(Artículo publicado el 1 de Diciembre)
La diversidad política, económica, social e institucional en la América Latina y el Caribe se veía reflejada este pasado domingo en las diversas citas electorales celebradas en Chile y Uruguay.
Mientras Chile votaba la segunda vuelta para elegir a sus gobernadores en 11 de sus 15 regiones, además de su área capitalina de Santiago, Uruguay elegía a un nuevo presidente de la República (Yamandú Orsi). En Santiago, en su legendario, a la vez oasis de encuentro, Cerro Santa Lucía, una exposición y venta de arte indígena nos recordaba la presencia de tres de sus pueblos originarios demandantes de atención singular, reconocimiento y tratamiento diferenciado (AYMARAS, RAPA NUIS y MAPUCHES).
En este contexto y marco temporal, tuve el privilegio de impartir la XVIII Cátedra Raúl Prebisch, que la CEPAL (Comisión Económica de los Países de América Latina y el Caribe), organismo especializado de las Naciones Unidas y casa de la Región, estableció como reconocimiento y puesta en valor de uno de sus singulares y prestigiosos directores ejecutivos, relevante promotor de instituciones y entidades de pensamiento al servicio del desarrollo económico y social. Prebisch, considerado uno de los padres del estructuralismo y desarrollo, exdirector en su día de la CEPAL, es honrado con esta Cátedra en una sala auditorio especial de arquitectura y diseño extraordinario bautizada con su nombre y potenciando, año tras año, los diferentes movimientos del pensamiento económico y social, en un esfuerzo sostenible para influir en los diseños de políticas y programas al servicio de las sociedades y comunidades de este multi mosaico que conforma la América Latina y el Caribe.
En esta ocasión, en el marco del renovado impulso que su secretario Ejecutivo, José Manuel Salazar Xirinachs, lidera en favor de una economía productiva, su transformación e impulso para el desarrollo social, económico e inclusivo, he disfrutado de la oportunidad de respirar un ambiente de compromiso intelectual orientado a la acción, intercambio de experiencias desde/con los diferentes directores del organismo-Think Tank que lo conforman, y participar de diálogos y debates dinámicos, repensando caminos para el impulso de estrategias para la competitividad, el bienestar, la prosperidad y el desarrollo económico y social, sostenible e inclusivos, desde la cocreación de valor de empresas, gobiernos y sociedad.
Apuesta por transitar un camino inacabable atento a los innumerables cambios, desafíos y permanentes reclamos derivados de las necesidades, a la vez que oportunidades, que generan y exigen las sociedades y los tiempos, en sus diferentes estadios y momentos de desarrollo y diferentes roles llamados a desempeñar por cada uno de sus jugadores.
La CEPAL tiene un largo historial como centro y foco del pensamiento económico y de su progresivo, a la vez que cambiante, rol asesor y dinamizador de iniciativas y líneas de intervención en las políticas públicas a lo largo de la región. Reconocimiento, poso e historial que le avala, 75 años diagnosticando, promoviendo, asesorando, coprotagonizando diferentes líneas de actuación recomendadas para su práctica. Gobiernos de todo signo, con mayor o menor intensidad y acierto han conformado y/o aplicado dichas líneas de trabajo marcando tendencias y escuelas que constituyen lo que vienen en llamar, “el pensamiento CEPALINO”. Hoy el foco vuelve a una renovada economía productiva, a los ¿CÓMO? para trascender el diagnóstico y el análisis y llevar a la acción la implantación de verdaderas estrategias transformadoras respondiendo a un claro PROPÓSITO y el PARA QUÉ de las políticas e instrumentos.
Movimientos dinámicos ante desafíos de máxima complejidad, recordando que no hay recetas mágicas, ni hay una única política o estrategia, ni instrumento milagroso para solucionar las demandas distintas, variadas y únicas que cada país (Y, sobre todo, cada una de sus variadas regiones y espacios infra estado que los componen) requiere, y la necesaria aplicación diferenciada en la aproximación microeconómica singular, específica y transformadora de la que está tan necesitado el continente, etapa por etapa. En este momento, la orientación de la línea rectora de este Organismo fija una clara apuesta por la economía productiva y ha abierto un intenso espacio de debate provocador de reforzados esfuerzos incomodos para un “continuismo” que han calificado como “brechas para el desarrollo” que, de persistir, llevaría a la América Latina y el Caribe a repetidas “décadas perdidas”.
En consecuencia, se trata de propiciar nuevos recorridos a la búsqueda de compromisos compartidos hacia el tan deseado BIEN COMÚN, aprendiendo a cocrear valor, progreso económico y social.
Hoy, cuando el mundo contempla un intento renovado del llamado renacimiento de nuevas políticas industriales, y parecería haber descubierto el valor de la colaboración, el asociacionismo, y, sobre todo, la inevitabilidad de generar/participar en/de partenariados y alianzas multi agente y multi objetivo, desde el conocimiento, capacidades, especialización y saber hacer diferenciados, recuperando, a la vez, el papel esencial de un desarrollo endógeno, apelamos a la necesidad de “apropiarnos de nuestro futuro singular y deseado”, revisitando los mapas de competitividad y prosperidad, cuando las políticas económicas y sociales no pueden contemplarse de forma separada, exigentes de su aplicación conjunta y convergente a la vez, base de un múltiple compromiso y objetivo del logro económico, social , medio ambiental… garantizando la inclusión de todos los implicados en el proceso, reinventar su adecuada arquitectura institucional y su gobernanza multi nivel, la generación y cultivo del capital humano y social, más allá de la mediática búsqueda por el talento. Un intenso proceso abierto, demandante de actitudes e impulsos renovados, con actitudes abiertas absolutamente imprescindibles.
Son tiempos convulsos, complejos y desafiantes. En realidad, de alguna manera, como siempre. Tiempos de audacia, coraje y riesgo político, social y personal. Tiempos demandantes de credibilidad y compromiso.
Nuestras sociedades, extremadamente demandantes, manifiestan desapego a viejas reglas o políticas (incluidas muchas cuya virtuosidad del momento no resultan suficientes, ilusionantes o incentivadoras hoy en día), y, sobre todo, intensifican un alarmante desapego respecto a autoridades, directrices, propuestas, ya sean públicas, privadas o de iniciativa social, o que no se entiendan realizables de inmediato. Trascender de los diagnósticos, mensajes y palabras o promesas exige auténticos liderazgos, comprometidos, generadores de una lealtad y seguimiento a base de discursos creíbles, demostrados en la práctica diaria con el ejemplo. Tiempos que exigen poner en valor decisiones que respondan a verdaderas prácticas positivas de actitud, comportamiento, compromiso, credibilidad y, sobre todo, coherencia estratégica.
Sin duda, el encuentro con espacios de pensamiento, espíritu de aprendizaje compartido, ilusión activa, transformador, que invite a trabajar incentivando el riesgo de incursionar nuevos espacios, apostando por un propósito, aspiracional, que implique un cambio hacia un imparable mejor futuro, resulta revitalizador e inspirador.
Así, bienvenidos órganos de debate activo. Caminos colaborativos tras estrategias transformadoras, respondiendo a los desafíos reales observables, orientados hacia la generación de impacto en las sociedades a las que se sirve. Cocreando valor.
Ayer en la siempre tan cercana y lejana, a la vez, Chile. Hoy y mañana, a lo largo de este mundo lleno de oportunidades, contribuyendo al impulso de verdaderas estrategias de desarrollo próspero y compartido. Un desarrollo, creando valor, incidiendo en la auténtica economía real y productiva.