(Artículo publicado el 29 de Diciembre)
El Faculty Workshop del Instituto de Estrategia y Competitividad celebró su reunión anual el pasado 18-20 de diciembre en la Universidad de Harvard, reuniéndonos 83 miembros de 53 instituciones distintas de los 5 continentes. La extensa y rica red de profesores e investigadores creada y liderada por el profesor Michael E. Porter, continúa generando impacto positivo a lo largo del mundo, revisita, con rigor académico y experiencias prácticas, el mundo de la competitividad, prosperidad y desarrollo inclusivo, objeto de su misión y visión transformadora y actualiza el marco base sobre el que trabajamos incorporando aquellos elementos que convergen en la solución sistémica a la complejidad desafiante que afrontamos, en nuestros respectivos países y comunidades, compartiendo experiencias, proyectos transformadores y formación especializada a los diferentes agentes activos del cambio innovador que empresas, gobiernos, organizaciones facilitadoras y academia reclaman.
En esta ocasión, han cobrado especial protagonismo iniciativas con elevado compromiso social y liderazgo transformador en su territorio o área base con una clara relevancia al ámbito local, subestatal o de las, para muchos, llamadas economías menores, poniendo en evidencia el valor del factor local. Hemos podido corroborar la fortaleza del proyecto fundacional, el legado del profesor Porter, su extensiva generalización a lo largo del mundo y el floreciente “renacer permanente” de la clusterización de la actividad económica, la importancia diferencial de las estrategias de política industrial, del de la inseparable convergencia de las políticas económicas y sociales, a la vez, del rol esencial de un liderazgo creíble y verdaderamente comprometido, del propósito como esencia movilizadora; de las estructuras formales de gobernanza y de los verdaderos puentes estables y eficientes empresa-universidad-gobiernos, además de aquellos (no demasiado extendidos) entre los diferentes niveles institucionales y de gobierno. Elementos esenciales, con un acento destacado del factor local y su interacción a lo largo de las sucesivas cadenas globales de valor.
Así, la presentación de casos como el del Estado de Puebla en México, basado en una firme clusterización de las actividades económicas en su territorio, desde la racionalidad de una completa aplicación de los Índices de Progreso Social, municipio a municipio, orientando las decisiones estratégicas a tomar, apoyadas en una formación específica a cada uno de los núcleos potenciales para la organización, desarrollo de hasta 22 clústers vigentes, el compromiso de los gobiernos con este desarrollo y el extraordinario papel jugado por Sintonía, como instrumento facilitador tanto del proceso, como de la formación básica del curso M.O.C. (Microeconomía de la Competitividad, base conceptual de nuestra Red), alcanzando a 1.500 entidades (y, sobre todo, sus respectivas personas colaborantes), sus gobiernos municipales y la incardinación con las Economías Estatales. Programa que regula y promueve la extensión y desarrollo de la iniciativa con miras a su extensión hacia otros estados de la República mexicana.
Como este caso de Puebla, analizar otras iniciativas como la “Shared Value Initiative excluding poverty Growing in a more active Way”( Valor compartido evitando la pobreza creciendo de forma más activa), en el Estado de Tennessee en los Estados Unidos, formalizada en la caracterización de la población sumida en una pobreza extrema, al objetivo de terminar con su carácter estructural y movilizar los activos reales hacia el empleo, la actividad solvente, estable y el acceso a una economía de prosperidad, no hace sino reforzar la actitud y confianza en seguir en el camino emprendido, incorporando, día a día, la innovación creativa y constructiva necesarias.
Como no puede ser de otra manera, reflexiones activas en torno a los espacios y movimientos geoeconómicos y geopolíticos globales, el desacople entre regiones y jugadores lideres con un tan enriquecedor, a la vez que diverso universo de políticas y programas, a lo largo de la amplia red concertada en Boston. Este encuentro, su visión y resultados, resulta reflejado, de una forma especial, con motivo de la felicitación de Navidad y deseos para un mejor y próspero 2.025 que, “The Social Progress Imperative” (base del trabajo pluri variable de Porter y, promotor del índice global de progreso social), ha enviado en estas fiestas con sus deseos y esperanzas.
Agradece la contribución realizada en 2.024 para crear “historias de éxito” en este desafiante reto por la igualdad y el progreso social, a la vez que recapitula lo realizado en el año y, sobre todo, las esperanzas y planes que se proponen para el 2.025, propiciando un trabajo alineado con estos objetivos.
La lectura de esta “felicitación navideña” pone en valor el sentido de las estrategias focalizadas en el desarrollo social, comunitario, calve para el desarrollo y crecimiento endógeno, situando la economía al servicio de la prosperidad y el bienestar, esencia de la bien entendida “competitividad”.
Hemos constatado el éxito en aquellas comunidades que se han dotado de instrumentos y recursos para su programa social y económico. Ya un par de décadas de trabajo que permiten, hoy, situarse en el corazón de las tomas de decisiones, con datos municipales, a lo largo de 150 países, acercando tanto las metodologías de trabajo, como los marcos y objetivos compartibles y el foco esencial en la proximidad, movilizando activos comunitarios, al servicio de las personas.
Más allá del Producto Interior Bruto, entender (y conocer, de verdad) otros muchos indicadores sociales e institucionales, además de geopolíticos, así como del contexto de las personas (espiritualidad, ideología de la felicidad, rol personal en su propia satisfacción, forma de vida, interacción social y relación con terceros…) posibilita avanzar en las soluciones superadoras de los grandes y graves problemas de una inmensa población vulnerable, escasamente atendida.
Este viaje anual a Harvard, como si se tratara de nuestra visita motivadora y obligada a nuestra particular “MECA” de la “estrategia para la prosperidad”, revitaliza espíritus y fortalece el ánimo para seguir afrontando el futuro con esperanzado optimismo, convencidos de la imprescindible solidaridad para y con el progreso social pese a las dudas y negacionismo paralizante observable en el entorno. El marco que nos une para este cometido hace que una competitividad para el progreso social, la prosperidad y el desarrollo humano sostenible, requieren la convergencia de políticas económicas, sociales y territoriales en perfecta y única sintonía, en y desde su impacto local y comunitario interactuando a lo largo de sucesivas constituciones de cadenas de valor, potenciando aquellos pilares esenciales de nuestro modelo: la más que necesaria redefinición de las estrategias empresariales y de gobiernos en torno al Shared Value (Valor Compartido) que hace de las demandas sociales la fuentes de los modelos de negocio de las empresas (se supone que, por definición, también de los gobiernos); la relevante fuerza dinamizadora de las inevitables reformas de los sistemas y modelos de salud y educación, basadas en valor ofreciendo soluciones holísticas, el objetivo permanente en la captura y creación de valor, a la vez, y que su distribución lo sea de forma inclusiva. Estos pilares, más allá de su fortaleza conceptual, metodológica, investigadora, académica y organizativa, suponen el “legado de Michael E. Porter” del que sus discípulos y compañeros de viaje, nos sentimos cómplices y revocamos nuestro compromiso para genera valor en las diferentes sociedades en las que actuamos.
De vuelta a casa, no podemos sino reconocernos en el extraordinario trabajo realizado, a lo largo de décadas en nuestro país, pionero en el viaje emprendido hacia la competitividad en solidaridad y el progreso y desarrollo económico-social, humano, sostenible de las instituciones, entidades, empresas, academia y personas que han venido coliderando, en el mundo, esta línea de pensamiento y compromiso, propiciando una estrategia país, al servicio de las personas. Cocreando una sociedad, resiliente y capacitada para afrontar los desafíos, siempre cambiantes, que ha de afrontar.
Observamos un mundo confuso, incierto, complejo, desafiante y una sociedad demandante de luz, esperanza, motivación y liderazgos creíbles que movilicen activos para el bien común y un futuro, siempre mejor que el presente, y que responda a los deseos (diversos y en muchas ocasiones contrapuestos) de innumerables stakeholders o grupo de interés (desde su legitimidad o no, desde su compromiso colaborativo y solidario o no, alineados con un objetivo común o no…).
En todo caso, desde esta realidad y con la energía del encuentro enriquecedor mencionado, con la felicitación navideña y mejores deseos para el 2.025, de la mano del mensaje final de la tarjeta de felicitación-newsletter, ya comentada, de la Social Progress Imperative: “El progreso social y económico de este año no hubiera sido posible sin tu participación y compromiso. Confiamos en que ayudes a crear la diferencia en las comunidades del mundo este próximo año”.