Riesgos Globales y un nuevo movimiento de desarrollo inclusivo

(Artí­culo publicado el 22 de Enero)

La cita anual de Davos (World Economic Forum) permite ocupar los medios, a lo largo del mundo, facilitando debates en torno a los múltiples informes, trabajos con rigor a lo largo del año desde los numerosos Consejos Asesores Globales del Foro, así­ como de los encuentros e intervenciones de lí­deres mundiales y de opinión.

Con su inicio esta semana, el Informe Base sobre los grandes riesgos globales del mundo (Global Risks 2017) proporciona un marco ordenado para el análisis. Informe que aparece en un contexto de incertidumbre, preocupación y retos-desafí­os de primera magnitud que llevan a poner el acento, a gusto del implicado, en una diferente graduación desde el pesimismo hasta el optimismo.

El citado Informe no solamente identifica los riesgos globales, sino que los «interconecta» buscando facilitar la potencial interacción cara a responder a los mismos más allá de posibles soluciones, como elementos tractores, a la vez, de nuevas oportunidades y avances de futuro.

Señala las principales interconexiones observadas: a) desempleo y subempleo, inestabilidad social y migración involuntaria a gran escala: b) el creciente estado y colapso/conflicto/crisis en múltiples puntos del planeta; c) cambio climático, desastres naturales y crisis-escasez del agua; d) fallo de la gobernanza de y desde los Estados nacionales tal como hoy se configuran y entienden unidos a los conflictos regionales e interestatales, así­ como la no confortabilidad de entes polí­tico-regionales infra-estatales; y e) el ya dominante riesgo real de la desigualdad en sus diversas manifestaciones.

Los riesgos mencionados han de ser mitigados desde la fortaleza de las respuestas sociales, la estrategia y gestión de la Revolución 4.0, los nuevos modelos de crecimiento y desarrollo económico y las reformas necesarias en las agendas público-privadas.

En este marco general de riesgos/oportunidades globales, una de las «áreas estrella» a debate en Davos es, sin duda, el Crecimiento Inclusivo sobre el que, como otras muchas instancias, pensadores y gobiernos, vienen debatiendo e insistiendo en los últimos años. La insatisfacción por un crecimiento económico desigual, la evidencia de una creciente desigualdad (real o percibida), las brechas que separan y marginan poblaciones, personas y regiones/Estados… llevan a una objetiva y realista preocupación para preguntarnos por la necesidad de repensar el estado actual de las cosas y aproximarnos a nuevos espacios en torno a los conceptos de CRECIMIENTO y DESARROLLO COMPETITIVO INNOVADOR e INCLUSIVO para el PROGRESO SOCIAL como una especia de sucesión integrada de términos a la búsqueda de la cuadratura del cí­rculo. CRECER parecerí­a una condición necesaria para la generación de riqueza y empleo a lo largo del mundo; DESARROLLO invitarí­a a dotar de una determinada dirección y condición de avance a una manera, ritmo y horizonte de crecimiento; COMPETITIVO cualificarí­a la manera de hacerlo contemplando la totalidad de factores y determinantes de una necesaria forma de generar «ventajas competitivas» garantes de un avance sostenible, incorporando principios de valor diferenciado entre empresas, regiones, ciudades, Estados, bajo implicación colaborativa a la vez que en competencia de la totalidad de agentes implicados (público-privados) más allá de organizaciones independientes, abiertos a mundos y espacios «clusterizados», con un objetivo de prosperidad y progreso social; INNOVADOR resaltando el conocimiento al servicio de la Sociedad (desde las necesidades reales de las personas) creando nuevos bienes, servicios, modelos, actitudes y manera de pensar «fuera de la caja», rompiendo fronteras y paradigmas;  INCLUSIVO serí­a la llave hacia la igualdad (de trato, de oportunidades, de solidaridad, de atención y preocupación justa y equitativa para todos); PROGRESO SOCIAL es el fin último destacando la verdadera prioridad «más allá de la Cuenta de Resultados».

Sí­, desgraciadamente, para muchos no dejan de ser palabras más o menos encadenadas, la verdad es que son generadoras de un verdadero movimiento que parecerí­a haber llegado para quedarse. Si la postguerra del siglo XX alumbró con todo tipo de matices e interpretaciones una filosofí­a y modelo humanista de economí­a social de mercado, transformadora de sociedades destrozadas y confrontadas, el agotamiento de sus agentes protagonistas de democracia cristiana, social democracia y humanismo económico convirtiendo el capitalismo en un mejor «modelo» facilitador de amplios beneficios (también sociales), sugiere una nueva manera de entender el mundo, la economí­a, la polí­tica, la gobernanza y la concepción de una mejor interacción entre economí­a-polí­tica-sociedad.

Bajo este contexto, Davos nos ha permitido explorar interesantes intentos de aproximación a sus aplicaciones prácticas. Una de ellas, de la mano del llamado «Europe Inclusive and Competitiveness lab», iniciativa conjunta del World Economic Forum, el Banco Europeo de Inversiones y la contribución especial de Bruegel, hemos tenido la oportunidad de proponer «Ideas Prácticas» para un Crecimiento Inclusivo y Competitivo en Europa, más allá de un escenario de equilibrio entre la Equidad y la Eficiencia. Su objetivo es influir en el diseño, generación, lanzamiento e implementación de agendas público-privadas, colaborativas, en una Europa dudosa y titubeante, sumida en una profunda crisis de desafección y limitadas alternativas de futuro, aquejada de una provocada devaluación salarial, que ha facilitado la marginación y pérdida de expectativas como consecuencia de la globalización creciente y la inadecuación educación-empleo. Situación que obliga a movilizar y redirigir recursos (humanos, económicos, fí­sicos, conocimiento) hacia objetivos e iniciativas que aborden, de manera convergente y simultánea, crecimiento inclusivo y progreso social en un entorno competitivo, recobrando protagonismo en la esfera mundial y, sobre todo, devolviendo la esperanza, la ilusión y la confianza y credibilidad en torno a un «sueño europeo», realizable, desde sus valores de paz, libertad, solidaridad y prosperidad. Precisamente en un momento en el que hemos de preguntarnos ¿QUí‰ EUROPA?

El documento avanza una serie de propuestas a debatir como reorientar el pensamiento y diseño de polí­ticas desde la «redistribución hacia la pre-distribución», lo que sugiere intensificar las acciones microeconómicas pensando en los beneficios de la inclusión y no en las cargas que conllevan, incremento salarial, modalidades de renta universal, reformular los espacios y ví­nculos reales de una competitividad bien entendida y la inclusión, con la necesaria reorientación del ámbito de decisión polí­tica al espacio regional y local huyendo de la excesiva concentración centralizada en gobiernos y estrategias «globales, generales y no diferenciadas». Aprovechar la complejidad y desafí­o de la Revolución 4.0 para reinventarnos en todas las actividades (no solo en la industria), inversiones (largo placistas bajo modalidades novedosas de financiación-endeudamiento intergeneracional y a largo plazo con respaldo del ahorro social e individual) en infraestructuras conectoras del desarrollo, acelerando su ejecución. En un marco de innovación (también del/en el sistema polí­tico y la Administración Pública), nuevo rol y consideración del dinamismo empresarial y un emprendimiento escalable, actuando sobre tres facilitadores clave: el mercado de bienes y servicios, el capital humano y «el mercado de trabajo». Nuevo marco con tres ejes integrados, de máxima prioridad de actuación: a) Protección, Seguridad y Servicios Sociales; b) Industria, Tecnologí­a e Innovación Económica; c) Educación y Formación.

Atendiendo a estas ideas, el Informe sugiere acciones concretas en diferentes campos al objeto de promover nuevas agendas. Nuevas agendas que requieren decisiones firmes y, en gran medida, disruptivas de los lí­deres y actores protagonistas de nuevas soluciones para nuevas demandas.

Como decí­a con anterioridad, es un movimiento en profundidad que no se limita a este «laboratorio», ni mucho menos. Múltiples iniciativas intentan «cambiar un mundo confortable» para unos, enormemente desigual y gravoso para otros.

Hoy Davos, mañana en cualquier lugar del mundo. Reflexiones socializables provocando nuevas actitudes y generando soluciones socialmente inclusivas, económicamente viables y polí­ticamente inevitables.