América Latina: «Hacia unas venas un poco menos abiertas…»

(Artí­culo publicado el 19 de Abril)

La semana empezaba con una imagen novedosa para la América Latina del hoy y del mañana. La reciente Cumbre de las Américas celebrada en Panamá, ofreció la tan esperada fotografí­a de los Presidentes Castro y Obama simbolizando un cambio radical -a la vez que tranquilo y silencioso- en las relaciones polí­ticas, económicas y sociales en una América que se proyecta única, bajo el esfuerzo comprometido en avanzar en la construcción de un espacio compartido, de diálogo y progreso. Cuba y Estados Unidos inician un nuevo camino ante la esperanza, compromiso y apoyo del resto de paí­ses americanos. El mundo observa, expectante, el cambio por venir.

La imagen refleja una voluntad de cambio, si bien los mandatarios y pueblos de la América del futuro no pueden olvidar el recelo histórico, las tics y comportamientos colonialistas y/o imperialistas o el desafiante menosprecio que no solo los Estados Unidos de América sino, desde otra lejaní­a, distante y diferente, Europa y Asia han ejercitado en el pasado. La aprobación generalizada a la presencia y voz de Obama en la Cumbre no es un cheque en blanco ni, por supuesto, un «borrón y cuenta nueva» sino un paso -eso sí­, muy relevante- hacia un nuevo espacio panamericano.

La extraordinaria noticia de la mencionada Cumbre ha coincidido (las interrelaciones dinámicas influyen de forma recí­proca y son pocas veces fruto del azar) con un momento especial para la América Latina: el dividendo de su crecimiento sostenido a lo largo de los últimos años como claro «balón de oxí­geno» para la Europa en crisis, espacio de garantí­a largo placista para el desarrollo externo chino y campo de transición para unos Estados Unidos redireccionando sus economí­as multinacionales del pasado hacia su «América Interna necesitada de empleo y desarrollo endógeno», coincide con un parón incierto en su crecimiento que vuelve a destacar, pese al gran avance hacia la mitigación de la pobreza, grandes distancias y desigualdad aflorando la informalidad del empleo creado, las insuficiencias fiscales para acometer el futuro deseado, la violencia y corrupción crónicas y la debilidad institucional aún presentes  en muchos de sus paí­ses. A la vez, el carácter «emergente» de sus economí­as le ha permitido aprender, con claridad, un buen número de lecciones entre las que destacan la necesidad de definir sus propias estrategias y futuro y no seguir los bí­blicos «consensos de Washington» o las recetas monocordes del pensamiento único exterior, o la condena permanente a sufrir «la maldición holandesa» traducida en nuevas versiones de monocultivos de recursos, huyendo de invertir en sus propios tejidos económicos (especialmente industriales) al servicio de sus Sociedades.

América Latina (también Estados Unidos), han aprendido que han de dirigir sus propios destinos, deben apropiarse de su futuro y han de entender el mundo internacionalizado y la creciente relación de intercambio como flujos multidireccionales en un claro juego de «ganar-ganar», profundizando en su propio desarrollo endógeno. El camino de la compra de bienes y servicios no puede ser el objetivo permanente, la «sustitución de importaciones» no puede ser una agenda económica mediática, sino que sus estrategias han de apostar por atraer bienes y servicios (compras e importaciones) comprometidos con el Paí­s de acogida en un proceso duradero de inversión real, transferencia de conocimiento, propulsión de la innovación y acceso de la población local al control y dirección de las nuevas empresas conjuntas y convergentes.

En este largo y complejo camino hacia los nuevos escenarios, son los propios Estados Unidos de América quienes han de hacer un esfuerzo especial de «simpatí­a» desde la atracción real de una nueva ciudadaní­a de origen latina con cada vez mayor presencia y voz en «América». A la vez, Latino-América ha de asumir sus aspiraciones responsables en sus espacios co-soberanos.

Y si como decí­a, la semana empezaba con esta buena noticia e imagen Cuba-USA, Obama-Castro, enseguida asistí­amos al fallecimiento de Eduardo Galeano cuyas «Venas abiertas de América Latina« y tantos otros clásicos nos han acompañado durante décadas para evitar caer en la aceptación pasiva de una dolorosa realidad. El Continente de las grandes esperanzas frustradas y de las ilusiones amenazadas que vivimos, sentimos y deseamos triunfante, en un nuevo espacio de progreso social y de igualdad queda aún lejos del logro estable y sostenible. Nuestro viejo «escuchador de voces» se ha ido. Sin duda, las venas abiertas sobre las que tantas veces advirtió no se han cerrado. La Cumbre de Panamá parecerí­a organizada en su honor recordando, a la vez, que  la esperanza y el esfuerzo solidario nos permite creer un poco más, si cabe, con nuestra querida y completa América.

Pero como decí­amos, aún son muchas las heridas abiertas y demasiados los desafí­os por superar. No en vano, como ya viene siendo habitual en toda reunión, foro o Cumbre internacional, Panamá, en el seno de su universidad, contó con un encuentro paralelo («Cumbre de los Pueblos, Sindicatos y Movimientos Sociales»), con una variopinta auto representación de 3.500 representantes que bajo el reclamo de «Una América Latina y Caribe como zona de paz y libre de colonialismo», denunciaba el espacio de intervencionismo bélico de los Estados Unidos en más de una veintena de focos rojos a lo largo del planeta y una ya conocida denuncia de los modelos económicos en curso. Esta otra Cumbre proclamaba su respaldo a los procesos internos latino americanos en favor de la solución pací­fica de los conflictos existentes, así­ como un posicionamiento en favor de la defensa y propiedad de sus recursos naturales, su compromiso con el respeto a la biodiversidad, el compromiso solidario contra la pobreza y desigualdad, la erradicación del trabajo infantil y la protección y promoción de los derechos sociales. Sin duda, anhelos universales, más allá del continente americano, a la vez que «desafiante utopí­a para su concreción en el inmediato plazo» que el propio ya mencionado Galeano llevara a la voz de los cantantes populares.

Con Galeano, «los simples escuchadores de historias», hemos de añadir una nota más. Esta misma semana, el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) publica su Informe Macroeconómico 2015 para América Latina y Caribe. De este modo, las mismas voces oficiales presentes en Panamá, en sus otras mesas, abordan un interrogante subyacente: ¿Ante la ralentización del crecimiento global -y de América Latina- y las nuevas corrientes de consolidación fiscal en curso, cómo crecer de una manera incluyente? Para responder, acuden a un hilo conductor, «el laberinto latino americano», tratando de analizar los posibles impactos que los impactos globales pueden generar en el Continente americano. Desafí­os que constatan la alta dependencia americana de las materias primas, de los mercados de capitales globales con su influencia directa en los tipos de interés, el desigual deterioro de las «bondades» de un crudo barato (con desigual efecto en importadores y exportadores) y la aún frágil institucionalización y fortalezas fiscales y presupuestarias en buen número de paises. Un informe que anticipa tiempos complicados que «obligarí­an» a los gobiernos (y a las empresas) a renovar ajustes en sus polí­ticas y medidas con un doble objetivo irrenunciable: 1) Asegurar el avance logrado en la minoración de la pobreza y la desigualdad, y 2) Fortalecer los avances sociales (salud, educación, seguridad y protección social) en un contexto de máxima cohesión y equilibrio intrarregional. Desafí­o no exento de oportunidades pero necesitado de liderazgos firmes que recorran el ya «viejo camino de la productividad» como base esencial de un espacio de competitividad en solidaridad. No hay recetas mágicas. Sí­ compromisos y objetivos claros y por supuesto, una vez más, crecer desde dentro, desde la eficiencia, desde la apuesta compartida. En definitiva, no renunciar a un desarrollo incluyente.

En consecuencia, la foto positiva y esperanzadora Obama-Castro y lo que conlleva, encuentros paralelos con señales de descontento y reivindicación, luces rojas en el horizonte económico y nuevos espacios de oportunidad conviven en una semana protagonizada por la Cumbre Americana. Cumbre no solamente ocupada por fotografí­as, sino favorecedora de ideas, encuentros y nuevas lí­neas de trabajo como la relevancia dada a las fuerzas generadoras de desarrollo incluyente como la empleabilidad y generación de riqueza desde la base de la pirámide, desde el valor compartido empresa- sociedad, desde la planificación más allá de los simples ejercicios presupuestarios anuales, desde la reinvención de la cobertura y asistencia en salud, desde la renovación de la educación, desde el rol esperable de la desconcentración territorial y de gobernanza… Iniciativas más allá de las palabras, presentes, también, en Panamá pese a su poca presencia mediática. Compromiso en marcha. Próxima cita en Lima 2018. Todo un apasionante camino por recorrer. Trabajemos para que entonces, América Latina nos muestre «unas venas un poco menos abiertas…»

Ante las futuras elecciones… Proyectos creativos, reales, posibles.

(Artí­culo publicado el 5 de Abril)

La convocatoria oficial de las elecciones municipales, autonómicas (en 13 Comunidades Autónomas sujetas a régimen electoral ordinario) y forales (autogobierno) para el próximo 24 de mayo, abre un intenso perí­odo de ofertas de futuro en el que más allá de programas electorales y contienda polí­tica, se suceden novedosas iniciativas que pueden merecer la consideración ciudadana.

Es por tanto, un perí­odo propicio para la revisión de iniciativas que puedan servir, sobre todo, para proyectar el futuro de nuestros pueblos y ciudades, a la vez que contar con bases reales de evaluación de quienes sugieren o piden nuestro voto y respaldo. Al derecho a elegir se une el compromiso y responsabilidad en torno al modelo o proyecto del que queramos formar parte. En este panorama de proyectos, quisiera señalar uno de los muchos en curso, como ejemplo tanto de un largo proceso desde su idea original hasta su próxima ejecución final, como de alternativas realistas observables a lo largo del mundo. Un ejemplo más a tener en cuenta: Zorrotzaurre. Hoy, en pleno desarrollo, abordando las obras de apertura del canal de Deusto para facilitar su transformación de Pení­nsula a Isla al objeto de mitigar la «inundabilidad» de la Villa, recuperando un espacio deprimido al servicio de una nueva zona de oportunidad de uso mixto, residencial y económico, y nuevo icono motor de la Ciudad. Hoy, ya con una de sus revitalizadas «pastillas» en marcha, ofreciendo un moderno hospital, una gran empresa de Ingenierí­a y Servicios y alumbrando nuevas infraestructuras de comunicación urbana. En definitiva, un proyecto en el que convergen diferentes opciones -largamente anunciadas y trabajadas- en su entorno, en Punta Zorroza, en Basurto-Olabeaga desde la imparable búsqueda, por sus responsables, de otros usos e iniciativas preguntándose  sobre la viabilidad y mejor uso potencial de un viejo reto: «Zorrotzaurre Isla del Saber». Iniciativa fluctuante desde su concepción teórica hasta un mix de usos, aún por definir del todo, pasando por el compromiso de un posible «Parque Tecnológico Urbano». Este debate y análisis cobra especial relevancia en estos dí­as en que se vuelve a cuestionar el rol industrial, de servicios y/o de «especialización inteligente de las nuevas industrias creativas» y su interconexión o no con «sectores tradicionales y de apoyo» sin los que una ciudad es incapaz de operar. En medio -o como motor- según se vea, más allá de la ordenación del territorio y el uso del suelo, renacen elementos clave para la revitalización sostenible de una ciudad (en este caso Bilbao): la Universidad, la empleabilidad desde determinadas funciones y actividades, la innovación, el emprendimiento, las infraestructuras, la internacionalización y la competencia y capacidad de nuestras empresas para «hacer negocio transformando las ciudades». Compra pública, Inversión y Marcos regulatorios urbaní­sticos y fiscales, entre otros, juegan un papel diferencial. Es el momento de favorecer «proyectos marco o paraguas» que potencien acciones parciales al servicio de un futuro, renovado, de éxito. Es la apuesta por promover iniciativas de riesgo, de verdadero impacto económico y social.

Así­, tras este aparente complejo popurrí­ de vectores que parecerí­an un listado de buenas palabras más que una necesaria interacción positiva de elementos esenciales en un proyecto de éxito, se dan las piezas adecuadas para «hacer futuro».

Preguntado, hace unos dí­as, por este ya viejo proyecto propuesto allá por el año 2003, cuando desde la «Mesa de Zorrotzaurre» se daba pie a una isla que no pení­nsula, a un nuevo espacio de oportunidad que no a un abandonado y ruinoso espacio a la espera de «su momento», a la estrategia de un Puerto que optó no por renovar concesiones en el otrora canal de Deusto, sino por comprometerse en una estrategia transformadora Puerto-Ciudad, y se sentaban las bases de una macro-iniciativa que hoy va viendo nacer una nueva realidad, he vuelto la mirada hacia la Isla Roosevelt en Nueva York y hacia el  Cornell Tech de la prestigiosa Universidad norteamericana de Cornell. La universidad anuncia un revelador mensaje que sintetiza su voluntad y propósito en construir un nuevo Campus en pleno corazón de Nueva York: «Incluso en un mundo global, digital, lo local importa. Nuestro nuevo Campus reinventará la abandonada Isla de Roosevelt ante Manhattan, aportando y concentrando energí­a creativa, inspiración, talento, partenariados y alianzas, financiación, mecenazgo… y mucho más para la Ciudad. A cambio, Cornell Tech contribuye suministrando los lí­deres tecnológicos e innovadores, el conocimiento y las ideas del mañana para la Ciudad, el Paí­s y el mundo».

Allí­, la histórica Universidad con Campus al Norte del Estado (Ithaca) acordó una alianza y partenariado creativo con el Ayuntamiento de Nueva York, entonces bajo el mandato del Alcalde Bloomberg. La Ciudad cedí­a una Isla semi abandonada y decrépita (Roosevelt). Cornell ofrecí­a su experiencia y compromiso en diseñar y establecer un Campus Urbano, orientado al emprendimiento, la tecnologí­a, la innovación y el conocimiento. Iniciativa que ha ido vigorizando las ideas iniciales con innumerables acuerdos y compromisos que no hacen sino reforzar la apuesta original. Recientemente, la firma de un nuevo acuerdo ha posibilitado la creación del Jacobs Technion-Cornell Institute. El matrimonio Jacobs dona 133 MM $ -tras relevantes aportaciones a lo largo de los últimos años-, Technion (Israel) abrirá su campus internacional en la Isla, Cornell concentra su esfuerzo transformador en el Campus base con una superficie de 2 millones de pies cuadrados, nuevos espacios verdes, plazas públicas de intercambio, vivienda para 2.000 estudiantes, vivienda para 280 profesores e investigadores, 8.000 empleos permanentes, 20.000 empleos temporales durante su construcción, un «laboratorio Ciudad» único y permanente y un impacto real en el nuevo mundo del conocimiento, la investigación y el emprendimiento. Incubadoras, start ups, programas de especialidad (Conectividad y Medios, Salud, Tecnologí­a, Ingenierí­a y Ciudad) como vectores de un maridaje Universidad-Ciudad-Escuela. De esta forma, nuestro querido viejo amigo y profesor Soumitra Dutta (ex Consejero del Instituto Vasco de Competitividad) lleva su conocimiento experto (Innovación y emprendimiento), más allá de la Academia tradicional intra-universitaria, desde su Decanato en Cornell, a la ejecución práctica de un sueño en un verdadero proyecto de futuro generando impacto social. Nueva York se «recrea» y reinventa, fiel a su historia. El mecenazgo justifica su razón de ser, la Universidad convive con y al servicio de la Sociedad y la colaboración público-privada demuestra su eficiencia y aportación de Valor, además de, entre todos, a dar un verdadero sentido a la internacionalización.

Por supuesto que Zorrotzaurre no es Roosevelt. Sabemos que Bilbao y Nueva York somos «vecinos distintos y distantes» si bien compartimos, históricamente, puntos en común. Entre otros, compartimos el premio Lee Kuan Yew de las Ciudades. Ambos hemos sido ganadores del mismo gracias a nuestras reconocidas estrategias urbanas innovadoras y, en consecuencia, constituimos laboratorios vivos al servicio de la reinvención creativa de las Ciudades. Laboratorios comprometidos en la difusión y promoción de nuevas maneras de abordar el futuro. Bilbao, primera ciudad del mundo ganadora de este premio, fue destacada por su pensamiento y compromiso estratégico, integrando el vector económico y social en su transformación urbana Ciudad-Región. Hoy, las ideas convergentes en esta futura isla del saber son el eje conceptual de la apuesta de nuestro Paí­s. Qué mejor que unirlos en un Macro-proyecto. No existen, tampoco, dos ciudades iguales ni todas tienen ni las mismas necesidades, ni las mismas maneras o tiempos de acometer su futuro. Pero sin duda, en tiempo de proyectos, compromisos, retos, ideas y apuestas ante una cita electoral, merece la pena recordar que, más allá de las dificultades, vivimos un gran mundo de oportunidades. Una vez más, recordemos y valoremos nuestras fortalezas. Contamos con los mimbres necesarios y, a lo largo del mundo, encontramos las alianzas requeridas para hacerlos posible.

En estos dí­as preelectorales alumbramos una nueva esperanza hacia el camino de la superación de la crisis. Al parecer, las viejas y equivocadas recetas de la mal llamada austeridad, han dado paso al «estí­mulo del crecimiento y la demanda interna». Parece el momento adecuado para acelerar la inversión en casa.

 Merece la pena apostar. Zorrotzaurre es un buen espacio de futuro.