Africa y su agenda hacia la competitividad. Conversaciones con Makatiani.

En su paso por Bilbao (de la mano del Guggenheim y su extraordinario programa de conferencias sobre el ífrica del s. XXI apoyado en su exposición TODO AFRICA) camino de Davos para intervenir en el World Economic Forum, he tenido la oportunidad de conversar con Ayisi Makatiani.

 

Makatiani, reputado lí­der africano (fundador de ífrica Online, Gallium Capital Partners, entre otras iniciativas) es considerado uno de los grandes lí­deres empresariales de ífrica. Es un de esos todaví­a escasos personajes que dejaron su paí­s vital (Kenya) para estudiar en Estados Unidos (MIT) y desde una exitosa carrera volver a su patria para construir un futuro de ilusión. Hoy, desde Sudáfrica impulsa negocios de tecnologí­a, desarrollo endógeno y asesoramiento a industrias, gobiernos e Instituciones internacionales en su compromiso personal, ético y profesional con su querido (y desconocido) continente.

 

Con este profundo bagaje por delante, un reducido grupo de amigos y patronos de Guggenheim Bilbao pudimos celebrar un almuerzo para conocer sus puntos de vista sobre ífrica. Destacaba la incomprensión y desconocimiento de que es objeto, la simplicidad «unitarista» con que se contempla desde fuera, los tópicos generalizados que acompañan cualquier aproximación a su economí­a y politica, la improcedencia de la actitud «caritativa y subvencionadota» que prima en Occidente cara a decidir desde fuera lo que creemos que deben hacer, las enormes sumas malgastadas en repetitivos informes macroeconómicos que financian los organismos internacionales para el desarrollo de los diferentes paí­ses y el intento de toda receta por transferir los consejos de la iniciativa privada a problemas de responsabilidad y solución publica pretendiendo prescindir de los jugadores reales del continente.

 

Desde mi experiencia, ífrica debe abordarse paí­s a paí­s, región a región, comprendiendo su diversidad y clara diferenciación. Hoy crece a un ritmo medio del 5,4% con paí­ses exitosos, otros no; con paí­ses ricos «en potencia heredada» de la mano del petróleo; otros –cuya histórica presencia británica dejo un poso educativo de excelencia- embarcados en politicas serias y otros dilapidando recursos donados desde el exterior. Reclama «n» agendas propias para los africanos, enfoques próximos a la realidad, dotación de instrumentos de partenariado publico-privados especí­ficos para facilitar la implantación de los principales actores, gestionar las redes con las diásporas africanas a occidente y el desarrollo endógeno. Solo entonces, detrás de este esfuerzo propio, pueden y deben venir los apoyos de occidente. Caso contrario, asistirí­amos a pequeños islotes de éxito y nunca a soluciones de futuro.

 

Que duda cabe que tener en cuenta estas ideas y recetas que nos parecerí­an de extrema lógica en nuestras actuaciones diarias en Occidente, no parecen proliferar cuando de invertir o actuar en ífrica se trata. Como siempre, pequeñas observaciones y lecciones validas para ífrica y, también, para otros muchos sitios.

Confiemos en esta generación de jóvenes lí­deres africanos que construyen nuevos espacios de oportunidad en ese lejano y desconocido continente.

 

Estrategia y Competitividad.

 

En los últimos dí­as he tenido la oportunidad de escuchar, leer y conversar en torno a relevantes conceptos asociados con la estrategia y la competitividad que me parece de interés compartir. 

     Empezaba disfrutando de una agradable conversación con mi amigo, el profesor Alejandro Ruelas-Gossi en relación con su reciente experiencia en el lanzamiento de un programa ejecutivo de dirección de empresas en Miami, de la mano de la universidad Adolfo Ibañez de Chile. Un semestre exitoso con la incorporación a su programa de una serie de añadidos más que con propósitos de marketing (que también…) provocativos en lí­nea a centrar sus contenidos: bloques de asignaturas bajo las denominaciones de Think Tanking, Knowledge Base, Awareness, Strateging, Orchestration, Chindian… para focalizar el impacto necesario en lo que, a su juicio, resulta de verdadero interés en el directivo de hoy. Adicionalmente, en nuestra compartida pertenencia a la red MOC ( Microeconomics of Competitiveness) de Harvard y al hilo de su último artí­culo publicado en la HBR ( noviembre 2006) sobre Estrategia y Orquestación en el que se plantea una revisión de las preguntas clave que deben hacerse los directivos( pasar del cómo ser más eficiente al cómo ser más ágil) y la superación de la tradicional cadena de valor en favor de una red de nodos estratégicos respondiendo a demandas reales de los clientes y consumidores, discutí­amos sobre las propiedades del lí­der y ejecutivo-directivo, de las redes de valor y de la constelación de cadenas de valor. Un entretenido debate que se veí­a enriquecido por mi reciente lectura del libro de Wallin sobre la «orquestación« que, si bien parecerí­a acercarse a los asuntos previamente comentados, añadí­a una especial manera de acercarnos a las comunidades de aprendizaje al servicio de la generación de habilidades y capacidades determinantes de la innovación-competitividad. 

      En medio de estas discusiones y reflexiones, Edward de Bono ha pasado por Bilbao. El ente público vasco de comunicación, Eitb, organizaba su conferencia anual de gestores de la mano del profesor de Bono profundizando en el trabajo que viene realizando con el grupo cara a favorecer su proceso creativo y de transformación ante el reto de la convergencia digital al que se enfrenta. Así­, tuve la oportunidad de refrescar las ideas sobre el pensamiento lateral y alternativo y de la aplicación de modos al estilo de «los seis sombreros» para acercarnos a imaginativas apuestas de solución y futuro. Acto en el que además, la intervención de Ana Aguirre, Consejera de Industria del Gobierno Vasco, describiendo su apuesta en este estadio de la innovación en el que el Paí­s ha de enfrentarse a su apuesta por la competitividad e innovación social, resultó de gran valor y no exento de importantes puntualizaciones sobre el diferente desarrollo que el conjunto de la economí­a alcanza en los diferentes estadios. 

        Al hilo de estos eventos y momentos, cabe destacar, una vez más, el trascendental impacto del liderazgo y compromiso de los primeros ejecutivos en la determinación y aplicación de las estrategias, en las redes ( « hay más inteligencia fuera de tu empresa u organización que dentro de ella»),en el sinónimo innovación-competitividad en un determinado estadio de desarrollo, en la consideración , en economí­as avanzadas de la calidad como «cosa del pasado» y en la inevitable unicidad de las estrategias como único vector determinante de la ventaja competitiva sostenible. 

 

Espacio Socio-sanitario competitivo.

         La diferencia de aproximación al mundo socio sanitario desde una óptica «problema» o bien «oportunidad» supone una clara apuesta estratégica favorecedora del desarrollo competitivo de una región.   

       Ya en un artí­culo de prensa ( «Repensar un modelo sanitario de éxito») ,comentaba la necesidad de transitar desde el diagnóstico y valoración exitosos de un modelo ( en este caso ,el vasco) hacia nuevas tendencias y lí­neas de trabajo que, salvaguardando los principios y pilares del sistema, favorecieran la integración entre la imprescindible equidad y provisión de servicios sanitarios con carácter universal con su capacidad generadora de riqueza determinando la sostenibilidad de un estado de bienestar en el marco de un modelo económico competitivo. En esa lí­nea, una de las decisiones iniciales que habrí­an de tomarse no es otra que la de ampliar el espacio en el que se desenvuelve. Hoy, el nuevo espacio pasa por superar las fronteras entre sanidad y salud, entre sanidad y bienestar social, entre espacio sociosanitario «social» y «económico», entre sus atributos de gasto y enfoque inversor, para apostar por la reconfiguración de un nuevo espacio sistémico y comprehensivo en el que la multiplicidad de agentes públicos y privados implicados se vean representados asumiendo un protagonismo real en la visión a compartir.   

        En estos momentos en que ,por ejemplo, la reciente aprobación de una ley de dependencia irrumpe (con más promesas que realidades, más énfasis administrativista y controlador que favorecedor y promotor de iniciativas enriquecedoras) parece razonable la generación de expectativas en innumerables jugadores ( aseguradoras, financieras, fondos de inversión, administraciones públicas-no solo las directamente relacionadas con la gestión de los servicios sociales-,centros tecnológicos, empresas de servicios, constructoras, transportes, ocio ,turismo, tecnologí­as de la información, escuelas en los ámbitos de gestión ,salud y bienestar…etc) .Y que mejor caldo de cultivo para la iniciativa ordenadora y potenciadora de proyectos coopetitivos en lí­nea con la clusterización de esta amplia actividad económica.   

         Vendrí­a bien que quienes tienen ya una responsabilidad directa en este ámbito de juego ó bien expectativas legí­timas de negocio, se animaran a impulsar y/o liderar iniciativas ,con clara orientación estratégica, a favor de este nuevo espacio. Es el momento de superar repartos competenciales estancos (Sanidad, Servicios sociales, Tecnologí­a, Transportes, Vivienda, cooperación al desarrollo, Inmigración, Fiscalidad, Empleo y relaciones laborales, como departamentos o ministerios relacionados en un mismo gobierno y/o entre los diferentes y múltiples niveles institucionales) y de animar a las empresas privadas relacionadas a dar el paso necesario para fomentar un proceso de estas caracterí­sticas. Como siempre, se requiere el liderazgo adecuado. Serí­a una pena perder esta oportunidad (una vez más) y limitarnos a asistir a los tradicionales debates internos «del sector» centrando la atención en los aspectos legislativos y, sobre todo, administrativos.   

       Estamos, entre otras cosas, en un momento de OPORTUNIDAD. Quienes sean capaces de construir su «Océano azul» se adelantarán en la carrera.  

09-13-06-repensar-un-modelo-sanitario-de-exito.doc     

 

Eslovenia: Un nuevo pequeño jugador …

   

La entrada del nuevo 2007 nos ha traí­do la grata compañí­a de dos nuevos compañeros de viaje en el largo movimiento europeo, Rumania y Bulgaria. Dos miembros más de este club que, en términos de competitividad, padece el anclaje paralizador de teorí­as proteccionistas e igualitarias, escasamente creativas y favorecedoras de la competencia. Su empeño en teorí­as y polí­ticas macroeconómicas homogeneizadoras deja poca esperanza para la realidad microeconómica que garantiza, desde la diferencia generadora de valor, el real desarrollo del bienestar para los cerca de 500 millones de ciudadanos que nos distribuimos a lo largo de cientos de regiones diferenciadas, con necesidades, prioridades, momentos distintos. Desgraciadamente, la competitividad etiquetada y nominal es el único reclamo que «Bruselas» parece capaz de atender de la mano de sesudos documentos ( Agenda de Lisboa, por ej) que pretenden guiar -para beneplácito de su maquinaria burocrática- la marcha de sus economí­as facilitando evaluar los progresivos exámenes a que debemos someternos. Crecimiento, déficit presupuestario, inflación y poco más explicarí­an la convergencia tan deseada. En todo caso, bienvenidos al club. Los mejores deseos para iniciar un proceso diferenciador que les lleve, como nuevos europeos al éxito esperable y deseado.  

      Pero 2007 también ha supuesto la entrada de un nuevo jugador en el espacio Euro: Eslovenia. Nuevo miembro de la Europa ampliada desde tan solo el pasado 2004, ha hecho correctamente sus deberes y ha despedido la noche vieja junto con su ya superado dólar en favor del euro. Así­, este pequeño paí­s de menos de 2 millones de habitantes y 20 000 km2 de superficie, irrumpe-también- en la nueva moneda, dando una muestra más de su progresiva fortaleza en su positivo camino a la prosperidad.  

      Hoy, cuando nos felicitamos de su ingreso y aplaudimos su apuesta, no puedo si no recordar – de la mano de un DVD de la televisión eslovena que su director me ha hecho llegar estas Navidades- mi conversación de hace unos meses con los periodistas encargados de su producción. Cuando me visitaban en Bilbao para grabar una entrevista en el marco de un programa sobre la transición polí­tica y económica del estado español y su experiencia en el ingreso en Europa, les animaba a difundir su propia historia. Les comentaba como, en mi experiencia, llamaba poderosamente la atención el proceso llevado a cabo por Eslovenia y otros pequeños paí­ses (Chekia, Eslovaquia, por ej) que habí­an irrumpido de forma vertiginosa en este nuevo club, transitando desde complejos modelos unitarios y lejanos hasta convertirse en estados miembros de la Unión Europea. Lo han hecho como si de forma espontánea, guiados por algún extraño deseo colectivo materializado en un amanecer ordenado, decidieran transformarse, reescribir su historia y diseñar una nueva apuesta de futuro. Recordaba, con ellos, como en un reciente viaje a Chekia y Eslovaquia, recorrí­ librerí­as y bibliotecas en busca de libros que explicaran el proceso reciente y no pude conseguirlo.  

       El pasado final del 2006, los eslovenos pudieron aprender de Euskadi y su transformación polí­tica y económica en los últimos 25 años desde las butacas de sus casas, disfrutando de la televisión. Ojalá, más pronto que tarde, los vascos (y no vascos) pudiéramos aprender de estos pequeños jugadores, protagonistas de un nuevo espacio glokal, con certificados de primer mundo sin que, al parecer, destrocen el proyecto común. Más al contrario, parecen fortalecerlo.