un mundo distinto y distante al que la originó.

Así, Francia mañana, y en adelante, la compleja y limitada coherencia coaligada en el Gobierno alemán, pasado mañana, irán encendiendo luces rojas a lo largo de Europa, anunciando la revisión inaplazable del plan- programa- presupuesto de la Comisión Europea y su contestado modelo de gobernanza.

¿Por qué el primer ministro francés Bayrou, con escasos meses en su puesto, ha llevado con apariencia extrema a la Asamblea Nacional francesa, sin una mayoría claramente suficiente, el cuestionamiento de unos presupuestos alegando “la inevitable urgencia para controlar el excesivo endeudamiento del país, su creciente e imparable perjuicio a futuro, hipotecando un futuro deseable evitando una oportunidad para las futuras generaciones?

La crisis de endeudamiento global afecta a lo largo del mundo a la inmensa mayoría de países. No hay gobierno que no afronte un complejo equilibrio entre recursos disponibles, necesidades de hoy y mañana, aspiraciones estratégicas ex novo, endeudamiento y políticas fiscales que faciliten su financiación inmediata, su pago a plazos y nuevas oportunidades a futuro. Además, en el caso de tener libertad para hacerlo, sueños efímeros de emisión de moneda (en una falsa interpretación conceptual de la competitividad y el bienestar), las más de las veces la confortabilidad temporal que lleva a posponer o mitigar la deuda, la jugosa opción de renegociación sine die y trasladar a otros su cumplimiento futuro.

Sin duda las presiones en todo momento resultan (en especial en estos tiempos agravados por el Crash pandémico) convertirse en el eslogan reclamo del “todo hoy en todas partes a la vez y para todos” ejerciendo una mayor tensión, presión y tentación para recurrir al gasto ilimitado.

En este mismo contexto , en España el gobierno Sánchez (PSOE-Sumar),acostumbrado desde su debilidad y minoría parlamentaria a abusar de la apelación al miedo para gestionar un “geometría más que variable” pretendiendo satisfacer todo tipo de demandas (las más de las veces escasamente alineadas en lo que debería ser una estrategia clara), acaba de aprobar un anteproyecto de ley de “quita de deuda” de las Comunidades Autónomas lo que , supuestamente, beneficiaría a todos (de distinta forma), y , al parecer no implicaría problema alguno para el “gobierno central” que asumiría su titularidad y no explica en qué medida, cuando y como, lo trasladaría a los ciudadanos.

Aprobación de forma unilateral, sin contar con los supuestos beneficiarios (las Comunidades Autónomas) cuyos gobiernos son los responsables de las principales políticas y gasto público. No ha recurrido a ningún foro o instrumento formal y legal señalado para acordar la financiación pública. Se decide una quita de deuda de cerca de 90000 millones de euros repartidos de manera diferenciada entre los distintos implicados, en 3 fases, con la insatisfacción de todos los destinatarios. Un gobierno que sin presupuesto aprobado (tercera prórroga consecutiva), sin previsión y planificación a futuro, sin liquidación de cuentas por lo que goza de libertad “para mover partidas y recursos entre todo su aparato administrativo y Centros de Gasto ,sin conocimiento del Tribunal de Cuentas públicas y por supuesto del Congreso” .Un gobierno que sobrevive en una ilusión presupuestaria gracias a los recursos extraordinarios que le otorga la Unión Europea con fondos previstos para la autonomía estratégica europea ,de largo plazo, con fondos “next Generation”, que se supone habrían de beneficiar el desarrollo intergeneracional.

Sin duda el panorama económico mundial es sumamente complejo con crecimientos diversos y con una tendencia generalizada a un avance moderado, lucha permanente para contener la inflación, incipiente impacto negativo en la estabilidad de los gobiernos , e un contexto de obligada a revisión de políticas fiscales en un ambiente de limitado crecimiento y e ilimitadas demandas económicas , sociales y políticas .A la vez, con una creciente preocupación y desconfianza en la autoridad, desapego institucional y cuestionamiento excesivo de sus representantes y responsables de la enormemente imprescindible toma de decisiones que ,de manera inevitable, difícilmente satisfará a todos

La cuestión, volviendo al principio, está en preguntarnos por las principales consecuencias de no atender o menospreciar elevados endeudamientos de hoy y su creciente impacto negativo en el desarrollo del largo plazo y ,en consecuencia, de futuras generaciones: cargas financieras crecientes imposibles de ser atendidas, limitación de inversiones y servicios esenciales e innovación estratégica, inversiones sociales diferenciadoras, desinversión en servicios públicos (esenciales y reales y no en la administración ineficiente o no justificada de los mismos), aumento de impuestos (¿a quienes? Cuidando el desaliento del ahorro y la inversión creativa) huyendo del impuesto silencioso del empobrecimiento relativo por la inestabilidad social y política, la pérdida de confianza de los inversores y el desánimo al trabajador ahorrador, cogestionando la potencial desigualdad intergeneracional.

En definitiva, ignorar las consecuencias del endeudamiento afecta a la salud económica y social además de política de un país hoy, y sobre todo, mañana, perdiendo la capacidad de garantizar avanzar hacia el estado de bienestar tantas veces abanderado.

Hoy hablamos de un par de un de casos y ejemplos.

No obstante, el problema y su solución son globales y urgentes. Múltiples iniciativas y relevantes instituciones dedican esfuerzos ingentes para estudiar y actuar sobre instrumentos-solución: para la suspensión del servicio de la deuda, quitas con el compromiso de dotar determinantes sociales y económicos para la salud y la educación, la seguridad y el empleo , reestructuraciones de deuda, bancos y bonos multilaterales de desarrollo, impuestos extraordinarios a la búsqueda de acuerdos compartibles a futuro , lograr un adecuado equilibrio entre prestador- prestatario- deudores mundiales. Ahora bien, con una recomendación general muy clara y de aplicación universal: responsabilidad, calidad democrática y buena gobernanza.

Ocultar los problemas y sus consecuencias actuales y futuras, sobre todo, hacerlo desde una pobre calidad democrática y una escasa eficiencia en la gobernanza, es la peor de las recetas para tomar decisiones, dejándose llevar por un buenismo malentendido, sabiendo que sus nefastas consecuencias las pagarán otros.

El endeudamiento de un gobierno no es negativo en sí mismo, por definición. Si lo es si no tiene un objetivo y propósito claro, si no responde a una apuesta estratégica de futuro que esté alineada con las posibilidades reales y las fortalezas en las que descansa, si no tiene la aspiración superior de oportunidades innovadoras del país y para su sociedad.

Las primeras señales de reflexión ya se han emitido. Observemos y aprendamos lecciones para tomar las decisiones adecuadas .